EL PREMIO DE LA FAO A ARGENTINA
"Argentina ha logrado mantener por
debajo del 5% su nivel de malnutrición". ¿Creible?
Por Horacio Micucci
Los
Objetivos para el desarrollo del Milenio
Los
Objetivos de Desarrollo del Milenio, también conocidos como Objetivos del Milenio
(ODM), son ocho propósitos de desarrollo humano fijados en el año 2000, que los
189 países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año
2015. Estos objetivos tratan problemas de la vida cotidiana que se consideran
graves y/o radicales, entre ellos el hambre.
Más allá
de que se debate si tales objetivos son una declaración más que no se cumplirá
en las áreas más afectadas o que dichos objetivos tienden solamente a mitigar
los aspectos más crudos de las condiciones de vida de millones de personas sin
apuntar a las causas de los mismos para erradicar esas situaciones, lo cierto
es que se plantean ocho objetivos y los indicadores correspondientes para
verificar su cumplimiento. El conocimiento de estos indicadores implica sistemas
de información de los cuales los sectores más afectados carecen o son
francamente defectuosos o incompletos.
Tanto la
Organización Mundial de la Salud (OMS) como, en nuestra región, la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) han dado alta prioridad a esta cuestión. Según
el Informe de Desarrollo del Milenio del 2010.
“Poder medir la pobreza continúa siendo una barrera para establecer
políticas eficaces. La disponibilidad, frecuencia y calidad de los datos de vigilancia
de su evolución siguen siendo bajas en muchos países, especialmente en Estados
pequeños y en países y territorios que se encuentran en situaciones frágiles.
Las estimaciones de 2010 incluidas en este informe son aún provisionales,
debido a la limitada disponibilidad de datos de las encuestas nacionales de
hogares realizadas entre 2008 y 2012, en particular en África subsahariana y en
África septentrional.
Los obstáculos institucionales, políticos y financieros dificultan el acopio
de datos, el análisis y el acceso público. Es urgente mejorar los programas de
encuestas de hogares a fin de vigilar la evolución de la pobreza en esos
países.”
Más allá
de lo que se opine sobre el logro de los ODM, se demuestra una y otra vez la
necesidad de información, su procesamiento y uso para lograr el conocimiento
necesario para ubicar causas e incidir en las situaciones concretas para hacer
realidad el principio del derecho a una vida digna para todos.
Lo
anterior pone a la orden del día la necesidad de sistemas de información adecuados.
Está
claro para todos que los sistemas de estadísticas de nuestro país están
seriamente cuestionados. Y no sólo en lo que hace al INDEC sino también a los
sistemas específicos del estado de salud de la población, los que se llaman
Sistemas de Información en Salud (SIS en la jerga técnica).
Con un sistema
de salud al que por lo menos se puede acusar de fraccionado, fragmentado,
desintegrado e incluso, para muchos, a lo sumo un mal protosistema de curación
de la enfermedad, sin prevención de la misma y mucho menos promoción de la
salud, es difícil que haya estadísticas serias en las cuales basarse. La
información del estado de la población está disgregado, cuando existe. En
salud, un 50% de la población sólo tiene acceso al sector público, lo que no
quiere decir que acceda. Otro 50% lo hace en forma diversa, en cuanto a la
calidad de atención que reciben, en un complejo y disgregado sistema de Obras
sociales provinciales y gremiales y un mínimo en prepagas de calidad variada y
discutible. Su información no está conectada, cuando existe. Los objetivos de
esta información son distintos. Un sector privado está, obviamente, interesado en
conocer el consumo de prestaciones de salud para disminuirlo si atenta contra
su esquema de “costo-beneficio”. Por si fuera poco, la información provincial
es diversa y desintegrada de la nacional.
En estas
condiciones ocurre que la FAO premia a Argentina por mantener por
debajo del 5% su nivel de malnutrición: ¿en base a qué estadísticas?
Se ha publicado que la última encuesta nacional de
nutrición y salud señala que la desnutrición aguda en la Argentina existe y que
la Tasa de Mortalidad infantil ha
descendido entre 2003 y 2013. Pero siguen observándose casos severos en las
zonas de extrema pobreza en el NOA y NEA.
