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lunes, 21 de mayo de 2012

El cambio de paradigma en la cuestión Malvinas

El cambio de paradigma en la cuestión Malvinas

por Eduardo Mariano Lualdi

“Desde junio de 1982 en adelante, la desmalvinización se constituyó en política de Estado (…). La desmalvinización (…) compendia la política de sumisión nacional impuesta a la Argentina por las potencias imperialistas y colonialistas, por su osadía de recuperar lo que le pertenece, el 2 de abril de 1982.
“La desmalvinización tiene como núcleo político y conceptual el rechazo y el castigo a la decisión de una pequeña nación del tercer mundo, parte de los países destinados a ser “globalizados” por los poderosos del planeta, de recuperar para su soberanía de manos del colonialismo británico las Islas Malvinas usurpadas en 1833.”
La desmalvinización impone el repudio al acto recuperatorio del 2 de abril de 1982, negándole su carácter de acción justa y soberana, y despojando de la condición de Gesta a la Batalla por Malvinas. Ni acto recuperatorio ni gesta patriótica: el 2 de abril es, para la Dra. Fernández de Kirchner, una afrenta histórica que debe ser borrada de la conciencia política del pueblo argentino.” (Desmalvinización e incertidumbre como política de Defensa Nacional, Eduardo M. Lualdi, Instituto de Estudios Nacionales).

Con las recientes designación en la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas, la Dra. Fernández de Kirchner avanzó en su política de desmalvinización relanzada el 22 de enero del corriente.
Ernesto Alonso, designado presidente de la Comisión, en un reportaje en el diario Página 12, dice que el objetivo de la comisión es “el cambio de paradigma” con respecto a la cuestión Malvinas. El “nuevo paradigma” implica, según Alonso, el repudio a la reconquista patriótica de las islas Malvinas de manos del imperialismo inglés, y el repudio a la guerra de autodefensa que la Nación Argentina debió librar entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982 ante la agresión colonialista del Reino Unido, asistida por EEUU y por Europa. La recuperación patriótica y la guerra de autodefensa, sostiene, son sólo maniobras de la dictadura y deben ser erradicadas de la memoria política del pueblo argentino.
Al contrario de lo que postula Ernesto Alonso, tanto la reconquista patriótica de los territorios ocupados por el imperialismo inglés como la justa guerra de autodefensa de la Nación Argentina son cuestiones vinculadas a los más elementales derechos de cualquier nación oprimida contra sus opresores. El imperialismo impone la conquista y la usurpación, el pillaje y la guerra y los pueblos oprimidos tienen derecho a la reconquista y la defensa de su soberanía, la libertad y la independencia.
 “Desde que en el mundo existen países opresores y países oprimidos, países colonialistas y países sometidos, toda guerra que oponga a los primeros contra los segundos, independientemente de quien gobierne estos últimos y de quien haya iniciado las acciones, es una guerra justa. Por eso la guerra por la recuperación de nuestros territorios ocupados por Inglaterra es justa para los argentinos y, conviene aclararlo, no hay argumentos ni subterfugios legales o políticos que justifiquen y hagan justa para los ingleses la agresión contra los argentinos.(Instituto de Estudios Nacionales del Foro Patriótico y Popular, La cuestión Malvinas, una realidad vigente).
También en La cuestión Malvinas, una realidad vigente, señala el Instituto de Estudios Nacionales del Foro Patriótico y Popular: “Desde el punto de vista de la cuestión nacional, es muy grave cuando se descalifica a la Guerra Nacional por las Malvinas, en la que miles de soldados, suboficiales, oficiales y civiles voluntarios enfrentaron con las armas al imperialismo inglés. Se utiliza propaganda destinada a denigrar a nuestros combatientes, se alientan argumentaciones en las que se equipara la actuación de un ejército conquistador, como lo fue la Task Force británica, con actos descalificatorios que oficiales argentinos habrían cometido contra sus propios soldados. De ese modo se termina igualando al imperialismo agresor con el país agredido.” Y agrega: “Trazar esta línea divisoria entre la defensa patriótica y la agresión imperialista, no invalida la necesidad de hacer justicia con los actos que ofenden a una disciplina patriótica de combate, herencia sanmartiniana y belgraniana. Esos actos son propios de los cursos de la Escuela de las Américas (bastión del ejército agresor norteamericano), o importados de los oficiales franceses (de la guerra colonialista de Francia contra el pueblo de Argelia). La humillación o los maltratos a los soldados, en un ejército patriota, desmoralizan y debilitan a la fuerza propia, por lo que deben ser considerados actos de colaboración con el enemigo, y castigados como tales. El reconocimiento y el mérito que aún se debe a tantos soldados, suboficiales, oficiales y civiles de Malvinas, es tan necesario como el ajuste de cuentas con traidores (que los hubo, sobre todo en la jefatura, y se los sigue ocultando), y los que cometieron delitos contra los veteranos, en el propio teatro de combate.”
La política de la Dra. Fernández de Kirchner apunta a vaciar al movimiento patriótico y antiimperialista de los Veteranos de la Guerra Nacional de Malvinas para transformarlo en un movimiento inofensivo frente al imperialismo y el colonialismo e incapaz de ser protagonista de la segunda y definitiva independencia nacional -que está, sin duda, impregnada por la lucha por la libertad-; y apunta a transformar a los Veteranos de la Guerra Nacional de Malvinas en víctimas de la dictadura, bajo el paraguas de una falsa política de derechos humanos de matriz anglosajona, que niega sistemáticamente la agresión imperialista y colonialista británica, imperialismo que actúa en nuestro país tanto como factor externo como interno. La agresión colonialista británica que obligó a la Argentina a una guerra de autodefensa nacional, constituyó un crimen contra la carta de las Naciones Unidas, un crimen contra la humanidad porque se trató de una guerra para reinstaurar el dominio colonial sobre un territorio de indudable soberanía argentina.
Los 649 muertos en la Batalla por Malvinas, no son víctimas, son héroes de una guerra anticolonial y en defensa de la soberanía de nuestra Nación, y constituyen un ejemplo para todos los argentinos. Los miles de soldados, suboficiales, oficiales y civiles voluntarios que enfrentaron con enorme valentía y patriotismo la agresión inglesa, esperan que el Estado argentino les brinde el reconocimiento histórico y moral que aún les debe en su condición de Veteranos de la Guerra Nacional de Malvinas y defensores de la soberanía y la integridad territorial contra la agresión y el militarismo colonialista del Reino Unido de Gran Bretaña.

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