FALLO GRIESA y NUEVO DEFAULT ARGENTINO.
Por Héctor GIULIANO (26.7.2014).i
La Argentina se encuentra nuevamente en estado de default porque no
tiene solvencia ni liquidez para afrontar las obligaciones de su Deuda Pública;
empero, tanto el gobierno Kirchner como el Partido de la Deuda niegan
coincidentemente esta realidad:
El gobierno, porque falta a la verdad cuando dice que la Argentina se ha
venido “des-endeudando” mientras el stock de la deuda viene creciendo a un ritmo
de 15.000 Millones de Dólares (MD) por año, porque miente cuando dice que el
país tiene solvencia y liquidez mientras tiene déficit fiscal creciente y
carece de reservas netas para sostener los pagos externos e internos de la
deuda, y porque trata de ocultar que el fallo Griesa no es la causa sino sólo
el detonante o disparador de una situación de default (incumplimiento) que ya
existe y que se enmascara aguantando sistemáticamente la cancelación de los
servicios de la deuda con más endeudamiento.
Y el establishment financiero también niega esta realidad de la nueva
Crisis de Deuda que vivimos al restarle importancia y dramatismo a los efectos
del fallo Griesa, al minimizar la verdadera gravedad de la situación a la vez
que atemoriza a la opinión pública sobre las consecuencias de un default
mientras propone – una vez más y como siempre – su “receta salvadora”: aceptar
cualquier cosa para volver al mercado internacional de capitales a tomar más
deuda.
En uno u otro caso, el resultado es el mismo: el cumplimiento de la Hoja
de Ruta Boudou, que está en curso: 1. Terminar sí o sí con el problema de los
Holdouts y 2. Arreglar la Deuda con el Club de París, para 3. Volver al Mercado
de Capitales para colocar nueva Deuda Externa.
LAS CONSECUENCIAS DEL FALLO.
No existe solución jurídica ni financiera frente a la sentencia Griesa:
Todas las instancias legales ante los tribunales estadounidenses se han
perdido y la Argentina no puede desconocer la validez del fallo, que está aceptado
y sienta precedente como caso testigo.
Los efectos financieros de este fallo son incalculables, tanto por la
avalancha cierta de juicios del resto de los holdouts – más de 20.000 MD – como
por la probable aplicación de la cláusula RUFO (entre 120.000 y 500.000 MD,
según las estimaciones).
Aunque se lograre paliar de alguna manera el problema RUFO (cosa casi
imposible en la práctica) las nuevas deudas consolidadas de los holdouts
sumadas a las obligaciones que se están contrayendo en firme – laudos del CIADI
(600 MD), Repsol (6.000 MD), Club de París (9.700 MD), Bonar 2017 (10.000
M$-Millones de Pesos) y resto de compromisos tomados y a tomar desde el
30.9.2013 hasta fin de 2014 - configuran ya un perfil de vencimientos
insostenible para el Estado.
La variante de negociar el cumplimiento de una sentencia o su forma de
pago no tiene sentido lógico: un fallo judicial se cumple o no se cumple; no
hay nada que “negociar”. Si el país tiene los fondos necesarios para asumir el
nuevo paquete de obligaciones que genera y el pago no lo coloca en peor y más
gravosa situación de la que se encuentra, el fallo se cumple; pero si no se da
esta doble condición, el fallo es de cumplimiento imposible para el Estado y el
gobierno tiene entonces que comunicar al juez que no puede dar cumplimiento a
su sentencia, no vivir solicitando dilaciones (como el caso del stay o medida
cautelar y las diversas formas de diferimiento que se quieren ensayar hasta la
fecha de vencimiento de la cláusula RUFO a fin de este año).
Pero no cumplir el fallo por razones de fuerza mayor implica Default –
que significa incumplimiento y equivale a suspensión o cesación de pagos – lo
que constituiría un blanqueo o sinceramiento de la realidad y dispararía así un
replanteo que lleve a una nueva re-estructuración de la Deuda.
Porque el Default no es un punto de llegada sino un punto de partida, es
un necesario “barajar y dar de nuevo” frente a una situación de hecho – un
hecho que el gobierno no quiere reconocer - y es también la oportunidad o el
momento pertinente para replantear los términos de renegociación de la Deuda,
una deuda hoy impagable y sin solución financiera posible (como no sea tomando
más deuda, que equivale a prolongar una “no solución”).
EL PROBLEMA DE LA CLÁUSULA RUFO.
