TRADUCTOR

martes, 30 de septiembre de 2014

DROGAS: CARTA DE LOS CURAS VILLEROS A LA PRESIDENTE. TEXTO COMPLETO

La carta de los curas villeros a la Presidenta sobre la despenalización del consumo de droga. (TEXTO COMPLETO)


La misiva fue entregada a Cristina Kirchner el 1° de septiembre, pero los sacerdotes decidieron hacerla pública "ante las reiteradas consultas sobre las propuestas del titular de la Sedronar del pasado domingo"

 Vicaría de curas villeros de la arquidiócesis de Buenos Aires entregó una carta el pasado primero de septiembre a la presidenta Cristina Kirchner , en la que expresaron sus reflexiones acerca de la despenalización de la tenencia para el uso personal de drogas.
Si bien la carta fue entregada a la jefa del Estado para agradecer la firma del convenio de los Centros Barriales de las Parroquias por intermedio de Cáritas Argentina con la Sedronar, los sacerdotes decidieron hacerla pública "ante las reiteradas consultas sobre las propuestas del titular de la Sedronar el día domingo".
La polémica se generó cuando el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), Juan Carlos Molina , opinó que "habilitaría el consumo de todo".
De esta manera un grupo de pastores que trabajan con la drogadependencia en los asentamientos de emergencia alzaron la voz para opinar sobre el debate por la despenalización y consideraron que el flagelo de la droga "pone de manifiesto el núcleo duro de la pobreza y la exclusión en nuestro querido país".
Luego de agradecer expresamente la ayuda que de distintos modos presta el gobierno nacional, "en particular con la firma a través de Caritas Argentina del convenio con la Sedronar", los religiosos organizados en la Pastoral Nacional sobre Drogadependencia le expresaron a la Presidente su mirada con "un espíritu constructivo" y la intención de "aportar al bien común de la Nación".
En una carta que le fue entregada al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el 1 de septiembre (el contenido recién se conoce hoy), los sacerdotes se apoyan en un mensaje del papa Francisco que dijo "no a todas las drogas". Y hacen una extensa reflexión en la que destacan que "el paco ha hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto".
En el mismo consideran que "desestimar los porcentajes de adictos temerario, ya que la marginalidad es el mejor caldo de cultivo para los consumos problemáticos".
"El eje central de la prevención tiene que pasar por la inclusión social y para ello se requiere una presencia inteligente del Estado. Al mismo Estado le cuesta hacer pie en nuestros barrios", señalaron.
SÍNTESIS
"Comenzamos preguntándonos qué mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia para el consumo personal: si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido? Es en esta pregunta en donde puede darse el encuentro. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema al ámbito de la salud", argumentaron los curas, para continuar explicando su trabajo diario con "los chicos y chicas consumidores de paco y otras sustancias", que "han hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto".
Y continúan: "Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa, se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas. La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso 'recreativo' y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aún".
"Por eso desde nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño", señalaron.
"Antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados", argumentaron.

TEXTO COMPLETO

El mensaje dirigido a Cristina Kirchner consta de 11 puntos que se reproducen a continuación:

El desafío de la exclusión y el consumo de drogas…

1. Estas reflexiones sobre la despenalización no pretenden ocupar el lugar que tiene la palabra de la Conferencia Episcopal Argentina sobre este tema. Ahora bien, como compartimos la vida en las Villas de la Ciudad y en algunas del Gran Buenos Aires, tenemos un recorrido hecho en el trabajo de prevención de adicciones, y del mismo modo acompañamos diariamente a personas en situación de sufrimiento social a causa de las drogas, y ante reiteradas consultas, nos parece conveniente hacer un aporte a la discusión del tema. Lo hacemos con espíritu de aportar al diálogo, ofreciendo el propio pensamiento y buscando integrar el pensamiento diferente.

2. Dialogar es buscar espacios de encuentro. Dialogar es comprender la búsqueda del otro. Por eso comenzamos preguntándonos que mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia para el consumo personal: “si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido?” Es en este “porqué” en donde puede darse el encuentro. Aunque la conclusión a la que se ha llegado pueda ser verdadera o errónea, este “porqué” creemos que es auténtico. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema al ámbito de la salud.

