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domingo, 18 de diciembre de 2011

DISCURSO DE HORACIO MICUCCI, EN LA PRESENTACIÓN DEL NUEVO LIBRO DEL Dr. Julio C. González: M76. Motivos y pretextos. Asalto a la Argentina.

DISCURSO DE HORACIO MICUCCI, EN LA PRESENTACIÓN DEL NUEVO LIBRO DEL Dr. Julio C. González: M76. Motivos y pretextos. Asalto a la Argentina. *
13 de diciembre de 2011.

Es un honor hablar aquí como miembro de Foro Patriótico y Popular y la revista Cuadernos, en la presentación de este libro necesario, que hacía falta.
Pero no quiero hacer una presentación formal. Quiero hacer una presentación personal.
Porque mi relación con el Dr. Julio C. González tiene mucho que ver con palabras y propuestas que nosotros escribimos en la revista Cuadernos y decimos en el Foro Patriótico y Popular.
Y que no son sólo palabras bien escritas o bien dichas.
Sino que están cimentadas en luchas reales, sufrimientos propios, lágrimas de los seres queridos, convicciones comprobadas, sostenidas después de la cárcel y la tortura.
Porque con Julio nos conocimos muchos años después de los tiempos en que estuvimos en la misma trinchera, en épocas que se narran en este libro y en uno anterior del cual es también autor el mismo Julio: Isabel. Intimidades de un gobierno. Ambos de imprescindible lectura.
Muchos años antes, en los tiempos que se relatan en ambos libros, estuvimos del mismo lado en trincheras patrióticas, democráticas, populares, antigolpistas.
Nos conocimos personalmente, recién hacia 1993, cuando la entrega menemista estaba en su auge, y sentimos la necesidad de buscar un lugar, un espacio donde nuclear a los patriotas y demócratas, que se encontraban dispersos.
Porque entendimos, y Julio fue el principal impulsor de ello, que era necesario unir a dos movimientos que estaban juntos al principio de nuestra historia y fueron separados intencionalmente y enfrentados:
El movimiento patriótico y nacional y el movimiento democrático y popular.
Y empezamos a trabajar por unir lo patriótico y nacional (es decir lo antiimperialista), con lo democrático y popular (es decir lo social).
Unir a esos dos grandes movimientos que son la clave para iniciar un camino venturoso para Argentina. Unir a patriotas y luchadores sociales de distintas vertientes ideológicas y políticas, con convicciones religiosas o sin ellas, civiles y militares, de distintas profesiones…
Me acuerdo que Julio me dijo “digamos patriótico y no nacional” y tenía razón porque el patriotismo es el nacionalismo de los países oprimidos como el nuestro.
Y así nació la revista “Cuadernos para el encuentro en una nueva huella argentina”, cuyo título quiso sintetizar esto. Que, repito, no son meras palabras: son la consecuencia de una experiencia dolorosa en la que, sin conocernos, estuvimos del mismo lado.
Años después, con las mismas intenciones, se organizó el Foro Patriótico y Popular. Cuando nos conocimos, también después de haber estado en la misma trinchera, con quien fuera su primer Presidente: el Teniente Coronel Adolfo Phillipeaux.
Como dije, en aquel 1993, nos conocimos con Julio pero habíamos luchado en la misma trinchera antes de conocernos.
En los años a que se refiere este libro que presentamos. Y en los años de un libro anterior: Isabel. Intimidades de un gobierno.
Años en que tuvimos la experiencia de confluir desde vertientes distintas:
Él, Julio C. González, en el seno del gobierno que integraba con proyectos necesarios.
Yo desde un movimiento estudiantil y de docentes e investigadores científicos de izquierda, pero que había comprendido que no había sólo un imperialismo occidental (y entre ellos, para algunos, sólo los yanquis, democráticos de palabra e imperialistas y fascistas de hecho como lo han demostrado, nuevamente, hoy en Irak y en el chupadero de Guantánamo) sino que había otro, que había dejado de ser socialista en 1957, para ser, como lo había calificado Mao, socialimperialista, es decir, socialista de palabra e imperialista en los hechos, y socialfacista, es decir, socialista de palabra y fascista de tipo hitleriano en el plano interno.
