A confesión de parte relevo de
prueba...
En 2004, el presidente chino, Hu Jintao, y su homólogo argentino, Néstor
Carlos Kirchner, establecieron relaciones de socios estratégicos entre ambas
naciones en sus respectivas visitas, por lo que la relación entró en una nueva
etapa de desarrollo integral.
En julio de 2010, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner realizó
una visita de Estado a Beijing.
DESDE ENTONCES HASTA AHORA ESTA RELACIÓN SE ASEMEJA CADA VEZ MÁS A
LA VIEJA RELACIÓN, EN CONDICIONES DE DEPENENCIA DE ARGENTINA CON EL IMPERIO
BRITÁNICO.
LAM INVERSIÓN CHINA EN ARGENTINA,
SI DESEMBARCA EN LAS REPRESAS DE SANTA CRUZ, SE UBICARÍA EN LOS PRIMEROS
LUGARES.
EL SIGUIENTE ARTÍCULO DE UN PERIODISTA DEL OFIALISTA PÁGINA 12
DETALLA ESA INVERSIÓN.
La expansión de la inversión
china
Las firmas del gigante
asiático presentan condiciones financieras imbatibles en un mundo que tiene en
crisis a los países desarrollados. Su inversión en el exterior es un fenómeno
reciente, pero en franco ascenso.
La posible inversión de unos 5 mil
millones de dólares de la empresa china Gezhouba para la construcción de las
represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic sería el principal desembarco del
país asiático en la Argentina y lo llevaría a los primeros puestos como
inversor, junto a otros fuertes desembolsos que realizó recientemente. El
avance forma parte de una tendencia de aumento de la presencia de las empresas
chinas en el escenario internacional. Esas firmas presentan condiciones
financieras imbatibles en un mundo que tiene en crisis a los países
desarrollados. China está sedienta de recursos naturales, tecnología y mercados
donde colocar su producción, para consolidarse como uno de los centros de
hegemonía mundial. Su inversión en el exterior es un fenómeno reciente, pero en
franco ascenso.
Días atrás el Ministerio de Planificación
informó que la UTE conformada por Gezhouba Group, Electroingeniería e Hidrocuyo
salió primera en el orden de prelación que estableció la comisión técnica
evaluadora para la construcción de las represas en Santa Cruz. China no está
entre los inversores más calificados en esa materia, pero las condiciones
financieras que el Estado chino ofrece a través de su banco de desarrollo es
inigualable para la competencia. Y Argentina no se trata de un caso aislado. En
los últimos siete años la Inversión Extranjera Directa (IED) desde China hacia
el exterior creció más de veinte veces, hasta un flujo superior a los 70 mil
millones de dólares, aunque sobre una base muy reducida, dada por el
aislamiento que caracterizó al país hasta hace poco.
La presión de las empresas chinas sobre economías
pobres como Africa, de desarrollo medio de América latina y Asia e incluso en
los países industrializados, en especial de Europa, crece vertiginosamente. Lo
hace en el marco de la crisis internacional, con países sobreendeudados y
necesitados de recursos frescos, que China tiene de sobra.
No es fácil seguir el rastro de las inversiones
chinas. El 75 por ciento del stock de IED está en Hong Kong, Islas Vírgenes e
Islas Caimán, paraísos fiscales desde donde se expanden a todo el mundo. A
nivel sectorial, casi la mitad de las inversiones va a las finanzas, para
fondear la compra de bienes fabricados en China. El 14 por ciento se destina al
sector minero, para abastecer a su gigantesca industria, que consume más de la
mitad del cemento en todo el mundo y alrededor del 40 por ciento del cobre, el
hierro y el aluminio. En ese segmento se destacan inversiones para extraer
hierro y carbón de Australia y cobre de Afganistán. En el stock de IED le sigue
el comercio (13 por ciento), transporte (7) y manufacturas (6 por ciento).
El sector petrolero es una prioridad para China,
dado que el país perdió el autoabastecimiento años atrás. Tiene intereses
estratégicos en Rusia, Kazajistán, Turkmenistán, Irán, Irak, Sudán, Venezuela e
Indonesia. En Argentina, el petrolero es el sector donde los chinos más
presencia tienen. La Corporación Nacional de Petróleo Submarino (Cnooc) compró
la mitad de Pan American Energy por mil millones de dólares y Sinopec Group,
productor estatal, adquirió empresas por 2 mil millones de dólares.
En la actualidad 30 empresas chinas operan en el
país. El país asiático ya es la tercera fuente de inversión, detrás de Estados
Unidos y España, sin contar todavía las represas. Otro importante desembolso
fue el del Banco Industrial y Comercial de China, también de propiedad estatal,
que adquirió el 80 por ciento de las acciones del Standard Bank Argentina por
600 millones de dólares. China provee además el material rodante para la
renovación del sistema ferroviario y del subterráneo de Buenos Aires.
China también incrementó en forma exponencial
sus inversiones en Europa. Antes de 2004 no registraba operaciones, entre ese
año y 2008 invirtió un promedio anual de 800 millones de dólares, en 2009/10
fueron 3 mil millones y en 2011 el valor trepó a 10 mil millones de dólares. El
stock de IED no llega al 5 por ciento, muy lejos de la presencia que tienen en
el Viejo Continente los países industrializados. Sin embargo, en 2010 los
chinos protagonizaron el quinto mayor flujo inversor en la Unión Europea. Las
mayores adquisiciones fueron en Francia, Reino Unido y Alemania, y se destaca
la dinámica china en Hungría, Rumania y Grecia.
La inversión extranjera puede impulsar el
desarrollo económico o en cambio cristalizar la dependencia, en función de
dónde se aloje y bajo qué parámetros lo haga. La discusión en torno del control
de la IED de China se está dando en la periferia europea, donde no se ignora
que el rol del Estado en esa materia es crucial. La OCDE confecciona un índice
de restricción formal a la IED: una economía cerrada es 1, y una completamente
abierta, cero. China dio 0,4, el promedio de los países en desarrollo, 0,15,
Brasil 0,10 y Estados Unidos, 0,10. La Argentina está entre los últimos lugares
con un 0,05, fruto del lastre heredado del neoliberalismo
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