MALVINAS: vino viejo en odres nuevos...
El paraguas de soberanía...
Por Horacio Micucci
La noticia según los diarios
Transcribimos textualmente lo publicado, sobre la
entrevista Macri-Cameron, en diario Clarín del 22 de enero de 2016:
Respecto
a la reunión con Cameron, el presidente argentino la calificó de
"constructiva". Y dijo que "hay vocación de comenzar una
relación donde se pongan todos los temas en la mesa".
Macri
no se anduvo con vueltas y le dijo al arrancar: "Podemos abrir las
conversaciones, si ustedes están listos yo estoy listo". La reunión duró
más de 20 minutos. "Fue muy constructiva", dijo Macri al salir.
"Podemos
abrir las conversaciones. Si usted está listo, yo también. Deberían ser
conversaciones abiertas sin limitaciones. Esto tomará tiempo, mucho
tiempo". Cameron asintió: "Good, good".
Según voceros británicos y la prensa de
ese país, en la reunión se habló de las Islas Malvinas, pero también de las
reformas económicas y del intercambio comercial y las inversiones. Según
una versión, el primer ministro habría subrayado que le gustaría expandir el
comercio bilateral, que hoy apenas supera los US$ 1.500 millones.
Macri
y Malcorra explicaron que la cuestión de Malvinas estará en la agenda con Gran
Bretaña. Pero el Presidente dijo ayer que
"el mundo no se traba por un conflicto. España tiene un conflicto con Gran
Bretaña por Gibraltar y ambos estados tienen relaciones estrechísimas. Hay
temas que se van tratando de forma paralela".
Al salir de la reunión, la canciller
agregó que "básicamente la propuesta del Presidente es que tenemos que
abrir el diálogo en todos los temas que tenemos en común. Por supuesto que hay
algunos asuntos en los que se avanzará más rápido que otros. Tenemos que armar
una agenda que incluye una visita de la delegación de Gran Bretaña a La
Argentina". Por su parte, Macri subrayó que se busca "comenzar una
relación en la cual se pongan todos los temas sobre la mesa, bajo un mismo
paraguas".
Macri
señaló que los temas de la agenda serán "lucha contra el narcotráfico, contra
la corrupción, cambio climático, apoyo a la Argentina para su desarrollo
financiero y apoyo para infraestructura. Y
también Malvinas, por supuesto".
La
idea del Gobierno es avanzar en lo comercial y económico, sin renunciar al
reclamo de soberanía por las Islas. Macri ayer repitió tres veces la misma
frase: "Creemos que las diferencias ideológicas no pueden ser un obstáculo
para encontrar la solución a un problema".
Por su parte, el diario La Nación publicó el mismo
día:
El
presidente Mauricio Macri se reunió ayer con el primer ministro de Gran
Bretaña, David Cameron, y acordaron relanzar la relación bilateral, profundizar
el diálogo sobre "todos los
temas", incluido el conflicto de la soberanía sobre las islas Malvinas,
aunque quedará "debajo de un paraguas" para que no contamine el resto
de los asuntos de interés mutuo.
"Sobre
las Falklands [las islas Malvinas], el primer ministro fue claro en que nuestra
postura sigue siendo la misma y que el reciente referéndum fue absolutamente
claro en la intención de los isleños para seguir siendo británicos". Así
se manifestó la oficina del premier británico, David Cameron, después de la
primera reunión del líder conservador con el presidente argentino, Mauricio
Macri .
Downing
Street, la residencia oficial británica, emitió un comunicado después de la
reunión que tuvo lugar esta mañana en el marco del Foro Económico Mundial de
Davos, y afirmó que ambos líderes estuvieron de acuerdo en que "existe la
posibilidad de abrir un nuevo capítulo" entre los países que se
enfrentaron en una guerra por la soberanía en Malvinas en 1982.
Sin
embargo, el mismo comunicado hace referencia al referéndum de 2013 en el que
los habitantes de Malvinas optaron por amplia mayoría por permanecer bajo
bandera británica.