Y que entre ambas superpotencias imperialistas, se disputaban el mundo y también la Argentina. E impulsaban, ambas, el Golpe para derrocar al Gobierno de la Sra. de Perón.
Y ese Golpe y ese asalto a la Argentina, como dice este libro de Julio, vino a practicar un genocidio para eliminar toda posible resistencia a lo esencial de sus planes: el plan Martínez de Hoz…
El Plan de esa dictadura no era la defensa de la independencia, sino… el plan Martínez de Hoz.
La Dictadura vino a aplicar a sangre y fuego el Plan de Martínez de Hoz. Y todos sabemos que significó ese plan.
En 1978 Martínez de Hoz dijo, en un diario, que había que privatizar 30 ó 40 empresas del estado nacional y un número similar de empresas provinciales y que al principio sería difícil y cuesta arriba pero luego se entraría en una meseta y luego sería fácil y cuesta abajo. Una verdadera premonición de lo que ocurrió.
Por eso es justa la tapa de este libro del Dr. Julio C. González, donde aparecen Aramburu y Rojas junto a  Prebich y Alsogaray  y Videla y Masera junto a Martínez de Hoz y Cavallo.
Alsogaray como nexo de ambos golpes, el del 55 y el del 76, y Cavallo como nexo con gobiernos gerenciales posteriores al 83, que lo tuvieron como ministro y que expresan que hay Políticas de Estado que los que nos gobiernan cumplen y que es erróneo creer que no hay políticas de Estado en Argentina.
Las hay: son políticas de indefensión nacional, de sumisión nacional, de entrega continuada, de miseria popular.
Allí tenemos a Timerman hijo, apologista del videlismo, de joven, en su diario La Tarde y hoy, también, ministro del gobierno actual, pretendiendo dar lecciones de progresismo y de derechos humanos.
Hoy parece obvio, a la luz de lo que ocurrió, que en aquellas circunstancias todo antiimperialista, pero también todo demócrata sincero y todo luchador consecuente del pueblo, debía estar contra el golpe que se venía. Pero entonces no todos lo veían así y aún hoy lo discuten.
Resulta sorprendente que algunos defiendan el Golpe de Estado que aplicó el plan de entrega y sumisión nacional de Martínez de Hoz y continuadores, cuyas consecuencias todavía vivimos. También sorprende la confusión de quienes, diciéndose de izquierda, creen que era lo mismo el Gobierno de la Sra. de Perón que la Dictadura.
Había una posición patriótica y popular en esos años: oponerse decididamente a todo golpe de estado, defendiendo al gobierno constitucional. Y hay militares que habían dado antes ejemplo de eso: el Teniente Coronel Philipeaux, a quien tuvimos el honor de conocer, se sublevó en junio del 56 para reponer al gobierno constitucional y armó al pueblo de La Pampa para lograrlo.
El General Numa Laplane, fue desplazado por Videla y Viola del Comando en Jefe del Ejército, por su posición antigolpista ya que en un discurso, se había manifestado en contra de los “eternos románticos del golpe de estado”.
Este nuevo libro de Julio viene a fundamentar aquello que ya había dicho la señora de Perón: “vienen a destruir las chimeneas”.
Y vinieron a impedir una solución nacional a los casos Italo y Aluar, lo que Julio explica en esta obra necesaria.
Y a evitar otras propuestas nacionales de ese gobierno.
Porque era una banda genocida, cívico militar, golpista, sostenida y apañada por las distintas potencias que disputaban su control en su seno, yanquis, ingleses y otros europeos pero también los rusos que apoyaban en los Foros internacionales al grupo Videla-Viola y bloqueaban toda denuncia por violación de derechos humanos contra ese sector.
