Este
miércoles 2 de octubre, con motivo de cumplirse el noveno aniversario del
fallecimiento del Teniente Coronel Adolfo Cesar Philippeaux, tuvo lugar en el
cementerio de la ciudad, un acto conmemorativo. El mismo se realizo en el
Mausoleo del Militar, a las 12:00 hs. y fue organizado, conjuntamente, por el
Concejo Deliberante de la Ciudad y por la Municipalidad de General
Pico.
Estuvieron
presentes la Presidenta del Concejo Deliberante, Dra. Graciela Brunengo, el Vice
intendente José Osmar García, Concejales, Autoridades Municipales, la Diputada
Provincial Fernanda Alonso, integrantes del Foro Patriótico y Popular,
autoridades de CORPICO, ATE local y SOEM. El acto se inicio con la entonación de
las estrofas del Himno Nacional, luego el Concejo Deliberante, el Municipio,
ATE, el Foro Patriótico y Popular y CORPICO, depositaron ofrendas florales sobre
la tumba del extinto militar. Tras la realización de un minuto de silencio, se
dio lectura a una carta enviada por la Sra. Virginia del Valle Martínez de
Philippeux, en la cual expresaba su pesar por no poder estar presente, ausencia
que se debió a problemas de salud “pero mi alma y mi mente comulgan con todos
ustedes, ya que fueron y seguirán siendo protagonistas de la gran obra del
mausoleo, ya que ahí descansan sus restos” expresaba en su misiva la Sra.
Martínez de Philippeaux.
A
continuación la Dra. Brunengo se dirigió a los presentes, para realizar una
semblanza de la vida y obra del Teniente Coronel Philippeaux:
“El
día de hoy, nos convoca en nuestra querida ciudad el recordar, en el noveno
aniversario de su fallecimiento, al Teniente Coronel Adolfo César Philippeaux,
cuyos restos mortales descansan aquí, respetando su deseo, y que pudo ser
cumplido por iniciativa de su esposa Virginia Martínez del Valle de Philipeaux,
con el acompañamiento de amigos y allegados del teniente coronel. Luego de ser
destituido el General Perón por la Revolución Libertadora en setiembre del
1955; el General Valle encabezó el golpe militar del 9 de junio de 1956 para
restituirlo.
En
nuestra provincia el Teniente Coronel Philippeaux tuvo a su cargo la restitución
de las autoridades, legítimamente elegidas y un acto sin antecedentes en la
historia de los golpes militares, este hombre de tan solo 30 años logró el
objetivo revolucionario, y restauró el gobierno elegido por el pueblo, pero la
derrota del levantamiento en el resto del país condenó a La Pampa y el Teniente
Coronel Philippeaux debió entregarse a las 9 horas del domingo 10 de junio para
evitar un derramamiento de sangre, ante un contexto adverso.
Es
la primera vez que un golpe militar no estuvo dirigido a deponer a las
autoridades legítimamente elegidas. Este heroico acto, fue durante años
silenciado, condenando al teniente General Philippeaux a ser un soldado
desconocido para el pueblo. Nos corresponde entonces, instalar en la ciudadanía
el reconocimiento que el Tte. Coronel Phillipeaux se merece, no puede quedar en
el anonimato el accionar heroico de un joven militar, que enarbolando los más
altos ideales democráticos, expuso sin miramientos su vida, para restaurar el
estado de derecho.” Sobre el cierre del acto hizo uso de la Palabra el Sr.
Eduardo Lualdi, integrante del Foro Patriótico, quien expreso “Venimos a rendir
tributo a este capitan de Perón y humilde soldado de la Patria, como a él mismo
le gustaba que lo llamaran. Fue un héroe de carne y hueso, un soldado que
restauro el estado derecho, algo inédito.”
Sobre
el final de su alocución Lualdi, trasmitió a los presentes el deseo de la viuda
del teniente coronel de que se forme una comisión de homenaje para la
conmemoración del decimo aniversario de su fallecimiento, el próximo año.
Discurso
de Eduardo Mariano Lualdi
Venimos a rendir tributo a este Capitán de Perón y a este
humilde soldado de la Patria como él gustaba definirse. Es un tributo
merecido, para un hombre que en distintas oportunidades ofreció su vida en
defensa de los ideales que lo inspiraron.
Pero venimos además a rendir cuentas, porque Adolfo Philippeaux nos
dejó un legado que es nuestra obligación luchar por cumplir, porque hace al
destino feliz del pueblo y de la Nación.
Dijo el Dr. Julio González en su discurso de despedida al Capitán
Philippeaux: “Philippeaux fue un héroe de carne y hueso, de alma y espíritu,
que restauró el gobierno del pueblo para el pueblo y para realizar el bienestar
del pueblo. Los que lo conocimos, sabemos lo que fue: un soldado que restauró el
Estado de Derecho, un acto sin precedentes en la historia
argentina”.