3. A nosotros como sacerdotes, el Evangelio de Jesús nos invita a dirigirnos a las periferias geográficas y existenciales, y a permanecer allí, con una presencia que ayude a cuidar la fragilidad. Se nos invita a entrar en comunión con los más pobres, y desde los pobres llegar a todos. Es así que en las Villas, nos toca en este tiempo acompañar especialmente a chicas y chicos consumidores de paco y otras sustancias. Éstos, obviamente, la mayoría de las veces, no pueden hacer oír su voz. Desde este lugar hacemos nuestro aporte. Por otra parte este camino que va desde los pobres a todos, nos parece un programa más que valido a la hora de trazar políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar.

4. Como expresábamos en alguna oportunidad, para nosotros este no es sólo un tema de drogas, el paco ha hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que se ha roto. Nos encontramos con chicos y chicas con derechos básicos vulnerados. Muchos NN, sin estudios primarios, con problemas serios de salud –tuberculosis, VIH, etc.-, sin posibilidad de trabajo, viviendo en la calle. Pero si miramos más en profundidad descubrimos una situación de orfandad de amor, de ruptura o inexistencia de vínculos. Esta es una forma de pobreza que no se puede registrar en términos de ingreso mínimo por persona. Pero existe, es real.

5. A veces alguno puede pensar que son pocos los jóvenes con consumos realmente problemáticos, que les hipotecan la vida. Dudamos realmente que sea un grupo pequeño, es más, creemos más bien que se trata de chicos pobres de las villas y barriadas de la Ciudad y del Gran Buenos Aires. ¡La exclusión favorece la adicción y causa estragos! Creemos que desestimar los porcentajes de adictos, por ejemplo al paco, es temerario, ya que la marginalidad es el mejor caldo de cultivo para los consumos problemáticos. Por otro lado nunca hay que olvidar que detrás de las estadísticas hay rostros concretos e historias muy dolorosas. Duelen hoy, no simplemente cuanto los números los registran y aumentan.

6. La población de las Villas es joven. El eje central de la prevención tiene que pasar por la inclusión social y para ello se requiere una presencia inteligente del Estado. Al mismo Estado le cuesta hacer pie en nuestros barrios. Es que muchas veces se choca con el problema de la no tenencia de las tierras y la consiguiente no propiedad de las viviendas, por parte de los vecinos y vecinas. Siempre está latente el prejuicio: “no es su tierra, no pagan todos los impuestos, ni todos los servicios, por eso no son ciudadanos”. Pareciera que esto hace que se caigan de hecho, otros derechos humanos. Y obviamente todo esto es muy funcional al narcotráfico organizado.

7. Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas. El sistema educativo tiene muchas debilidades. Vemos una importante cantidad de chicos que dejan la escuela primaria, mucho más la secundaria. ¿No estamos dejando su educación en manos de los grupos que cantan su apología a la droga y al delito? La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso ‘recreativo’ y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aun. Por eso desde nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño.

8. A veces se da una distancia grande entre algunas leyes que buscan garantizar derechos y la realidad que intentan legislar. Entendemos que de ningún modo se puede criminalizar al usuario de drogas. Sin embargo, pensamos que mientras se busca proteger los derechos de algunos, en la práctica se desprotegen más los derechos de otros. Conocemos infinidad de casos de gente que no lleva drogas ilegales en el bolsillo por temor a ser demorados por la policía. ¿Esta habilitación para llevar drogas, no colabora con la naturalización del consumo? ¿No acerca la realidad del resto de la sociedad a la de nuestras villas donde la despenalización de la tenencia esta dada de hecho? Antes de plantear una ley así: ¿no sería mejor que para ese momento hayamos concientizado a la sociedad que no está bueno, ni es saludable consumir drogas? ¿que hayamos tejido una red asistencial? ¿No es una renuncia y un descompromiso la despenalización así de este modo, sin mirar la totalidad del problema? Creemos que antes de discutir la posible sanción de esta ley es mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos adecuados. Por ejemplo a nivel de todo el territorio nacional ¿no habría que esperar a que los CePLAs –Centros Preventivos Locales de las Adiciones- y los CETs –Casas Educativas Terapéuticas-, funcionen adecuadamente? ¿Y si funcionan, alcanza con 150 CePLAs y 60 CETs? ¿No habría que hacer 1.500 CePLAs y 500 CETs antes de plantear una ley sobre despenalización? Para nosotros poblar más el territorio de dispositivos adecuados sería un modo concreto de dar más libertad a nuestros niños/as, adolescentes y jóvenes, de darles más capacidad para elegir lo bueno para su vida.

