El cambio de paradigma en la cuestión
Malvinas
por Eduardo Mariano
Lualdi
“Desde junio de 1982 en adelante, la
desmalvinización se constituyó en política de Estado (…). La desmalvinización
(…) compendia la política de sumisión nacional impuesta a la Argentina por las
potencias imperialistas y colonialistas, por su osadía de recuperar lo que le
pertenece, el 2 de abril de 1982.
“La desmalvinización tiene como núcleo
político y conceptual el rechazo y el castigo a la decisión de
una pequeña nación del tercer mundo, parte de los países destinados a ser
“globalizados” por los poderosos del planeta, de recuperar para su soberanía de
manos del colonialismo británico las Islas Malvinas usurpadas en 1833.”
La desmalvinización impone el repudio al
acto recuperatorio del 2 de abril de 1982, negándole
su carácter de acción justa y soberana, y despojando de la condición de Gesta a
la Batalla por Malvinas. Ni acto recuperatorio ni gesta patriótica: el 2 de
abril es, para la Dra. Fernández de Kirchner, una afrenta histórica que debe
ser borrada de la conciencia política del pueblo argentino.” (Desmalvinización e incertidumbre como política de Defensa
Nacional, Eduardo M. Lualdi, Instituto de Estudios Nacionales).
Con las recientes designación en la
Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas, la Dra. Fernández de Kirchner
avanzó en su política de desmalvinización relanzada el 22 de enero del
corriente.
Ernesto Alonso, designado presidente
de la Comisión, en un reportaje en el diario Página 12, dice que el objetivo de la comisión es “el cambio de paradigma” con respecto a
la cuestión Malvinas. El “nuevo
paradigma” implica, según Alonso, el repudio a la reconquista patriótica de
las islas Malvinas de manos del imperialismo inglés, y el repudio a la guerra
de autodefensa que la Nación Argentina debió librar entre el 2 de abril y el 14
de junio de 1982 ante la agresión colonialista del Reino Unido, asistida por
EEUU y por Europa. La recuperación patriótica y la guerra de autodefensa, sostiene,
son sólo maniobras de la dictadura y deben ser erradicadas de la memoria
política del pueblo argentino.
Al contrario de lo que postula
Ernesto Alonso, tanto la reconquista patriótica de los territorios ocupados por
el imperialismo inglés como la justa guerra de autodefensa de la Nación
Argentina son cuestiones vinculadas a los más elementales derechos de cualquier
nación oprimida contra sus opresores. El imperialismo impone la conquista y la
usurpación, el pillaje y la guerra y los pueblos oprimidos tienen derecho a la
reconquista y la defensa de su soberanía, la libertad y la independencia.
“Desde que en el mundo existen países opresores
y países oprimidos, países colonialistas y países sometidos, toda guerra que
oponga a los primeros contra los segundos, independientemente de quien gobierne
estos últimos y de quien haya iniciado las acciones, es una guerra justa.
Por eso la guerra por la recuperación
de nuestros territorios
ocupados por Inglaterra es justa para los argentinos y, conviene aclararlo, no
hay argumentos ni subterfugios legales o políticos que justifiquen y hagan
justa para los ingleses la agresión contra los argentinos.” (Instituto de Estudios Nacionales del Foro Patriótico
y Popular, La cuestión Malvinas, una
realidad vigente).
También
en La cuestión Malvinas, una realidad
vigente, señala el Instituto de
Estudios Nacionales del Foro Patriótico y Popular: “Desde el punto de vista de la cuestión nacional, es muy grave cuando
se descalifica a la Guerra Nacional por las Malvinas, en la que miles de
soldados, suboficiales, oficiales y civiles voluntarios enfrentaron con las
armas al imperialismo inglés. Se utiliza propaganda destinada a denigrar a
nuestros combatientes, se alientan argumentaciones en las que se equipara la
actuación de un ejército conquistador, como lo fue la Task Force británica, con
actos descalificatorios que oficiales argentinos habrían cometido contra sus
propios soldados. De ese modo se termina igualando al imperialismo agresor con
el país agredido.” Y agrega: “Trazar esta línea divisoria entre la defensa
patriótica y la agresión imperialista, no invalida la necesidad de hacer
justicia con los actos que ofenden a una disciplina patriótica de combate,
herencia sanmartiniana y belgraniana. Esos actos son propios de los cursos de
la Escuela de las Américas (bastión del ejército agresor norteamericano), o
importados de los oficiales franceses (de la guerra colonialista de Francia
contra el pueblo de Argelia). La humillación o los maltratos a los soldados, en
un ejército patriota, desmoralizan y debilitan a la fuerza propia, por lo que
deben ser considerados actos de colaboración con el enemigo, y castigados como
tales. El reconocimiento y el mérito que aún se debe a tantos soldados,
suboficiales, oficiales y civiles de Malvinas, es tan necesario como el ajuste
de cuentas con traidores (que los hubo, sobre todo en la jefatura, y se los
sigue ocultando), y los que cometieron delitos contra los veteranos, en el
propio teatro de combate.”
La política de la Dra. Fernández de
Kirchner apunta a vaciar al movimiento patriótico y antiimperialista de los
Veteranos de la Guerra Nacional de Malvinas para transformarlo en un movimiento
inofensivo frente al imperialismo y el colonialismo e incapaz de ser
protagonista de la segunda y definitiva independencia nacional -que está, sin
duda, impregnada por la lucha por la libertad-; y apunta a transformar a los
Veteranos de la Guerra Nacional de Malvinas en víctimas de la dictadura, bajo
el paraguas de una falsa política de derechos humanos de matriz anglosajona,
que niega sistemáticamente la agresión imperialista y colonialista británica,
imperialismo que actúa en nuestro país tanto como factor externo como interno. La
agresión colonialista británica que obligó a la Argentina a una guerra de
autodefensa nacional, constituyó un crimen contra la carta de las Naciones
Unidas, un crimen contra la humanidad porque se trató de una guerra para
reinstaurar el dominio colonial sobre un territorio de indudable soberanía
argentina.
Los 649 muertos en la Batalla por
Malvinas, no son víctimas, son héroes de
una guerra anticolonial y en defensa de la soberanía de nuestra Nación, y
constituyen un ejemplo para todos los argentinos. Los miles de soldados,
suboficiales, oficiales y civiles voluntarios que enfrentaron con enorme
valentía y patriotismo la agresión inglesa, esperan que el Estado argentino les
brinde el reconocimiento histórico y moral que aún les debe en su condición de
Veteranos de la Guerra Nacional de Malvinas y defensores de la soberanía y la
integridad territorial contra la agresión y el militarismo colonialista del
Reino Unido de Gran Bretaña.