El sector Videla Viola pagó el apoyo de la URSS en los foros de defensa de los derechos humanos violados rompiendo el bloqueo cerealero que impulsaba EE.UU. contra los soviéticos que invadieron Afganistán, convirtiendo a Argentina en “cantinero” de ese ejército ruso invasor (igual que los yanquis en la actualidad en ese mismo país). Y el PC argentino apoyó, como democráticos, a Videla y a Viola, como antes lo había hecho con Lanusse. Como en el 55 había apoyado al golpe gorila.
Julio en su libro anterior y en éste, relata la traición de los “perduellis” argentinos. Recuerda Julio que los “perduellis, en el derecho penal romano, eran los enemigos internos de la Patria, distintos de los “hostes” enemigos externos y visibles.
Los “perduellis” argentinos eran aquellos como Calabró, amigo de los golpistas rusos y de Videla y Viola, que entregó su gobierno el 24 de marzo de 1976 entre ceremonias y felicitaciones. En su libro: Isabel, intimidades de un gobierno, Julio recuerda que cuando en las postrimerías del gobierno de la señora de Perón, la Presidenta se decidió a intervenir la Provincia de Buenos Aires ante los ataques sistemáticos de aquél al gobierno nacional, en consonancia con los argumentos golpistas, fue el propio Videla el que se opuso a dicha intervención. Más aún, para fortalecer la posición del Gobernador Calabró, Videla hizo públicas felicitaciones al mismo gobernador, el 24 de diciembre de 1975.
Yo trabajaba como docente e investigador científico en la Universidad de La Plata, en esos años, y supe como las bandas golpistas pro rusas al servicio de los militares golpistas del sector Videla -Viola y de ese gobernador Calabró, que operaban impunemente en la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de La Plata en lo que hoy llamaríamos “zona liberada”, asesinaron a patriotas y antigolpistas como mi amigo y compañero Enrique Rusconi, que se había definido contra el golpe promovido tanto por rusos como por yanquis en su actividad pública en ATULP (trabajadores no docentes de la UNLP).
Y, meses después, esas mismas bandas golpistas asesinaban al Intendente de La Plata Cartier que trataba de impulsar una reunión de Intendentes para oponerse al golpe en ciernes. Todavía hoy el Intendente Cartier de La Plata no ha recibido la reivindicación y el homenaje merecido.
Eran épocas en que Rene Salamanca, líder del clasismo cordobés, llamaba a defender al gobierno de la Sra. de Perón contra el golpe que tramaban sectores de todos los imperialismos, incluido el ruso.
No nos conocíamos con Julio y estábamos en la misma trinchera antigolpista, desde distintas vertientes. Y eran épocas en que esta posición no era fácil: todo el aparato propagandístico al servicio de los golpistas vinculado a distintas potencias imperiales, particularmente los yanquis y los rusos, actuaban en una operación de desgaste. Respecto a estos últimos fue notable la actividad del diario La Opinión de Jacobo Timerman, cuyo hijo Héctor Timerman, actual Ministro de Relaciones Exteriores, después del golpe apoyó a la Dictadura desde el diario La Tarde, que dirigía. Es que muchos supuestos “progresistas” actuales actuaron apoyando o favoreciendo la política de los golpistas.
Sufrió Julio una década de cárcel que minó su salud. Yo estuve un lustro preso con torturas comprobadas.
Más tarde, conocimos, ya a fines de los 90, a otros patriotas antigolpistas como el Teniente Coronel Philipeaux—militar legalista del movimiento de junio de 1956 y primer presidente del Foro, que sufrió cárcel, persecución y olvido.
O a malvineros como Santiago Tettamanzi. Y en él los nombro a todos, civiles y militares, héroes de la Patria.
Por eso, nuestro llamado a la unidad patriótica y democrática no son palabras bellas. Son propuestas abonadas, fertilizadas por sufrimientos, por lágrimas de seres queridos como la esposa de Julio o mi esposa, que están entre el público presente, por sangre derramada de patriotas y luchadores del pueblo.