9. Al visitar los penales nos damos cuenta que quienes asocian la droga con el delito, fácilmente discriminan y estigmatizan a los usuarios de drogas, cerrándoles las puertas y haciéndoles mucho más difícil el camino de la inclusión social. No obstante, sabemos que los penales están llenos de personas que tienen problemas con la droga. ¿No habría que pensar este tema antes de despenalizar la tenencia? No les damos oportunidades, naturalizamos el consumo, pero si el consumo se les volvió problemático y los llevó por el camino del delito les caemos con todo el peso de la ley. ¿No es poner toda la responsabilidad en la persona -que no tiene oportunidades: hospital, trabajo, educación, etc.- sin hacerse cargo desde el Estado? Hay tantos chicos y chicas que casi no tuvieron oportunidades, y a quienes el consumo se les hizo demasiado problemático. ¿Descriminalizar a los usuarios, no es también darles oportunidades a tiempo? ¿No habría que hacer eso antes de despenalizar la tenencia? ¿No habría también que revisar el código penal y las prácticas judiciales antes?

10. Recordando una imagen que ya utilizamos, podríamos decir que la discusión sobre la despenalización corresponde a los últimos capítulos del libro y no a los primeros. Nos dicen que ahora hay que despenalizar, y nosotros nos preguntamos quién arma la agenda de prioridades. Porque si uno pregunta en los barrios, lo urgente es la creación de dispositivos preventivos y asistenciales. Las preocupaciones de la mayoría de la gente de nuestros barrios son: “¿qué hago con mi hijo que se me está yendo de las manos?”, “¿cómo hago, porque se puso rebelde y ya no quiere ir al colegio?”, “¿Quien le puede hablar, está todo el día en la esquina con mala junta y tengo miedo que me lo traigan en un cajón?”, “¿como hacemos con la bandita de la esquina, que le roban a la gente que se está yendo a trabajar?”, “¿cómo hago con mi marido que no puede parar de tomar, y encima se pone violento?”, “mi mujer se va al bingo y se pasa todo el día, estoy preocupado” y tantas otras. La agenda política debe responder a las necesidades de la gente.

11. Frente a este tipo de situaciones tenemos que responder cada uno desde el lugar que nos toca, con una presencia que acompañe, con una historia de bien que se una a toda historia de sufrimiento para abrir en ella un resquicio de luz. Ahora bien, en una sociedad donde muchas veces los excluidos no son ‘explotados’, sino desechos ‘sobrantes’, nosotros tenemos la experiencia bíblica de que: “La piedra que los constructores rechazaron ahora ha llegado a ser la piedra angular.” (Mt. 21, 42). Con alegría podemos decir que muchos de los chicos y chicas que acompañamos, se han puesto de pie y hoy son los verdaderos protagonistas del camino de inclusión, que empiezan a transitar otros chicos y chicas, que están en la situación que ellos estaban. Son ellos los que ahora tienden la mano, siendo portadores de esperanza.

12. Mirando a los niños y jóvenes de nuestros barrios apostamos a la esperanza, y nos comprometemos a seguir trabajando por la inclusión social, de lo contrario se pierde mucho. Se pierden, ante todo, a las personas que no pueden con su vida. Se pierden hombres y mujeres, que por falta de igualdad de posibilidades se quedan a mitad de camino; y así se desvanecen sueños, proyectos, talentos, valores, dones, ideales y horizontes, tan necesarios para construir una sociedad más justa, solidaria y verdadera. Se pierden insospechables riquezas personales, como intelectos lúcidos, manos hábiles y virtuosas para el trabajo, el arte y la ciencia, para hacer más promisorio y posible el futuro en la Argentina. Perdemos corazones buenos y nobles, que aportarían dando seriedad a las cosas, respeto al semejante y pasión para construir una patria de hermanos. En fin, con los jóvenes que se quedan atrapados por las redes de las drogas, perdemos todos, porque “la humanidad es una”, decía Bartolomé De Las Casas.


lunes, 29 de septiembre de 2014

LEGALIZACIÓN DE LA DROGA: un artículo y un informe con extractos de interés.