"Claramente
asumió un nuevo presidente y ha dado señales de que está abierto a tener una
mejor relación alrededor de Malvinas. Nuestra posición es clara. La gente de
Malvinas sostuvo un referéndum y el resultado de ese referéndum fue
absolutamente claro e inequívoco", continúa el texto del gobierno inglés.
"Nosotros apoyamos esa postura de que ellos quieran continuar siendo
británicos", concluyeron.
No es demasiada suspicacia del autor de estas líneas
sostener que se trata de avanzar en temas económicos (de interés inglés)
lateralizando el tema de la ocupación colonial inglesa de nuestras Malvinas.
Podríamos decirle al Presidente Macri que no es “Y también Malvinas, por supuesto”... sino principalmente Malvinas, por supuesto.
Ni que hablar de la Ministra Melcorra que dijo expresamente:
"comenzar una relación en la cual se pongan todos los
temas sobre la mesa, bajo un mismo paraguas".
Los ingleses, por su parte, reafirmaron su posición
de siempre.
Un poco de historia: “umbrella”...
Debe decirse,
con justicia, que Macri tiene antecesores en su política de hacer, en Malvinas,
lo que los británicos quieren. En efecto, como resultado de la Segunda Reunión
de Negociaciones en Nueva York (del 13 al 15 de diciembre de 1977, en plena dictadura) la delegación
argentina y la británica “convinieron en establecer dos grupos de trabajo paralelos,
de carácter oficial, para los temas de las relaciones políticas, incluyendo
la soberanía, y de la cooperación económica”. Con lo cual
los ingleses incluyeron el tema económico, siendo la inserción del tema
soberanía una excusa para lograr la preponderancia de aquél. Además, la
delegación argentina del Proceso aceptó que la representación británica
incorporara a los pobladores de las islas en la siguiente reunión. Es de
destacar que por las razones antedichas (el no reconocimiento de la población
isleña como una población autóctona) la Argentina siempre había rechazado esta
posibilidad.
Por lo tanto en el
año 1977, se forman dos grupos de discusión, uno sobre la soberanía y otro
sobre el destino económico de las Malvinas.
¿A cuál hacen
progresar los ingleses? Al económico.
¿Y qué dicen del
político (restitución de Malvinas)? Que va a quedar bajo el paraguas de
soberanía.
Luego Menem usó la
palabra “paraguas de soberanía” (umbrella). Pero no la inventó. Lo había usado
anteriormente un miembro del gobierno inglés. Dijo que toda la negociación
económica quedaba bajo el paraguas de la soberanía. Es más, Menem dijo “umbrella”,
¡la palabra paraguas en inglés!.
Hacia el año
’75, viajó a la región de Malvinas la “misión Shackleton”, enviada por los
ingleses. Esta misión investigó la riqueza económica de la zona y su conclusión
fue que había riquezas muy grandes en petróleo y pesca, cuya explotación no se
podía llevar a cabo sin la colaboración argentina. Es obvio, por ejemplo, que
ninguna empresa petrolera va a ir a explorar el petróleo en la región si sabe
que hay hostigamiento en el lugar.
Dice
textualmente el Informe de esa expedición:
“Como sucede con la pesca de altura, en toda formulación de
una política de desarrollo petrolero deberá tenerse presente que esta actividad
tendrá lugar en un ámbito altamente politizado, particularmente porque el área
de mayor interés se encuentra en alta mar (...). Ya se advirtió que una
política unilateral de otorgar licencias de exploración por parte del gobierno
de las islas Falkland [Malvinas] tendría muy poca acogida entre las compañías
petroleras, no sólo por los riesgos políticos involucrados sino también, por el
alto costo que demandaría una operación de esa naturaleza si no se contase con
la cooperación de la Argentina. Sería suficiente con destacar las importantes
inversiones de seguridad que habría que realizar para llevar adelante un
programa de desarrollo por vía unilateral (si la Argentina se opusiera), en momentos
en que la industria petrolera que trabaja en el Mar de Norte arguye que las
medidas de defensa empleadas son insuficientes”.
Entonces, la
posibilidad de la cooperación económica en Malvinas sólo sirve a los ingleses,
porque tiene como objetivo dar viabilidad económica a un "Estado independiente", una verdadera colonia, y ese es el interés de ellos. Todos lo que nosotros hicimos, como mandarle a
Aerolíneas Argentinas, el correo, etc., no sirven para recuperar las Malvinas.