Y cuando hablamos de torturas hablamos de picana que hemos sentido en el cuerpo, comprobadas por la Cruz Roja Internacional. Y que no son parte de ningún “relato” literario como los que se acostumbran en la actualidad.
Torturas sufridas sin delatar a nadie. Porque un patriota sabe que ni aún la vida de sus seres queridos vale más que las de los demás y que los sagrados intereses del pueblo y la patria.
Hoy la crisis mundial anuncia un futuro tormentoso para un país dependiente como la Argentina. Porque nuestra gloriosa Nación fue convertida en una republiqueta.
Una republiqueta sojera, minera, petrolera, pesquera integrada como país dependiente al mundo “globalizado” (como se dice ahora), mundo en crisis que quiere hacérsela pagar a los pueblos y a los países oprimidos y dependientes como el nuestro. País dependiente y con una parte de su territorio usurpado por el colonialismo imperialista inglés, en Malvinas, Islas del Atlántico Sur y mares adyacentes. País indefenso, con balas para combatir una hora, como ha reconocido la Ministra Garré hace un tiempo, lo que significa que nuestras tierras, nuestros mares y nuestro espacio aéreo están en completa indefensión. Y, lo que es peor, están en completa indefensión las mujeres y hombres de nuestra Patria que son el elemento principal de las fuerzas productivas del país y en los cuales reside la verdadera Nación, como decía Ramón Carrillo.
Aprovechemos la experiencia. Que los sufrimientos y dolores no sean en vano.
Conozcámonos y unámonos antes de ocupar las futuras trincheras necesarias.
Trabajemos para desarrollar las fuerzas intelectuales y materiales para hacer realidad la genial frase introducida por el diputado Medrano al Acta de nuestra Independencia: “independientes de toda dominación extranjera”.
Unamos lo popular democrático a lo nacional patriótico.
Hoy somos un país desgarrado por la disputa entre las potencias imperiales de un mundo multipolar: Yanquis, ingleses, europeos, rusos y chinos pastorean en nuestro patrimonio nacional, lo esquilman, nos desangran…
Mientras que se dice que no hay dinero para pagar el 82 % móvil a los jubilados, las mineras (principalmente inglesas) pagan ínfimas regalías por llevarse oro, plata y minerales estratégicos. Inclusive, como explotan a ambos lados con la frontera con Chile aprovechando la legislación minera de Menem, se da la paradoja que la misma minera paga más impuestos del lado chileno que del lado argentino.
El carácter de país dependiente rapiñado por varias potencias se pone de manifiesto en el petróleo. Españoles, ingleses, rusos, chinos, yanquis, franceses y otros se quedan con nuestra riqueza hidrocarburíferas. La principal empresa petrolera, REPSOL-YPF, es mayoritariamente española pero su operador y dueño del 25% de las acciones es Ezquenazi, socio del grupo Kirchner. La segunda empresa petrolera, Panamerican Energy, es 60% de British Petroleum, de los ingleses que usurpan nuestras Malvinas. El otro 40% es de Bridas (propiedad de los Bulgueroni, que explotan en el Mar Caspio subordinados a la Rusia de Putín, y de la empresa china CNOOC).
La empresa Chevron es de los norteamericanos y la empresa Occidental Petróleo ha sido comprada por Sinopec (China). Los ingleses que están asentados del lado continental, también exploran petróleo en el área marítima usurpada correspondiente a Malvinas.
En el mar, buques langostineros extranjeros, después de recoger el langostino, arrojan como desperdicio un millón de kilos diarios de pescado que podría acabar con el hambre en Argentina. Mientras tanto nuestro mar está indefenso. Carecemos para su control, de las lanchas patrulleras oceánicas multipropósito (POM) que se podrían fabricar en el astillero de Rio Santiago. Y del submarino atómico, que podría fabricarse en el mismo lugar, con el motor CAREM diseñado hace años por la Comisión de Energía Atómica.