Despenalización

Por Eduardo Mariano Lualdi

El narcotráfico campante en la Argentina tiene varios altavoces que reclaman a gritos la despenalización de la droga. Acaba de sumarse el responsable del Sedronar. Huelgan las palabras. La lógica del claudicante: la droga se combate con droga: absurdo. Soros, el padre de todos los buitre, – buitre nac&pop – felicísimo. Recordemos: China fue transformada en un país con millones de opiómanos por medio de dos guerras, las Guerras del Opio, que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte libró contra esa nación para someterla y hacer pingues ganancias a expensas de la salud y muerte de su población.
Atrás del narcotráfico, la trata de personas para la esclavitud sexual y/o laboral, siempre, pero siempre, siempre, está el imperialismo, el colonialismo y sus socios nativos.
Solo para referencia: en el examen médico de los aspirantes a ingresar como miembros de una de las fuerzas armadas, casi el 50% de los inscriptos consumía drogas: el 100% marihuana y el 40% de ese total, consume además cocaína. El consumo de cocaína en ámbito militares y de seguridad ha crecido significativamente, algo que debe tenerse muy presente. ¿Será por eso que el Secretario de Seguridad reclama su despenalización? ¿Qué va a pasar si finalmente la “línea Soros”,el "buitre bueno", de despenalización se impone? A las puertas de profundizar el modelo nac&pop de narcotráfico: ¿nos ofrecerá Monsanto sus marihuanas transgénicas para todos y todas?

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

INFORME

(Extractos de opiniones e información periodística para sacar conclusiones)


“Habilitaría el consumo de todo”
Juan Carlos Molina - SEDRONAR

“hay que discutir una nueva forma de regular no sólo el consumo sino la cadena de producción y las comercialización de las drogas”.
Teniente Coronel Sergio Berni – Secretario de Seguridad

Los dichos del titular de la Sedronar, Juan Carlos Molina, en relación en que "habilitaría el consumo de todo", reabrieron la polémica sobre el consumo y la despenalización de drogas en el país.
En julio de 2014 el Secretario de Seguridad Sergio Berni había dicho: "El modelo actual de lucha contra las drogas ha fracasado en el mundo y se deben dar nuevos paradigmas. Hay que discutir una nueva forma de regular no sólo el consumo sino la cadena de producción y las comercialización de las drogas. De todas las drogas. No entiendo por qué unas sí y otras no, si los efectos psicoactivos son exactamente iguales. Hay que discutir la despenalización del consumo de todas las drogas".
Ana María Girardelli, titular de la Cátedra Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), dijo a Clarín que "la experiencia clínica indica que el alcohol es la droga que mayores deterioros causa en la salud de la población y es legal, de manera que la legalización de las drogas no me asegura que disminuyan los efectos sobre la salud. No se puede legalizar una sustancia que es nociva para la salud de la población, como sucede con cualquier otra sustancia perjudicial como un veneno o un plaguicida", concluyó.
La fiscal general Mónica Cuñarro, especialista en narcotráfico y drogas, dijo esta mañana en una entrevista en Radio América: "Nos causa sorpresa, en cabeza de las adicciones era el alcohol y le sigue el consumo de medicamentos". Y continuó: "La marihuana ha sido tomada por los jóvenes como una pauta cultural. Si le decís a los chicos que si fumas marihuana te morís, se matan de risa como pasaba con Fleco y Male".

