AGENCIA MANGRULLO ARGENTINO - 30/05/2012
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¿Qué pasa con el dólar?
Uno de los pilares del “modelo” kirchnerista fue el
dólar alto. Con él se lograban de las ventas al exterior (exportaciones), los
dólares suficientes para pagar el creciente tributo al imperialismo en utilidades
y dividendos de sus empresas radicadas en el país, en pago de los intereses de
la deuda externa e incluso quedaba un remanente para ser ahorrado como reservas
internacionales por el Banco Central.
Pero la política inflacionaria del gobierno, en particular
desde 2007 en adelante, fue horadando ese dólar alto hasta el extremo que nos
encontramos hoy con un dólar barato, que nos hace acordar a la época de la
tablita de Videla-Martínez de Hoz o de la convertibilidad de Menem-Cavallo. Eso
sí con mayores reservas pero también con mayor inflación, mayores distorsiones
de precios y abundantes subsidios indiscriminados, que por tal razón benefician
más a los sectores monopolistas que a los sectores populares.
De esta manera se ha llegado a una situación en que
los dólares no alcanzan para pagar las crecientes importaciones (necesarias
para la actividad económica, al no haber habido una verdadera política de
promoción de la sustitución de importaciones) y los crecientes drenajes de
utilidades y dividendos por los monopolios imperialistas. Ante esto, el
gobierno kirchnerista ha apelado al pago de los servicios (amortización e
incluso intereses) de la deuda externa con reservas del Banco Central, y a la
aplicación de un apresurado control de cambios que, al no ser asumido como tal,
más que un control resulta en un cerrojo totalmente discrecional; lo mismo que
el cierre de importaciones.
Así las cosas, de hecho se ha producido un
desdoblamiento del mercado de cambios, con tres valores para el dólar. Uno, el
del “mercado único y libre”, que ha dejado de ser tal por los cerrojos (a
$4,50); otro, el “paralelo” (llamado “azul”, para no decir “negro”), al que
tienen que recurrir los discriminados del mercado oficial (a $6,00), y,
finalmente, otro al que recurren “los grandes” que pueden comprar bonos
internos en dólares y se los llevan a exterior para venderlos allá, al que
llaman “contado con liqui” (a $6,50). Que no le hablen de “cosas raras” dice la
Presidenta para negar esta realidad, porque para ella no es esa realidad (como
ocurre también con la inflación) sino hablar de ella lo que “le hace mal al
país”.
Ni el control ni el desdoblamiento del mercado de
cambios es de por sí malo, si se lo hace como parte de una política de
verdadera promoción del desarrollo de la producción nacional y el bienestar
popular. Pero este no es el caso del gobierno kirchnerista.
Sin una verdadera política de desarrollo nacional,
que no sea principalmente el desarrollo de los monopolios imperialistas como
hasta ahora, siempre “faltarán” dólares. Así la política kirchnerista termina
siendo una parodia del postulado de Aldo Ferrer de “vivir con lo nuestro”: una
política de “vivir con lo puesto”.
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