Crónica de una catástrofe evitable
Los responsables del derrumbe en Rosario
CORRESPONSAL
Dos
fatalidades seguidas en Rosario, ambas evitables, que dejan en evidencia el
abandono del Estado con la vida de nuestro pueblo.
El martes 6 de agosto era un día lindo,
luminoso y agradable en Rosario. Hasta las 9.38 de la mañana. A esa hora en un
edificio de calle Salta 2141 se produjo una explosión demoledora como consecuencia
de un brusco escape de gas que comenzó pocos minutos antes en el subsuelo del
edificio. Inmediatamente después de la explosión se generaron llamas de hasta 10 metros de altura con
el gas que seguía saliendo de la red de suministro de media presión. La empresa
Litoral Gas, concesionaria de la distribución en la ciudad, debió hacer dos
excavaciones en las esquinas cercanas para obturar la cañería de suministro. No
había una válvula general que cerrara el servicio. Después de tres horas y
media se cortó el gas y se apagaron las llamas.
Bomberos y voluntarios trabajaron desde
el primer momento para auxiliar y ayudar a las víctimas. Salvaron a los que
pudieron. Pero enseguida se vio que la pérdida de vidas iba a ser muy grande,
ni qué hablar de los daños materiales. La noción de la magnitud de esta
catástrofe hizo que todas las autoridades se hicieran presentes (locales,
provinciales y nacionales). Con sus motivaciones y con mayor o menor suerte
estuvieron todos: intendenta, gobernador, ministros y hasta la presidenta. La
sensibilidad de la gente, de los parientes de las víctimas especialmente,
generó muestras de rechazo cuando se intuyó la utilización política del hecho.
Algún candidato y hasta la propia CFK tuvieron que aguantar muestras de hastío
de muchos de los que estaban en la zona devastada.
La explosión demolió totalmente los 9
pisos con todos sus departamentos en la torre donde se produjo la explosión. En
dos torres linderas similares volaron ventanas y paredes de los departamentos.
En toda la cuadra, y aún más lejos, se destruyeron ventanas y vidrieras de
negocios. Pero lo más grave, lo irreparable: al día lunes, siete días después
de la explosión, se contabilizaban 21 personas fallecidas, además de casi 60
heridos.
Mientras cuadrillas de rescatistas siguen
trabajando para tratar de encontrar entre los escombros a personas con vida,
rodeados por una inmensa solidaridad del pueblo y alentados por la esperanza y
el deseo de encontrar sobrevivientes, mientras el dolor y la tristeza nos toca
a todos, mientras acompañamos a amigos y familiares, nos asaltan y persiguen
tremendas preguntas.
Hay
responsables
¿Qué pasó? ¿Por qué no se pudo evitar
esta catástrofe? ¿Quién o quiénes son los responsables? ¿Hay responsabilidad
política? ¿Quién se hará cargo de todos estos daños, físicos y morales? ¿Puede
volver a ocurrir, podemos ser las próximas víctimas?
La explicación inmediata es que el
trabajo de un gasista que debía hacer un cambio de medidor produjo una fuga de
gas a alta presión. De ahí la explosión y las llamas. Ese gasista al no poder
controlar la pérdida se fue, quiso avisar y fue demasiado tarde. Hoy está
detenido y procesado por la Justicia. También han citado a declarar a los
directivos de Litoral Gas. Fiscal y jueces apuntan ya a la responsabilidad de
la concesionaria. Porque, ¿puede la impericia o el error de una persona
producir semejante daño? La concesionaria de la red de gas ¿no es la principal
responsable de velar por la seguridad? ¿No hay procedimientos de seguridad, no
hay supervisión, no hay control para protegernos? ¿Quién controla a la
concesionaria?
Una rápida búsqueda nos pone ante lo que
parece ser la matriz de la indefensión ciudadana y el hilo conductor entre ésta
y otras catástrofes que han costado muchas vidas y mucho dolor en nuestro
país.