Veinte millones de hectáreas fértiles, sobre 32 millones en total, están en manos de terratenientes extranjeros. Benetton declara poseer 1.250.000 hectáreas. El terrateniente inglés Lewis tiene, con autorización del Ministerio de Defensa, un aeropuerto del tamaño del Jorge Newery de la Ciudad de Buenos Aires, a la altura del paralelo 42, en el cual pueden desembarcar en dos horas aviones asentados en Malvinas y partir el territorio continental en dos. Por si fuera poco, el mismo terrateniente intenta construir otro aeropuerto en la zona de El Bolsón.
Siguen vigente los Tratados del Londres y Madrid, denunciados por Julio González en uno de sus libros, que reglamentan nuestra indefensión nacional y son verdaderos estatutos de rendición y sumisión a Inglaterra.
Se sigue pagando la Deuda Externa ilegítima, usuraria y fraudulenta, denunciada por el patriota Alejandro Olmos.
Quisiéramos recordarle a la Sra Presidente, ya que ha defendido la constitución del 94 frente a la de 1949, que el artículo 40 de esta última decía: “El Estado, mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución”. Y más adelante decía: “Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias”.
En esta dramática situación urge unir a militares como Philipeaux, como Mosconi, como Perón junto a los Scalabrini Ortiz, los Silenzi de Stagni (insigne defensor de la propiedad estatal del petróleo argentino y sus derivados), los Alejandro Olmos (protagonista de una lucha de décadas contra el pago de la deuda externa ilegítima y fraudulenta) y, por que no, a los Julio C. González, los luchadores sociales como Juan Carlos Alderete, y los continuadores de Leandro Alem, para una Revolución de Democracia Grande, de Nueva Democracia y de Independencia Nacional, que establezca un Estado de nuevo tipo, que represente los intereses patrióticos y populares.
Que es la que Revolución que hace falta.
Unamos a los obreros explotados con los productores del campo que ocuparon las rutas en la rebelión agraria.
Ayudemos a lograr una Argentina con sus Malvinas reconquistadas donde haya alimento para cada uno, techo y lecho para cada uno, trabajo para todos, salud y educación como derecho de cada uno, tierra para el que la trabaja y para vivienda, en un mundo, donde los países no sean lobos de otros países y en una Argentina, donde el hombre no sea lobo del hombre.
El Dr. Julio C. González es una expresión viviente de esta dolorosa historia pero es, también, un ejemplo de firmes e indoblegables convicciones.
Su nueva obra, que presentamos, es su nuevo aporte a esta lucha obligatoria para todos los patriotas y defensores de los derechos del pueblo.


* El Dr. Julio C. González, miembro del Consejo Nacional del Foro Patriótico y Popular y del Consejo Asesor de la Revista Cuadernos para el encuentro en una nueva huella argentina ha publicado un nuevo libro.
Se trata de Asalto a la Argentina: m76. Motivos y pretextos.
En el Prolegómeno del libro figura el siguiente epígrafe:
“Como no sea mediante una Guerra Civil Devastadora resulta muy difícil imaginar cómo puede deshacerse la Revolución efectuada por Perón”.
Esas palabras fueron escritas por el Profesor de la Universidad de Birmingham Harry Ferns en su obra titulada La Argentina, entre los años 1972 y 1973.
Y, continúa más adelante el Dr. González, La Revolución efectuada por Perón, a que se refiere Harry Ferns, (…) consistió en crear una Argentina industrial, técnica y científica que produjo desde prendas de vestir hasta aviones a retropropulsión y desde televisores y fábricas de medicamentos hasta buques. Esto generó pleno empleo, gran consumo interno, presupuestos sin déficit, inexistencia de deuda pública externa, etc. “
“Para apreciar este alto grado de desarrollo de la Argentina y de su pueblo, en el año 2011, a la juventud, que no sabe lo que ocurre ni el futuro que le espera, debemos conducirla a un estudio integral del país. De lo contario no hay manera de aventar este trágico presente.”…”Este debe ser el principio para estudiar este libro, que no es político, sino de análisis de la estructura del país.”