El Ministerio de Salud de la Nación informó
que en 2013 murieron 891 personas en la Argentina a causa de la desnutrición,
cifra que se engrosa en los últimos años de vida. Según estos registros
oficiales, menores de 14 años fallecidos por esta causa fueron 62.
El Observatorio de la Deuda Social de la
UCA reveló que la inseguridad alimentaria alcanza en el país a un 20,2% de
niños y adolescentes. Y según los datos del Centro de Políticas Económicas de
Alimentación la inseguridad alimentaria crónica es del 8 por ciento.
El premio a Argentina
Resulta
que investigando la cuestión se premian los últimos 25 años de actividad de
Argentina. O sea, desde Carlos Menem al período kirchnerista, pasando por
Fernando de la Rua. Cabe entonces deducir que en Argentina hubo una política de
Estado que obtuvo esos logros.
En la
propia página de de la FAO (http://www.fao.org/post-2015-mdg/14-themes/poverty-eradication/es/ ) se
detallan las condiciones actuales de la pobreza en el mundo, y dice:
Erradicación de la pobreza
·
La pobreza ha
disminuido en todo el mundo, pero el progreso ha sido heterogéneo. La pobreza
extrema se concentra principalmente en las zonas rurales.
·
El desarrollo
rural y el crecimiento de la productividad agrícola son fundamentales para
reducir la pobreza.
·
El deterioro de
los ecosistemas, la gestión insostenible de los recursos naturales y el cambio
climático están afectando de manera desproporcionada a los pobres. A menos que
estas tendencias se detengan y se reviertan, el objetivo de erradicar la
pobreza seguirá eludiéndonos.
·
La pobreza no
puede ser erradicada sin que se abarquen las profundas desigualdades en los
ingresos y las oportunidades económicas entre y dentro de los países, entre las
zonas rurales y urbanas, entre hombres y mujeres. Para reducir estas
desigualdades habrá que comenzar con mejorar el acceso de los pobres a los
recursos productivos, los servicios básicos y la protección social.
Argentina estaría entre los avances en este tema y
habría actuado sobre las causas que allí se indican.
¿Cree el habitante de Argentina que esto es así?
¿En base a qué datos? ¿Los del INDEC o los de la UCA?
Volviendo a la página de la FAO, allí se describe la
ceremonia del premio en cuestión y dice:
7 de junio de 2015,
Roma – Una ceremonia de entrega de galardones a
nivel internacional reconoció hoy el gran esfuerzo realizado por países de todo
el mundo que ha llevado cerca de la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio
(ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre en
2015, o de dejarla por debajo del umbral del 5 por ciento.
La mayoría de los países
evaluados por la FAO -72 de 129- han logrado la meta de los ODM, con las
regiones en desarrollo en su conjunto quedando muy cerca del objetivo. De esos
72 países hay 29 que han logrado además la meta más ambiciosa de la CMA de
reducir a la mitad el número total de hambrientos según lo establecido por los
gobiernos reunidos en Roma en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) en
1996. Y otros 12 han mantenido sus tasas de hambre por debajo del 5 por ciento
desde al menos 1990.
Y
observando los datos se encuentra que las cifras de nuestro país son siempre
cercanas al 2% y no registra variantes frente a las crisis sufridas en
Argentina, particularmente 2001-2002.
Está
claro que se usaron datos oficiales.
Cuando
se establecieron los Objetivos del Milenio también se estableció la necesidad
de sistemas de Información del estado de la población adecuados reconociéndose
que, mundialmente, estos eran altamente deficientes. Surgió así, junto a los ODM
la promoción de la Red Métrica de Salud (SMS en castellano y HMN en inglés)
La FAO
debiera, entonces, hablarnos de cuanto hemos avanzado, en Argentina, en el
desarrollo de ese sistema.
Es
sabido, y nadie puede negarlo, que no sabemos cuantos chagásicos tenemos.
También sabemos que no hay acuerdo en la validez de las estadísticas oficiales
argentinas.
Nos permitimos, entonces, dudar de la
validez del premio otorgado.
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