Adolfo Philippeaux nació el 25 de septiembre de 1925. Niño aún fue
a Corrientes, de donde era oriunda su madre y de allí la familia se dirigió al
Chaco, donde prestaba servicios su padre, el Coronel Emanuel Philippeaux quien
integró como personal del Ejército los primeros contingentes de la recién
constituida Gendarmería Nacional Argentina.
Emanuel Philippeaux inscribió a Adolfo en el Liceo Militar a donde
ingresó con 13 años.
Prosiguió sus estudios en el Colegio Militar de la Nación, de donde
egresó en 1945.
Ese año sufrirá un doble impacto que marcará para siempre su vida:
conoció el ascenso de la figura del Coronel Perón en su triple condición de
Secretario de Trabajo, ministro de Guerra y vicepresidente de la Nación.
Y el 17 de octubre de 1945, cuando el pueblo se movilizó para
liberar a su líder. Philippeaux vio cristalizar allí la confluencia de los
sectores patrióticos del Ejército y de la Policía con la movilización popular,
especialmente obrera, que derrotaron las maniobras oligárquicas para impedir el
avance de las conquistas populares. Aquella confluencia que Philippeaux
presenció siendo un joven oficial del Ejército, lo ganó para siempre para el
peronismo, causa que abrazó desde entonces y hasta el día de su
muerte.
Producido el triunfo de Perón en febrero de 1946, Adolfo
Philippeaux fue designado Jefe del Destacamento Reforzado de Combate del
Regimiento Escolta del presidente de la Nación, en donde prestó servicios hasta
fines de junio de 1955, cuando ya estaban en marcha aceleradamente los
preparativos golpistas de septiembre.
Como miembro de la custodia presidencial, Adolfo Philippeaux actuó
en defensa del orden constitucional y del presidente Perón en dos oportunidades.
Primero, el 28 de septiembre de 1951, cuando el intento golpista fracasado de
Benjamín Menéndez. Segundo, cuando los infames bombardeos a Plaza de Mayo, el 16
de junio de 1955.
Allí protegió la vida del Gral. Perón y combatió hasta la rendición
de las tropas que habían avanzado desde el ministerio de Marina y que depusieron
su intento criminal ante el oficial superior Juan José Valle, vilmente asesinado
en 1956.
Fueron las enseñanzas de aquellas jornadas contra el pueblo
indefenso, que llevaron a Adolfo Philippeaux junto a otros leales Capitanes, a
considerar cuál era el camino más adecuado para garantizar las conquistas
populares obtenidas durante los dos gobiernos del Gral. Perón. Esas conclusiones
a las que arribó Philippeaux luego de los eventos de junio de 1955, las puso en
práctica en La Pampa, cuando actuó como uno de los dirigentes de la revolución
del 9 de junio de 1956.
Su valiente comportamiento en junio de 1955 le valió de parte de
los mandos golpistas, que fuera retirado de su unidad para neutralizarlo, e
impedir así que actuara al mando de sus tropas para enfrentar el golpe de Estado
del 16 de septiembre de 1955. El golpe de Estado pasó para desgracia del pueblo
y de la patria.
En octubre de ese año fue enviado a La Pampa, desde donde mantuvo
fluida relación con otros resistentes peronistas.
Fue invitado a participar de las acciones que preparaba el general
Valle para recuperar el Estado de Derecho, deponer a la dictadura instaurada en
septiembre de 1955 y devolver el gobierno a las legítimas autoridades surgidas
del voto popular.
En los nombres de Philippeaux, Regazzoli y Nores Martínez resumimos
los centenares de pampeanos, soldados y policías patriotas, y paisanos
peronistas armados, que sin vacilar pusieron sus vidas al servicio de la
democracia y los derechos del pueblo.
Es justo recordar que en La Pampa fue el único lugar donde la
revolución del 9 de junio triunfó.
En las tres oportunidades en que Philippeaux debió actuar en su
condición de militar, en 1951, 1955 y 1956, demostró algo que es esencial para
un soldado. Porque no distingue al soldado un uniforme, al soldado lo distingue
su moral de combate. Sin moral patriótica y democrática, que sí tuvo
Philippeaux, el soldado pierde su cualidad más fundamental. Esa cualidad nunca
la perdió Philippeaux que, curiosamente, era un soldado que no tenía uniforme,
ya que murió sin haber recibido nunca sus atributos de Teniente Coronel, grado
al que fue ascendido luego de su justa reincorporación al Ejército Argentino,
cuando el retorno del General Perón en 1974.