Existe una confusión en el encuadramiento de la cuestión de la cláusula
RUFO, sigla de Rights upon future offers (Derechos sobre futuras ofertas), que
se confunde con la cláusula del Acreedor más favorecido (Most Favored Creditors
Clause, o MFCC).
Las dos cláusulas interactúan entre sí y se asocian técnicamente:
La cláusula RUFO – según el Prospecto del Megacanje Kirchner-Lavagna
2005 – le daba la alternativa al gobierno argentino de seguir tratando con los
tenedores que no entraran en el canje (los Holdouts) llegando a acuerdos por
separado con ellos.
Pero la cláusula MFC obliga al país a equiparar toda mejora que lograsen
estos holdouts extendiéndola también a los bonistas que ingresaron en el canje.
La cláusula RUFO se cita como sinónimo de la del Acreedor más favorecido
aunque, en rigor, no son la misma cosa.
De todas maneras, el sentido complementario de las mismas es lógico: el
gobierno Kirchner – como demostración de Buena Fe – le estaba diciendo a los
tenedores de bonos que entrasen en el Megacanje 2005 ya que si luego concediera
ventajas a los que no ingresaban (los holdouts) les iba a hacer extensivas esas
ventajas también a ellos (como, en realidad, corresponde).
Ahora, en cambio, ante las consecuencias del fallo Griesa, se da la paradoja
que el gobierno está tratando – abierta y confesadamente – de burlar la
aplicación de esa cláusula RUFO, con el agravante que lo hace mientras invoca
la validez del pari passu del 92.4 % de los bonistas que se incorporaron al
canje.
Pero esto no le evitaría seguros dolores de cabeza ni nuevos juicios por
reclamos de los bonistas del Megacanje 2005-2010:
Porque la Argentina, al patear hoy para el 2015 un pago superior a los
holdouts para evitar cumplir con los bonistas del canje está faltando al espíritu
de Buena Fe de la cláusula RUFO; y no va a faltar un acreedor díscolo o
disconforme que le dispare otra tormenta de juicios por este motivo.
Porque el argumento de que la RUFO se aplica sólo ante “ofertas
voluntarias” del gobierno deviene muy relativo porque la burla de dicha
cláusula se está negociando expresamente, lo que implica que legalmente se
reconoce que correspondería su aplicación.
Porque, en el fondo, el gobierno sabía que los holdouts que no entrasen
en el Megacanje iban a hacer juicios contra la Argentina por el valor nominal
de los títulos en default y que, temprano o tarde, los iban a ganar, con lo que
la probabilidad de mejora de condiciones de pago a los bonistas resultaría
inevitable porque dispararía la cláusula RUFO.
Y este flanco quedó completamente expuesto cuando – iniciados los
juicios en su contra – nuestro país no objetó la legitimidad de las acreencias
de los FB ni la cuestión del precio de compra – en lugar del valor nominal de
los títulos - ni la condición de emergencia económica que se mantiene
formalmente hasta la actualidad, en virtud de la Ley 25.561 y leyes de prórroga
hasta fines de 2015, que parecen haber sido directamente desconocidas por la
justicia norteamericana.
Con esta estrategia de defensa judicial era prácticamente seguro que los
holdouts iban a terminar ganando todos los juicios: se trataba sólo de una
cuestión de tiempo.
Por ello, cualquier bonista que haya entrado en el canje 2005-2010 podrá
reclamar a este respecto; y tendría el derecho lógico de hacerlo.
De modo que cualquier arreglo negociado de la Argentina con los Fondos
Buitre (FB) y/o con el Juez Griesa – a través de su mediador Pollack – quedaría
inexorablemente expuesto a que haya reclamos de los bonistas del canje
invocando la cláusula RUFO, con lo que el frente de tormenta legal queda
igualmente expuesto.
DEFAULT O MÁS DEUDA.
El gobierno Kirchner y todo el establishment financiero viven diciendo
que la Argentina ha pagado, que puede pagar y que quiere pagar su Deuda
Pública.
Incluso se citan altas cifras de pago realizadas, aunque las mismas no
serían ciertas como desembolsos netos ni como disminución del stock de la
deuda: 174.000 MD en 10 años según la presidenta y 190.000 MD según el
Ministerio de Economía (ambos, sin información desagregada ni aclaratoria
alguna).
Lo que nadie dice es que toda esa deuda – hasta el último centavo por
capital e incluso parte de los intereses (que se capitalizan por anatocismo) –
se paga con nueva deuda, es decir, por novación y/o refinanciación de la que va
venciendo.