¿DROGA LEGAL=>SOROS=> “FONDO RUISEÑOR” =>MONSANTO?
También en una entrevista radial, el padre Pepe, quien es cercano al Papa, se mostró hoy en desacuerdo con la postura de Molina y aseguró que va en contra de lo que se viene trabajando y del "espíritu de Francisco".
Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de Argentina, dijo esta mañana a Radio 10 que cuando leyó las declaraciones de Molina le hizo "una carta abierta al Papa Francisco para que se lo excomulgue". Y agregó que "se ha convertido en vocero de George Soros, que desde 1992 está impulsando la legalización de las drogas en toda América. Utilizan a Molina que se puso feliz de que Soros lo nombre. No se puede amar a dos reyes, o se ama a Dios o se ama el dinero".
Fue la propia Presidente quien, luego de su encuentro en Nueva York con el magnate húngaro, comunicó que éste la había felicitado por la designación del padre Molina como titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), un hecho que no es reciente por otra parte, sino que data de hace casi un año (noviembre de 2013).
Tenemos entonces, de un lado, a un empresario multimillonario, célebre por sus maniobras especulativas contra divisas nacionales, un hombre que, a sus 84 años y con un capital neto de más de u$s 20.000 millones, está entre los veinte más ricos del mundo, súbitamente preocupado por la prevención de las adicciones en la Argentina, al punto de tomarse tiempo para conocer los planes del titular de la Sedronar y dejarse impresionar por ellos.
Y, del otro lado, a un Gobierno que desatendió esta problemática durante la mayor parte de la década, como lo prueba el haber dejado a la Secretaría en cuestión a cargo de funcionarios poco interesados en la tarea o bien –siendo benévolos- de patente ineficiencia en el control del ingreso de precursores químicos.
Hay que señalar que el interés de Soros en el tema drogas es recurrente. Hace exactamente un año, se reunía, también en Nueva York, con el presidente de Uruguay, José Mujica, para apoyar su proyecto de legalización de la marihuana. "Uruguay es un modelo y servirá como laboratorio para todo el mundo", decía el financista, para quien esa estrategia era la "correcta". "Tenemos que experimentar y Uruguay es uno de los países experimentando", agregaba, directo.
"Soros insiste en que la política general que se lleva a cabo con respecto al narcotráfico no da resultado", decía por su parte Mujica, casi en vocero del multimillonario. "Como él tiene influencia en algunas ONG importantes, estuvo colaborando y va seguir colaborando en eso", explicaba el Presidente uruguayo.
Concretamente, Soros financió desde su fundación la campaña a favor de la iniciativa de Mujica, canalizando los fondos –unos 100.000 dólares- a través de la ONG Regulación Responsable.
Medios uruguayos e internacionales vincularon al financista con Monsanto, multinacional a la que atribuyeron proyectos destinados a aprovechar el experimento uruguayo para incursionar en la producción de marihuana supuestamente con fines medicinales.
Tanto Monsanto como Soros negaron las versiones, pero lo que sí está confirmado es el financiamiento de la campaña para la aprobación de la legalización del cultivo y comercialización de cannabis en Uruguay.
EL PADRE PEPE
"Es un comentario inapropiado. No estoy de acuerdo con la despenalización, y el Papa tampoco". El padre Pepe fue contundente al resumir la postura de la Iglesia sobre la propuesta del sacerdote Juan Carlos Molina, titular de la Sedronar, que ayer propuso no criminalizar al consumidor de drogas y "habilitar el consumo de todo".
El padre Pepe, de mucha llegada al Papa Francisco y quien viene trabajando hace años en la asistencia de adictos en las villas, manifestó en declaraciones radiales la oposición a la iniciativa de despenalizar. "Lo que dijo Molina no tiene que ver con lo que nosotros trabajamos día a día, ni con el Espíritu de Francisco", aseguró el sacerdote.
Di Paola también cuestionó el momento en que Molina planteó el debate. "Es innecesario en este momento, que el recién se hizo cargo de la Sedronar. Se ha criminalizado al adicto con la ausencia del Estado. Se criminaliza cuando no hay escuelas ni salud", enumeró el sacerdote. E insistió: "No es momento de hablar de despenalización. No somos un país pequeño, tenemos desigualdad y exclusión".
La propuesta de Molina de enviar al Congreso una serie de proyectos que buscan modificar la Ley de Estupefacientes y regular la publicidad de alcohol y medicamentos levantó críticas ayer. Hoy, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, respaldó al secretario antidrogas.