La moral de combate de Philippeaux estaba enraizada en la moral del
soldado surgido de los combates de 1806 y 1807, cuando el pueblo en armas
derrotó el invasor inglés, y del ideario de Belgrano y San Martín, que lucharon
por la libertad y por la independencia y que jamás alzaron sus armas contra el
pueblo, ni aprovecharon su condición militar para amasar una fortuna personal,
como aquel jefe militar del que hablaba Belgrano en el Ejército del Norte,
cuando dijo indignado: “Vive como un sultán”, mientras sus paisanos los
soldados andaban descalzos y hambrientos.
La Revolución del 9 de junio de 1956 fracasó. Allí perdió la vida
el Gral. Valle y muchos otros cruelmente asesinados por la dictadura.
Adolfo Philippeaux fue condenado a muerte de la que fue librado por
la maravillosa acción de jóvenes oficiales y suboficiales de la Fuerza Aérea
Argentina que impidieron que el avión que debía conducirlo a Bahía Blanca para
su fusilamiento, pudiera despegar.
Derogada la Ley marcial, fue detenido en el Penal de Santa Rosa y
luego trasladado a Buenos Aires de donde se fugó.
Retornó al país con el triunfo de Frondizi, y continuó su
militancia en la resistencia peronista y luchó activamente por el retorno del
Gral. Perón, objetivo que se logró definitivamente en 1973. Acompañó a Perón en
su tercer mandato y, a la muerte de éste, a Isabel Perón hasta la consumación
criminal del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Capturado en Mendoza cuando se dirigía a Chile para desde allí
organizar una nueva resistencia, fue confinado por la dictadura videlista en La
Pampa, y en 1984 se radicó definitivamente en Mar del Plata, la ciudad donde
murió el 2 de octubre de 2004. En marzo de ese mismo año, fundó junto a otros
destacados ciudadanos el Foro Patriótico y Popular que hoy preside su señora
esposa, continuando la obra iniciada por el Tte. Cnel. poco tiempo antes de
morir.
El año próximo se cumplirán 10 años de su muerte.
Traigo el expreso deseo de su esposa, Doña Virginia del Valle
Martínez de Philippeaux, de que consideren ustedes la formación de una
Comisión de Homenaje que reúna a todos los hermanos pampeanos, sin
divisiones ni banderías de ningún tipo, para que se realice aquí el homenaje en
el décimo aniversario de su muerte. Les ruego que consideren este pedido de la
Señora Virginia, para que el próximo año la figura de Adolfo Philippeaux se
agrande, porque la patria necesita que el ejemplo de sus mejores hijos no solo
no se pierda, sino que ilumine el corazón de los
argentinos.
La contribución del pueblo de General Pico a perpetuar la figura de
un verdadero héroe como Philippeaux, mediante este magnifico mausoleo, debe ser
siempre altamente valorada. Porque cuando el músculo cesa, cuando la sangre ya
no fluye, cuando la vida termina, algunos hombres como Philippeaux se despojan
de su condición humana para transformarse en símbolo, en bandera. Ustedes son
los custodios de este estandarte.
Esta bandera en que se ha transformado Philippeaux, debe ser
portada por las nuevas generaciones en los grandes combates por la libertad y
por la segunda y definitiva independencia, por una patria justa, libre y
soberana como soñaba Philippeaux siguiendo la doctrina de Perón, contra el
colonialismo que usurpa vastos territorios argentinos, contra los usureros
internacionales, contra toda forma de sumisión y humillación nacional.
La libertad y la completa independencia de todo dominio extranjero,
sin amo viejo ni amo nuevo, es el mandato que nos legaron los padres de la
Patria y que debemos saber cumplir exitosamente. Por ello trabajó Philippeaux
hasta el último día de su vida.
El día de la victoria del pueblo, entonces, como dijo el Dr. Julio
González, los verdaderos héroes, los de uniforme de soldado y los de uniforme de
trabajador, entrarán al altar de la Patria. Allí estará Philippeaux, junto a
Valle, Yrigoyen, Costales, Cogorno, Abadie, Cortines, Cano, Ibazeta, Caro -y en
estos nombres nombro a todos sus compañeros de hazaña del 9 de junio de 1956-,
junto a Perón y su amada Evita, y junto a los miles de héroes anónimos que
derramaron su sangre por la Patria, celebrará la hora de los pueblos que es el
sueño de la Patria Suramericana de Belgrano, San Martín, Bolívar, O’Higgins,
Artigas, Güemes. Brown, Azurduy, y de todos los grandes patriotas que abrieron
el camino que solo unidos podemos transitar hasta el triunfo final.
Ese
día, cuando la Historia Grande pase lista a sus hijos más preciados, retumbará,
sin dudarlo, desde esta hermosa tierra pampeana: Teniente Coronel Adolfo César
Philippeaux: ¡Presente!
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