Ante la nueva
ofensiva británica contra nuestra Nación
Eduardo
Lualdi
Argentina carece de
una verdadera política de defensa nacional, que sea integral y que se apoye
decididamente en la capacidad patriótica del pueblo y de los sectores
patrióticos y democráticos de las FFAA y las Fuerzas de Frontera (Gendarmería
Argentina y Prefectura Naval Argentina) y Fuerzas de Seguridad.
Las declaraciones,
pronunciamientos, etc. producidos en los últimos tiempos son positivos, pero
terminan siendo estériles. Sin Defensa nacional la diplomacia termina siendo
solo palabras y papeles.
Dijimos oportunamente
refiriéndonos a la política de defensa nacional del kirchnerismo: “rechaza la
existencia de una hipótesis de conflicto (las hipótesis de conflicto son
orientadoras de las políticas de Defensa y Seguridad nacional en todos los
países) y propone “en reemplazo del modelo basado en hipótesis de conflicto”
que “el Planeamiento Estratégico Militar y el correspondiente diseño de
fuerzas del Instrumento Militar”, se elabore “conforme al criterio de
‘capacidades’ como factor de planeamiento, esto es, deberá formularse en
función de alcanzar y consolidar la aptitud de ejecutar en forma autónoma la
completa gama de operaciones” que demanden “todas las formas genéricas
de agresión que se manifiestan en los conflictos convencionales de origen
externo generados por actores estatales”. Y define el modelo de nuestra
Defensa como “un modelo de defensa de carácter ‘defensivo’".
Al mismo tiempo, como
hemos afirmado con anterioridad, “promueve que las Fuerzas Armadas se transformen en una Guardia Nacional interna
retrotrayéndonos a la Teoría de la Seguridad Interior para la cual el enemigo
se manifiesta en todo reclamo popular y patriótico, reclamo que es tomado como
efectiva hipótesis de conflicto, dejando la defensa nacional en manos de
potencias extranjeras y convirtiéndonos en un verdadero “protectorado” con
independencia formal o parcial. (1). “La Ley antiterrorista impulsada por la
Dra. Fernández de Kirchner a pedido de EE.UU., el Reino Unido y otras potencias
imperiales a través del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), y
votada a libro cerrado por sus Diputados y Senadores, es una clara e indudable
muestra de esto.”(1).
La denuncia de
espionaje interior por la Gendarmería por órdenes del gobierno nacional,
efectuada hace algún tiempo, es demostrativa de la afirmación anterior. Siempre
en el mismo estilo: aparente defensa de los Derechos Humanos y violación de los
mismos (y de la propia ley de Defensa) investigando a ciudadanos y efectuando
espionaje contra ellos, por el sólo delito de protestar o manifestar su
oposición a medidas antinacionales y antipopulares. Dirigentes sociales,
gremiales, veteranos de Malvinas, ciudadanos anónimos, etc. son objeto del
espionaje oficial. Pero a la vez, asegura al ciudadano inglés Lewis la
propiedad y operatoria de un aeropuerto en el paralelo 42 donde, en dos horas,
pueden desembarcar aviones provenientes de la base colonialista inglesa
asentada en Malvinas y partir el territorio continental en dos.
Es evidente que el
gobierno elude encarar una premisa (no la única) para la Defensa Nacional: la
Argentina es un país dividido, porque parte de su territorio está ocupado por
el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, una potencia militar extranjera,
una potencia colonialista, que aspira a colonizar más de cinco millones de
kilómetros cuadrados que comprenden: Malvinas, Santiago, San Pedro, mares
adyacentes, su plataforma continental y la totalidad del Sector Antártico
Argentino. Desde esa usurpación, amenaza la integridad territorial de la
Argentina. No necesitamos extendernos en estas consideraciones, porque son
hechos por todos conocidos. Por lo tanto, partimos de esta premisa para
enunciar la hipótesis de conflicto: la ocupación colonial de nuestros
territorios de parte del Reino Unido de Gran Bretaña, bajo el paraguas de la
Unión Europea y en alianza estratégica con EE.UU.” [Nota del autor: Habrá que
ver si las últimas declaraciones británicas sobre su posible alejamiento de la
UE son solo declaraciones o se refieren a una decisión estratégica del Reino.