¿QUIERE EL GOBIERNO COMBATIR LA DROGA Y A LOS NARCOS DESPENALIZANDO?
La actual Ley 23.737 (Ley de estupefacientes) no toma a la droga como una enfermedad social sino como un delito. La ley mezcla el consumo con la comercialización y pone como solución primordial para el consumo la represión.
No está bien que se penalice a cualquiera –y particularmente a cualquier joven que consuma, porque la droga es una enfermedad social. Pero no son solución los proyectos de cambio que circulan y se promueven desde el gobierno.
Porque en primer lugar nos quieren llevar a un debate falso. 
Si quisieran resolver el problema de los jóvenes con adicciones, ¿por qué no toman medidas inmediatas? ¿Por qué no aumentan el presupuesto del Sedronar para crear más centros de recuperación?
En lugar de eso se concentran en discutir el gramaje, es decir la cantidad de droga con la que una persona puede circular y que determinaría si es para uso personal o para vender. Hecho que hace pensar que va aumentar el tráfico en pequeñas cantidades, miles de pequeños vendedores podrían circular libremente. ¿No será entonces que pretenden masificar aún más el consumo? 
Mientras las políticas dominantes como las del kirchnerismo sean favorecer el narcotráfico y el fomento de la droga en la juventud, la despenalización lisa y llana no va a mejorar el problema de los jóvenes sino que va a beneficiar a los narcotraficantes. Muchos menos se logrará hacerlo con propuestas como las del Coronel Berni de legalizar no sólo el consumo sino la producción y la comercialización. ¿Puede estar en manos de este tipo de personas la seguridad de la población?
Se necesitan leyes integrales que tomen a la droga como una enfermedad social y que contemplen medidas, sanitarias, educativas y sociales para poder darles una salida a esos jóvenes.
No leyes que partan del “derecho” y la “libertad” que tienen los individuos para drogarse tranquilos.
Y se necesita combatir verdaderamente al narcotráfico.
De fondo el problema más grave es que este tipo de leyes van en camino a la legalización de la droga.