Y que además se toma deuda nueva.ii
Entonces, cuando se habla de “pagar” lo que se está diciendo, en verdad,
es “colocar más deuda”, porque la Argentina no tiene capacidad de repago y
abona sus vencimientos con nuevas obligaciones, con los mismos o con distintos
acreedores, pero no cancelando tales obligaciones con recursos genuinos sino
emitiendo más títulos.iii
Esto se hace para mantener al país dentro del Sistema de Deuda Perpetua,
en base a la falacia central del Partido de la Deuda, que dice que no hay
problema en tomar deuda sin capacidad de repago mientras se puedan pagar los
intereses y refinanciar el capital, para poder tomar así más deuda.
Este hecho es particularmente importante hoy porque los capitales
financieros excedentes en el mundo se están volcando masivamente sobre los llamados
Mercados Emergentes para aprovechar las extraordinarias ganancias por arbitraje
entre tipos de cambio relativamente estables y tasas de interés locales muy
superiores a las internacionales.
Que tal es el proceso que se vuelve a dar hoy en día en la Argentina con
la Hoja de Ruta Boudou en curso y la nueva ola de endeudamiento en desarrollo.
Sólo una interrupción de este perverso y no reversible sistema de Deuda
Perpetua podría permitir replantear los términos de una reestructuración de la
Deuda:
La Argentina tiene que blanquear el Default, una situación de impago que
ya existe pero que las autoridades – en complicidad con los acreedores y el
Partido de la Deuda – trata de enmascarar con más endeudamiento.
Los pagos de servicios tienen que ser suspendidos y la Deuda en su
conjunto – la totalidad de la Deuda (también la Deuda intra-Estado) – debe ser
auditada.
Recién con un dictamen formal sobre la deuda que se determine como
legítima - a través de la investigación de las acreencias - y con una
estimación confiable de la verdadera capacidad de repago del Estado, debe
procederse entonces a una reestructuración de la Deuda – racional, coherente y
cumplible - pero que tiene que ser una reestructuración forzosa y no
voluntaria.
En este momento, sin embargo, los tiempos y las noticias – en realidad,
las versiones periodísticas, ya que todas las negociaciones son secretas y no
se permite el acceso a la información oficial desagregada de la deuda – van muy
rápido frente a la cuenta regresiva del vencimiento del plazo de gracia el
30.7, que se muestra como una fecha traumática pero que no es tal porque la
Argentina debiera dejarla pasar para blanquear el default y reestructurar a
partir de allí la totalidad de su Deuda Pública.
Es improbable, sin embargo, que el gobierno K lo haga en estos términos,
o sea, default con auditoría de la deuda y reestructuración forzada:
Por un lado, porque la “guerra de solicitadas”, vía cartas y comunicados
con los Holdouts y con la ATFA, son parte de una escenificación tan barata e
inoperante como sospechosa.
Por otro lado, está el hecho que el gobierno no apelara al pedido de
reconsideración (rehearing) ante la Corte Suprema Norteamericana a los efectos
de intentar ganar al menos un mes más en la decisión del tribunal, lo que le
hubiera permitido llegar al pago de los intereses de los Bonos Discount del
30.6 sin bloqueo del juez Griesa.
Y por último, está la controversia - tan estéril como gravosa - a través
del mediador Pollack, designado por el juez Griesa para tratar de resolver el
entuerto generado por su fallo, sobre la forma de pago de los 1.600 MD de la
sentencia.
Amén que, como agravante, el gobierno insiste en negar el fracaso del
Megacanje Kirchner-Lavagna del 2005-2010 – al que todavía califica como exitoso
(presidenta Cristina Kirchner) o más aún, como dice el Jefe de Gabinete
Capitanich: “el canje más exitoso de la historia de la Humanidad” – tratando
así de achacar a los FB y/o al juez Griesa la posible caída de esa
reestructuración fallida.
Son todos indicios de la grave, desprolija y concesiva forma de manejo
de la actual Crisis de Deuda.
Se habla incluso de un default parcial, selectivo y/o transitorio para
poder burlar la cláusula RUFO con los bonistas del canje, más estos híbridos no
solucionan el problema de fondo, que es el de la insolvencia por falta de
capacidad de pago del país.
Por otra parte, es inconsistente hablar de “default técnico” o de formas
especiales de default porque el default es o no es, como el embarazo: así como
una mujer no puede estar un poco o parcialmente embarazada, así también pasa en
el caso de un impago de deuda, que condiciona a todo el resto de los
acreedores.