En el ’71 se llegó al acuerdo por el que habría una tarjeta blanca con la cual
los kelpers iban a venir a la Argentina y nosotros íbamos a ir a las Malvinas
con sólo pasar por la Embajada. Cuando llegó lo de Georgias, los chatarreros
que fueron a hacer el desguace de ese lugar que habían comprado, iban con la
tarjeta blanca de la Embajada Inglesa. Inglaterra dijo que tenían que pasar por
el Comando y después les mandó un buque de guerra. Así que cuando hubo que usar
esa tarjeta, no sirvió.
Kirchnerismo: “lo que vale es lo que hago y no lo que
digo...”
Más allá de sus
“relatos”, en los hechos, el kirchnerismo aplicó la misma política.
a) plantear como
política un dialogo eterno e infructuoso, sin represalias económicas, permitiendo
el avance de los negocios ingleses en Argentina continental, sin obstaculizarlos.
Valga como dato que la segunda empresa petrolera de Argentina es Panamerican
Energy (60% de la British Petroleum inglesa y 40% de Bridas, a su vez propiedad
en partes iguales de Bulgueroni, empresario de intermediación con los rusos, y
la CNOOC china).
b) con Fuerzas
Armadas sin hipótesis de conflicto en el Atlántico Sur y la recuperación de
Malvinas, manteniendo a Argentina en completa indefensión nacional sin buques
ni aviones para controlar el Atlántico Sur. Y con balas para combatir unas
horas, al decir de la ex Ministra Garré.
c) manteniendo los
Tratados de Londres y Madrid, verdaderos estatutos de la Indefensión Nacional.
Y sin sancionar económicamente a las empresas inglesas que actúan en Argentina
Continental mientras exista la ocupación colonial de Malvinas.
d) eso sí,
permitió la primera base china en territorio continental. Dicho sea de paso
Macri nunca cuestionó esa base, ni los Tratados de Londres y Madrid.
Otra política
diplomática es posible...
El Almirante
Carlos Busser, en su libro “Malvinas, conflicto vigente” sostiene una
posición que puede ser la base de una diplomacia distinta al respecto.
Transcribimos sus palabras extensamente:
“A la muy famosa y conocida expresión de
Clausewitz de que la guerra es la continuación de la política por otros medios,
hay quienes le ponen en paralelo la mucho menos conocida expresión de Lenin,
que afirmaba que la política es la continuación de la guerra por otros medios.
Lo que parece un juego de palabras, revela una claramente diferenciada posición
respecto a cuál es la situación normal de las relaciones entre países que
tienen un conflicto pendiente por alguna cuestión que, para uno de ellos, es
esencial.
La guerra y la política –o la diplomacia- ,
son casi siempre recursos alternativos, muchas veces complementarios, que los
estados usan, según las circunstancias y la posibilidades de cada uno en un
momento dado. Pero para los argentinos, Clausewitz tenía razón y no Lenin.
Nuestro país siempre intentó, y mucho más debe hacerlo en las actuales
circunstancias, priorizar las negociaciones diplomáticas, mientras que es
evidente que el Reino Unido se adscribió en el pasado y lo sigue haciendo en el
presente, al enfoque de Lenin y por eso mantiene implementadas la solución de
la “fortaleza Malvinas”, con su fuerte guarnición lista para actuar.
Pero también está claro que la priorización
de los recursos diplomáticos no significa una renuncia a las presiones que se
puedan aplicar al adversario cada vez que sea posible. En la política
internacional cada país juega sus fortalezas y debilidades de toda índole,
enfrentándolas a las debilidades y fortalezas de su oponente. Y logra su objetivo
aquel que actúa con una mayor determinación nacional. Todo se reduce, en última
instancia, a una lucha de voluntades nacionales. Y esa voluntad nacional
descansa en la fortaleza de las convicciones y los sentimientos de la población
de cada estado.”