LA LEGALIZACIÓN: ¿A QUIÉN LE CONVIENE?
Hay muchos sectores progresistas que plantean la legalización de la droga. Algunos son más cuidadosos y sólo hablan de la marihuana fomentando la teoría de drogas blandas y drogas duras. Un mito hecho a la medida del fomento del consumo de marihuana, principal puerta de entrada de los jóvenes a otras drogas.
Pero no sólo en organizaciones políticas, sino también estas ideas han enraizado en muchos jóvenes. Se escuchan argumentos tales como: “Si se legaliza no va a haber bandas que la controlen, por lo que los narcos perderían su negocio”, “van a tener que pagar impuestos que hoy evaden ganando millones”, “el Estado va a poder controlar”, “cada uno va a poder plantar libremente y no habrá más negocio”, entre otros.
Pero en un mundo donde dominan los monopolios de las potencias, (Soros y Monsanto son unos de ellos) y donde los países son controlados por unos pocos sectores beneficiarios de la entrega, la sumisión y la indefensión nacional ¿Por qué va a ser diferente en el terreno de la droga?
Así es hoy la realidad en otros rubros: ¿Cuántos laboratorios extranjeros controlan los psicofármacos? ¿Cuántos controlan el tabaco libre? Tomemos el caso del juego –que antes era ilegal–, después de su legalización ¿se masificó o disminuyó? Su legalización trajo más jugadores, y sus ganancias hoy son mayores a las de antes, y exentos de impuestos. ¿Por qué va a ser distinto con la droga?.
Por otro lado, pedirle a este Estado que controle es como pedirle al lobo que cuide las ovejas. Son precisamente sectores de las instituciones del Estado como el poder judicial y político y funcionarios de seguridad a su cargo de donde se promueve, se trafica y se hacen los más grandes negociados con la droga. ¿No es raro que el mediático coronel, médico y, ahora, abogado Secretario de Seguridad Berni y el encargado del Sedronar sean promotores de la legalización de las drogas de adicción y hasta de su producción y comercialización en el caso de Berni?. ¿Y que también lo sea Soros, que se acaba de entrevistar con la Presidente en EE.UU.? ¿A cambio de qué nos apoyaría Soros contra los fondos buitres? ¿A cambio de Vaca Muerta y la legalización de la droga? ¿Por eso duplicó su inversión en YPF recientemente?¿De esa manera este buitre internacional se transformaría en ruiseñor? ¿Las reivindicaciones nacionales y populares se lograrían con alianzas con este tipo de personas?
La masificación del paco –que se elabora con los desecho de la cocaína– muestra que se han instalado una importante cantidad de “cocinas” donde se fabrica y procesa la droga. Han dado vía libre a la importación de efedrina –se utiliza para la fabricación drogas de síntesis–, que ha ingresado a nuestro país en cantidades siderales.
En todos estos años han salido a la luz una serie de hechos que vinculan al gobierno con el narcotráfico. Se conoció que durante el gobierno de Néstor Kirchner existió una línea área que hacía la ruta Tacna (Perú)–Córdoba (Argentina)– Madrid (España) con una inusual frecuencia. La empresa Southern Winds era una pantalla a través de la cual llevaban droga a España. El triple crimen donde fue asesinado Forza junto a dos de sus compañeros, hizo emerger que estos “empresarios farmacéuticos” ligados al tráfico de efedrina fueron financistas de la campaña electoral de Cristina Kirchner. Vale recordar que la empresa Conarpesa, implicada en uno de los mayores allanamientos de droga de nuestro país (operativo langostino), había sido financista de la campaña de Néstor Kirchner en 2003. También el gobierno tomó medidas que beneficiaron de hecho a los narcotraficantes, como el blanqueo de capitales que les permitió declarar millones de pesos sin que nadie les preguntara acerca de los orígenes de esos fondos.
La reciente vinculación en una causa entre investigados por tráfico de efedrina con llamados efectuados a Casa de Gobierno es otra muestra. ¿el zorro protegerá a las gallinas?.

LA LIBERTAD…
Otro gran debate es el de la llamada “libertad” individual. Muchos dicen, y es la base ideológica de los proyectos legislativos: “Yo soy libre de drogarme mientras no moleste al otro”. El problema de ese razonamiento es que no parte de la realidad de un país con las desigualdades sociales que tenemos.
Es difícil, por no decir imposible, hablar de libertad en esta Argentina oprimida y dependiente. Vale preguntarse entonces ¿Cuál es la libertad de un joven que no sabe que va a comer en el próximo almuerzo o del que no come lo mínimo necesario? ¿Cuál la de un desocupado? ¿Y la de un joven campesino u originario sin tierra que vive el desarraigo en las villas miseria de las ciudades? ¿Cuál es la libertad de los excluidos en nuestro país? ¿La de poder emborracharse y drogarse cuando quieran?
Pero sobre todo, ¿De qué libertad se puede hablar para un joven que está metido en la droga?, ¿Qué libertad puede tener ese joven que es esclavo de la adicción que generan las drogas?

HAY QUE LUCHAR PARA QUE SE TOMEN MEDIDAS CONTRA LA DROGA
El problema de la droga es grave, es uno de los principales –sino el principal– problemas de la juventud argentina. Por eso es imprescindible luchar para exigir que se tomen medidas laborales, sociales, jurídicas, sanitarias y educativas para sacar a los jóvenes de la droga. Exigir que se aumente considerablemente el presupuesto del Sedronar, para que se creen centenares de centros de atención gratuitos en todo el país para los jóvenes que quieran recuperarse, junto a otra serie de medidas. Pero al mismo tiempo hay que enfrentar a los narcotraficantes, y exigir que se los castigue.
Desde ya, estos objetivos no pueden quedar en manos de quienes piensan legalizar las drogas o son cómplices del narcotráfico.
No hay que dejarse engañar con medidas supuestamente “progresistas” que esconden en realidad una política profundamente antipopular que busca transformar a nuestro país en un fumadero de paco y consumo de cocaína y drogas de síntesis.
El problema principal es que la droga y el alcohol se desarrollan en el pueblo como uno de los instrumentos eficaces para su adormecimiento, como herramienta que facilita la profundización de la sumisión y la indefensión nacional.


martes, 23 de septiembre de 2014

ANTE LAS INUNDACIONES EN LA PCIA. DE BUENOS AIRES RECORDANDO LA OPINIÓN DE AMEGHINO

SECAS E INUNDACIONES EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES.