Enumera luego, el Dr. González, los resultados de lo que denomina el “Asalto a la Argentina”, producido el 24 de marzo de 1976, en estadísticas de Deuda Externa, fábricas cerradas, privatizaciones y lo que él llama “Cifras mortales de la Tragedia del Asalto a la Argentina” expresadas en desaparecidos y muertos. Concluye, entonces en que “El Asalto y Saqueo a la Argentina tuvo, por lo tanto, una catástrofe siniestra”, y dice: “Así, la tesis del Profesor de la Universidad de Birmingham Harry Ferns quedó matemáticamente demostrada y las demasías demenciales que siguieron confirmaron también su pronostico escrito en 1969 y publicado en Argentina en 1972.”
Luego, el Dr. González pregunta cuál es la causa de la frustración argentina y responde: “Este ensayo intenta explicarlo. Para ello trataremos los motivos, pretextos y objetivos del 24 de marzo de 1976. Expondremos cuáles eran los objetivos del gobierno constitucional para continuar en funciones y cuáles eran los propósitos de la fuerzas armadas y de los factores de poder para abatir ese gobierno”.
“El objetivo del gobierno del General Perón y de la Presidente que lo sucedió era continuar con la Argentina industrial, tecnológica y científica en la cual la Fuerzas Armadas se ensamblaran con el gobierno nacional para construir una economía para la defensa.”…”Los objetivos golpistas y de quienes los impulsaron eran, por el contrario, producir un escarmiento histórico que retrotrajera al país al 3 de junio de 1943. Eso significaba: exportación agroganadera, deterioro de los términos de intercambio, ingreso y consumo reducidos para la mayoría de la población”.
El libro tiene un minucioso análisis “de los actos de gobierno jurídico-económicos realizados durante la tercera presidencia del General Perón, continuada después de su muerte el 1º de julio de 1974 por su esposa la Vicepresidente María Estela de Perón”  hasta ahora no analizados en profundidad.
Concluye el Dr. Julio C. González: “Con la publicidad de la obra de este Gobierno y de los feroces hechos que lo destrozaron se habrá logrado el eslabón que vincula a la década de 1970 con los tiempos ulteriores hasta el presente 2011. Así desarrollando este teorema, se tomará conocimiento cabal de que Argentina ha sido, desde su inicio en 1810, un  territorio sometido al saqueo por intereses extranjeros consentidos estos por los gobernantes argentinos, verdaderos perduellis”. Aclara el Dr. González que en la Roma Antigua los “perduellis” eran los romanos enemigos internos que se diferenciaban de los enemigos externos (los hostes) y que las penas para ellos eran tan severas que ni aún muertos podían ser enterrados en suelo romano.
Consideramos que este libro es de imprescindible lectura y profundizará un debate necesario sobre hechos de la historia argentina que es imprescindible para la elección de caminos y métodos destinados a lograr una Argentina independiente con un pueblo soberano. Como afirma el Dr. González “la Historia, además de saber de lo acontecido, es prognosis del futuro; su falsificación es el camino que conduce al fracaso y a la destrucción de las naciones.”
La obra fue editada por Editorial Docencia, y es parte de la colección denominada Biblioteca Testimonial del Bicentenario.
El Dr. Julio C. González se desempeñó como Director de Asuntos Jurídicos y luego como Secretario Técnico de la Presidencia de la Nación durante el gobierno constitucional que transcurrió desde el 25 de mayo de 1973 hasta el 24 de marzo de 1976. Fue Profesor de Economía y de Derecho del Trabajo en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires desde 1965 hasta el 24 de marzo de 1976. Actualmente es profesor de Estructura Económica Argentina en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Ha publicado innumerables artículos y libros. Entre ellos “Los Tratados de Paz por la Guerra de Malvinas – Desocupación y hambre para los argentinos” es de estudio obligado por todos aquellos que luchan por la recuperación de nuestros territorios usurpados por el colonialismo británico.


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