Es decir, es
posible una diplomacia que obstruya y no facilite los negocios ingleses como
presión por su ocupación colonial, en nuestra debilidad de defensa actual. Sin
embargo se hace lo contrario.
Se nos podrá decir
que necesitamos inversiones. Recordamos lo que decía el Dr. Adolfo Silenzi de Stagni,
insigne continuador de la línea de los Generales Mosconi y Baldrich:
Ante las propuestas de quienes sostenían que era
preciso “achicar
el Estado, desregular y abrir la economía para que ingresen las inversiones
extranjeras y los empréstitos de los organismos financieros internacionales” transcribía
en su libro “Claves
para una política petrolera nacional”, de 1983, su intervención en la Sexta Conferencia
Nacional de Abogados en 1959:
“¿Cómo se capitaliza un país?. (...) La
explotación del petróleo puede ser uno de los caminos más rápidos para
capitalizar el país, por cuanto es la actividad de mayor lucratividad que se
conoce en el mundo. ¿Pero que ha ocurrido? En lugar de extraerlo por cuenta
nuestra a través de YPF, entregamos a empresas extranjeras las mejores áreas localizadas y cubicadas por
esta repartición oficial, firmando contratos leoninos y sin precedentes en el
extranjero.”
Y agregaba:
“El proceso de
acumulación de capital no puede provenir de la `ayuda´ externa, el capital se
forma en casa”
Referido al papel del capital
extranjero decía:
“La experiencia
demuestra que el capital extranjero genera en el mediano y largo plazo un flujo
mayor de salida de divisas del que realmente ingresa. En otros términos el
efecto de las inversiones directas de las transnacionales es el de la
transferencia neta de recursos hacia el país de origen de esos capitales y, por
tanto, el de una descapitalización incesante de los países subdesarrollados.”
Agregamos: El capital y las inversiones están en el
dinero del la corrupción y el narcotráfico que deben ser expropiados, en el petróleo
extranjerizado, en los monopolios petroleros subsidiados, en el pago de la
deuda ilegítima fraudulenta, usuraria y odiosa, en el juego y la renta
financiera que no pagan impuestos, en los bolsillos de quienes se enriquecieron
en estos años, en la Megaminería contaminante, etc., etc.
Malos pronósticos...
Todo lo anterior no
traerá más que desilusiones a quienes crean que este nuevo gobierno significa
un cambio. Al menos no lo será si el cambio que se espera es hacia una
Argentina Independiente de toda dominación extranjera, objetivo que debe ser
reafirmado en el año del Bicentenario de nuestra Independencia.
Aquellos que crean
que esto es parte de un camino sensato que libre a Argentina del peligro de
guerras y ocupaciones se verán también desilusionados.
Macri no cuestiona
la base china en el continente, de
origen K, ni cuestiona el aeropuerto otorgado
por el kirchnerismo al ciudadano inglés Lewis, del tamaño del Jorge
Newbery, en el paralelo 48, que puede permitir el desembarco inglés en dos
horas y la partición de Argentina en dos. Tampoco cuestiona la presencia
norteamericana en la Triple Frontera ni su flota en el Atlántico Sur. Ni los Tratados de Londres y Madrid. Ni las relaciones estratégicas con Rusia y las acciones antárticas conjuntas con ese país.
En un mundo con
factores de guerra en crecimiento, se coloca a Argentina en el tablero de la
disputa entre las potencias. Argentina, con esta política, se dirige en un
plazo de tiempo, al peligro de la balcanización y la disputa de ejércitos
extranjeros en su territorio. Unido lo anterior a la guerra entre sus
monopolios y sus mafias (narcotráfico y trata de personas) dirigidas desde el
interior de este Estado de la dependencia y la sumisión nacional, cuyos
políticos y funcionarios son parte de intereses de potencias extranjeras, sus
monopolios y sus aliados internos, nativos pero no nacionales, en disputa por
la rapiña del patrimonio nacional.
Por este camino
estamos lejos de aquello que hace poco postuló Francisco:
"Ninguna familia sin vivienda,
ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona
sin la dignidad que da el trabajo".
(...) “El colonialismo, nuevo y
viejo, reduce a los países pobres a meros proveedores de materia prima y
trabajo barato”.
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