Seguridad de la República y modernización de las Fuerzas Armadas.
Extracto del Discurso del General Perón en la Comida Anual de Camaradería de las Fuerzas Armadas, efectuada el 5 de julio de 1947 en Les Ambassadeurs.
Jamás
podríamos aceptar la injerencia de poder alguno en el manejo de nuestra cosa pública,
y en el de nuestra política internacional; tampoco nuestra conducta
internacional podría ser cambiada por presiones, y hemos de observar celosamente
los preceptos de la igualdad jurídica de los Estados y el de la soberanía.
La
historia y las últimas guerras han puesto en evidencia que la defensa de los
Estados no puede improvisarse, so pena de sucumbir, bajo los golpes demoledores
de otros más fuertes que, apartándose de las normas de la convivencia, lanzan
sorpresivamente el poderío de sus fuerzas para apropiarse de las riquezas y de
los bienes ajenos, ya sea para satisfacer las necesidades primordiales de su
pueblo o bien para hacerla servir a sus intereses imperialistas.
Es,
pues, uno de los deberes ineludibles del gobernante velar por una adecuada preparación
de las Fuerzas Armadas, que han de ser custodia de la soberanía, de la
libertad, de la riqueza y de la dignidad nacionales.
Consciente
de la trascendencia que para el futuro de la nacionalidad comporta el ejercicio
de tales deberes, he de proporcionar a las Fuerzas Armadas los recursos
necesarios para su modernización y apoyar todas las medidas tendientes a la
implantación de las industrias madres. En esta forma no sólo contribuiremos a
la implantación de la seguridad de la Nación, sino que la Argentina ha de constituir
un factor decisivo en el mantenimiento de la libertad de los pueblos hermanos
de la misma manera que en el pasado fue agente de su libertad y defensor de sus
derechos.
Con
el propósito de desvirtuar las especies que ya se han echado a rodar por los caminos
de la maldad, dejo aclarado que no se trata de aumentar los efectivos de
nuestras fuerzas, ni someter a nuestro pueblo a un esfuerzo de guerra sino de
cambios orgánicos y renovación de materiales producidos como consecuencia de
los adelantos técnicos de las nuevas armas y de los nuevos procedimientos de
lucha que caracterizan a la guerra moderna.
Tales
medidas, que son privativas de la propia seguridad de la República, no podrán despertar
recelo alguno, porque bien saben nuestros hermanos cual es nuestra tradición y
nuestra conducta, y porque un país en crecimiento como el nuestro, dotado de
singulares riquezas, debe ser resguardado por una adecuada capacidad defensiva.
Pero
sabéis cómo somos y cuál es nuestro ferviente anhelo: que no haya luchas entre
hermanos; que no se altere la paz y concordia entre vecinos; que no haya
recelos entre naciones. Que la humanidad encuentre el camino de su ventura, y
que la Argentina pueda sentir el orgullo de haber logrado la paz interna,
recuperado la integridad de su soberanía y conquistado la esencia de su
verdadero espíritu nacional.
Coloniaje
económico e independencia política
Para
esa recuperación del espíritu nacional es necesaria también la conquista de la
independencia económica de nuestra Patria para materializar en forma efectiva
la independencia política de la República con el ejercicio de la libertad sin
cortapisas para los habitantes de nuestro suelo.
Mientras
ella no se logre, todo ha de ser ficticio, porque el coloniaje económico
importa el vasallaje político y porque el imperialismo capitalista interfiere
la vida de los pueblos en su desmedido afán de lucro.
Extracto
del Discurso del General Perón en la Comida Anual de Camaradería de las Fuerzas
Armadas, efectuada el 5 de julio de 1947 en Les Ambassadeurs.
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