Esto implicaría un cambio muy profundo de reforzamiento de la alianza con EEUU.]
“Sin embargo para el
Gobierno no existen hipótesis de conflicto, porque éstas han sido erradicadas
de la doctrina de Defensa Nacional.
Por lo tanto, no
puede haber un planeamiento estratégico militar (estratégico significa
importante, valioso, vital, trascendental, trascendente, principal, necesario, indispensable,
etc.) y, menos aun, el correspondiente diseño del instrumento militar
(el tipo de FF.AA.) conforme a un supuesto criterio de
capacidades para enfrentar hipotéticas amenazas, formas genéricas de
agresión.
Y si no existe una
hipótesis de conflicto (por lo que no se puede realizar ninguna planificación estratégica
militar, ni diseñar el tipo de FF.AA. que necesita la Argentina para garantizar
su integridad territorial e independencia frente al colonialismo y el
imperialismo) lo que se impone es la doctrina de la incertidumbre como
resultado de esta orientación.
En el plano teórico
propuesto por el kirchnerismo, la política para la defensa nacional enunciada
en su Directiva para la Defensa Nacional, lleva el debate sobre la misma
al ámbito estratosférico, justamente allí donde nos dejó Menem cuando, en aquel discurso dirigido a alumnos de
escuela y transmitido al país, imaginó un vuelo del futuro próximo al
espacio exterior que en dos horas llevaría desde las humildades de la pobreza
riojana, hasta Japón, donde incrédulos nipones mirarían azorados el imparable
progreso argentino.
Esa delirante
metáfora de aquel presidente mostraba como era el “relato” de aquellos tiempos:
una Argentina ingresando por vía estratosférica al Primer Mundo prometido.
Por supuesto, ni los
japoneses vieron el estratosférico cohete, ni los argentinos entramos al Primer
Mundo. Tampoco, en el “relato” actual, la Directiva para la Defensa Nacional, como antes el cohete estratosférico
menemista sirve a los fines de la recuperación patriótica de los
territorios usurpados por el colonialismo británico, ni para nuestra definitiva
y completa independencia nacional.
En el plano de la
práctica, la política para la defensa nacional enunciada por el gobierno
kirchnerista en su Directiva para la Defensa Nacional resulta en
indefensión de nuestro patrimonio en tierra, mar y aire. Los hechos recientes
de la Fragata Libertad y el Destructor Santísima Trinidad son dolorosa muestra
de ello. O que apenas tengamos balas para combatir una hora.
La destrucción del
sistema de Defensa Nacional (2) es parte de las imposiciones de las potencias
mundiales y en especial de Gran Bretaña, a través de distintos Acuerdos
públicos y secretos como los conocidos Acuerdos de Madrid de octubre de 1989 y
febrero de 1990, que fueron tomados por la dirigencia argentina como una
verdadera rendición incondicional frente al usurpador británico.(3) A su vez,
la decisión de retirar a la Prefectura Argentina y a la Gendarmería Nacional de
sus funciones de Defensa de Fronteras para dedicarlas la seguridad interior,
para hacer espionaje interno a opositores y ciudadanos que ejercen el derecho
al reclamo y a reprimir la protesta patriótica y popular, también son
manifestaciones de esa política de Defensa impuesta por el gobierno de los Drs.
Kirchner, retrotrayéndonos a la Teoría de la Seguridad
Interior conocida por nuestra Nación en décadas pasadas.”
1. Ante el discurso de la Sra. Presidente en el acto de
firma del decreto de desclasificación del Informe Rattenbach el día 7 de
febrero de 2012, Horacio Micucci, Eduardo Lualdi, 9 de febrero de 2012.
Disponible en: http://estudiosnacionales.blogspot.com/ y en http://www.facebook.com/institutodeestudiosnacionales
2. (FF.AA., industria para la defensa, desarrollo
técnico y científico para la defensa, tierras de frontera integradas al sistema
de defensa nacional, privatización de YPF y de recursos estratégicos, saqueo de
los recursos estratégicos mineros, etc.),
3. Los Tratados de paz por la Guerra de Malvinas.
Julio C. González. Editorial El Copista. 2004.
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