Quien maneja hoy el gas en Rosario es una
sociedad anónima con mayoría de Suez y Techint, con concesión por 35 años y
opción a 10 más luego del desguace y la vergonzosa aprobación de la
privatización de Gas del Estado en el año 1992, con diputados falsos dando el
quórum (los célebres “diputruchos”). Suez, una compañía de capitales franceses,
es bien conocida porque integró las sociedades concesionarias de Aguas
Argentinas y Aguas Provinciales de Santa Fe, donde se les revocó el contrato
por incumplir cláusulas de inversión. Con esos antecedentes se entiende que
hayan soslayado, como se presume, inversiones tendientes a dar seguridad en la
prestación del gas. El Enargas (Ente Nacional Regulador del Gas) fue creado
para, supuestamente, controlar a las privadas que entraron en el negocio del
transporte y la distribución del gas natural.
Como en otros servicios los resultados de
esas privatizaciones están a la vista. Control de un mercado cautivo, empresas
monopólicas, deficiencia de controles o directamente corrupción y negociados
para que no haya controles. Hay un hilo conductor entre la catástrofe
ferroviaria de Once y la explosión del 6/8 en Rosario: es la destrucción y
pérdida de servicios, estructuras, personal idóneo y controles estatales como
consecuencia de la ola privatista iniciada de la era menemista con el visto
bueno de los Kirchner.
Si no se profundiza en buscar a los
responsables máximos entre los cuales está la concesionaria, si no se los
procesa y hace pagar los daños y perjuicios, si no se les exige severísimas
medidas de seguridad y reformas que permitan todo el control y la seguridad, si
no se les aplica todo el peso de la Ley, si no se reforma la legislación que
nos deja indefensos, estamos expuestos a que se vuelvan a producir catástrofes
como ésta. Ellos son los verdaderos responsables.
Y los responsables políticos son todos
aquellos que han permitido y siguen permitiendo la existencia de estos
bastiones de privilegio y beneficio a costa de la nación y del pueblo.
Seguramente los familiares de las
víctimas, los que han perdido sus casas y sus bienes, acompañados por una gran
mayoría de la población de Rosario reclamarán que se haga justicia. Y justicia
significará que a los fiscales y jueces no les tiemble la mano para ir a fondo
en descubrir a los responsables de la trama de omisiones y negociados que han
conducido a esta tragedia.
Una respuesta y solución de fondo
igualmente requiere que se recupere para el Estado y la Nación Argentina el
manejo de recursos como el Gas y el Petróleo. Se necesita recuperar a la
empresa estatal Gas del Estado tal como la fundara el Ing. Canesa en 1929 y
ponerla al servicio del pueblo.
Una
nueva catástrofe
El viernes 10/8 a la tarde en el parque
de diversiones del Parque Independencia, en la rueda de la vuelta al mundo, se
desprendió uno de los carritos con cinco personas en el mismo. Cayó desde 20 metros de altura
provocando la muerte a dos hermanas, una de 14 y otra de 12 años, hijas de un
matrimonio de Rafaela. Los otros integrantes sufrieron lesiones, algunas de
gravedad.
Nos recorrió nuevamente el dolor y la
tristeza, pero también la bronca. ¿Cómo no se pudo evitar esta tragedia? Otra
vez pensamos en los responsables de prevenir y evitar dramas como éste. Acaso
¿no debe la municipalidad supervisar y controlar todos estos juegos? La ciudad
cuenta con innumerables profesionales y técnicos que pueden inspeccionar todo
mecanismo que pone en peligro la vida de las personas, ¿Por qué no se los
contrata a ellos y sus colegios profesionales?
Como triste confirmación de lo que
anticipábamos al hacer la nota de la explosión del 6/8, esta nueva tragedia nos
ratifica en la necesidad de encontrar a los responsables políticos y tomar
medidas que se anticipen a los hechos. Caso contrario, como dijimos en esa
nota, “estamos expuestos a que se vuelvan a producir catástrofes como ésta”.
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