Más aún cuando es perfectamente sabido que el país, por la cláusula
cross default o de incumplimiento cruzado – que junto con la RUFO, la MFCC y
toda una serie de cláusulas leoninas fue firmada por éste gobierno – daría inmediatamente
lugar a una situación de default generalizado, con caída o aceleración de los
vencimientos, porque esta cláusula establece que producido un impago todas las
deudas del Megacanje serían alcanzadas por la misma situación: el
incumplimiento con un acreedor implica el incumplimiento con todos.
Una tercerización o triangulación del fallo Griesa – la llamada
“solución Gramercy”, que ya se aplicó en el caso de los laudos del CIADI - por
la que un tercero (banco/grupo de bancos y/o fondos de inversión) compre los
derechos de la sentencia y luego negocie directamente una reestructuración con
el gobierno argentino, sería un paliativo parcial (no general), no eliminaría
el problema de los holdouts (por la existencia de otros muchos tenedores
pendientes) ni el problema de los bonistas del canje (por la cláusula RUFO); y
no bajaría tampoco las nuevas obligaciones del gobierno Kirchner, que después
de agotada la variante de la Deuda intra-Estado pasó a la nueva política de
pago de juicios con Deuda (CIADI, Repsol, Club de París).
Y mientras todo esto ocurre, mientras el gobierno negocia en secreto una
salida o diferimiento a la actual coyuntura de la crisis de Deuda, el Poder
Judicial mantiene paradas todas las causas sobre investigación de la Deuda
(Olmos I – con sentencia en firme - Olmos II, Megacanje 2001 y denuncia Olmos
Gaona-Marcos), y el Congreso de la Nación – salvo honrosas pero minoritarias
excepciones – sigue sin intervenir en el problema; que es la forma en que la
Partidocracia cumple su rol funcional de complicidad dentro del Sistema de la
Deuda Perpetua.
Lic. Héctor L. GIULIANO
Buenos Aires, 26.7.2014
Archivo: GIULIANO ARTICULO 2014 07 25 GRIESA FALLO
NOTAS:
i
Artículos anteriores del autor
sobre este mismo tema: “Holdouts: la Argentina no tiene nada que negociar”
(4.7), “La Argentina tiene que ir al Default” (28.6), “Holdouts: Default o más
Deuda” (del 25.6) y “Fallo de la Corte y alternativa de un nuevo Default”
(18.6), todos del corriente año 2014.
ii
Precisamente por ese motivo es que la deuda sigue creciendo hoy en día:
era de unos 150.000 MD después del Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005 y hoy –
según los últimos datos oficiales al 30.9.2013 – estaría en el orden de los
230.000 MD: 213.000 MD de deuda registrada más unos 15.000 MD de cupones PBI faltantes
de pago.
Sin contar los intereses a pagar, que el gobierno no incluye en el stock
de la deuda pero pasan los 72.000 MD; y que como el monto de la deuda no
disminuye sino que aumenta, también aumentan los intereses.
Esto significa que la Deuda Pública total (por Capital, Intereses y
Cupones PBI) – sólo en cabeza del Estado Central – está en la actualidad en los
300.000 MD.
iii Hoy viernes 25.7 han trascendido insólitas declaraciones del
Ministro de Economía en este sentido. Según el diario La Nación (del sábado 26,
página 18) Kicillof dijo que los FB pretenden “tirar abajo el proceso de
reestructuración de la deuda soberana realizado en los canjes 2005 y 2010” y que con ello procuran
“volver a la dinámica de endeudamiento propia del neoliberalismo”.
Dijo además: “La Argentina durante años, años y años, tomó deuda para
pagar deuda, y lejos de ser honrada, la deuda crecía y crecía, hasta que
estalló, como no podía ser de otra manera. Esa dinámica ha sido clásica y
generalizada durante el neoliberalismo.”
Frente a las decisiones concretas que viene tomando el gobierno K en
materia de re-endeudamiento sistemático – hoja de ruta Boudou incluida – este
tipo de declaraciones parece surrealista.
El Lic. Héctor L. GIULIANO es asesor
del
FORO ARGENTINO de la DEUDA EXTERNA
Foro Regional La Plata, Berisso y
Ensenada
www.facebook.com/foro.laplata
http://forodeudalp.blogspot.com.ar/
forodeudaexternalp@hotmail.com
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