Disertación leída el 15 de mayo de 1884 en el Instituto Geográfico Argentino

Por FLORENTINO AMEGHINO


La cuestión de las obras de canalización y desagüe en la provincia de Buenos Aires está a la orden del día. Los trabajos de nivelación se prosiguen con actividad, y todos esperan con impaciencia el día en que el pico del trabajador empiece la excavación de los canales de desagüe, destinados a preservar de las inundaciones vastas zonas de la provincia expuestas hoy a desbordes periódicos de las aguas que destruyen su riqueza y entorpecen el desenvolvimiento de la ganadería.
Todos abrigan la esperanza que dichos trabajos librarán a la provincia de las inundaciones, abriendo así el porvenir una nueva era de prosperidad y de riqueza sin precedente entre nosotros. Por todas partes no se oye hablar sino de proyectos de canales que den salida a las aguas que en las épocas de grandes lluvias cubren los terrenos bajos o de poco declive. El objeto de todos esos proyectos parece ser buscar los medios de llevar al océano lo más rápidamente posible las aguas pluviales, con lo que se cree evitar en lo sucesivo el desborde de los ríos y la inundación consiguiente de los terrenos adyacentes.
Aunque el entusiasmo es contagioso, esta vez no se me ha comunicado: he permanecido frío y pensativo, reflexionando sobre las ventajas y desventajas que reportarían los canales de desagües y he concluido por formarme la opinión de que si ellos no son el complemento de obras más eficaces y de mayor consideración, reportarán probablemente más perjuicios que beneficios.
Antes de emprender esos trabajos creo que sería prudente darse cuenta no sólo de los beneficios, sino también de los perjuicios que podrían reportar para ver si los unos compensarían a los otros.

Régimen de lluvias
Es cierto que en distinta regiones de Europa se practica el drenaje y el desagüe de los campos en gran escala, sin que a nadie se le haya ocurrido que pueda ser perjudicial, por ser sus beneficios demasiado evidentes. Pero es que la constitución física de esas regiones es completamente distinta de la de estos territorios: por consiguiente, lo que allí reporta beneficios bien puede producir aquí perjuicios.
Allí no se conocen esas grandes secas que son a menudo el azote de esta provincia, las lluvias son allí más regulares y el agua no escasea en ninguna época del año. Es así muy natural que allí se dé desagüe al sobrante de las aguas porque realmente lo hay.
Aquí no hay sobrantes. Si hoy nos ahogamos por excesiva abundancia de agua, mañana nos morimos de sed. En tales condiciones ¿qué ventajas reportará el desagüe de la pampa? Indudablemente importantes beneficios para una mil leguas de terrenos anegados en las épocas normales de excedentes de lluvias, evitando en parte en lo sucesivo las grandes pérdidas que ocasionan las inundaciones.
Con todo, sería bueno tener presente, que esos terrenos anegadizos, si no son utilizables en los períodos de grandes lluvias, en las épocas de grandes secas, cuando toda la llanura se presenta desnuda de vegetación y sin agua, constituyen éstos los únicos campos de pastoreo en donde se acumulan las haciendas para salvarlas de la muerte.

Canales de desagües
Por otra parte, con los canales de desagüe es posible no se eviten por completo las inundaciones como parece creerse. Las aguas excedentes de las planicies elevadas y terrenos de poco declive corren a los ríos con lentitud, pero es permitido suponer que por medio de los canales de desagües se precipitaría a los cauces de los ríos o a los puntos bajos hacia donde se le diera dirección, con mayor fuerza y prontitud. Si así sucediera, las crecientes y desbordes se producirían con mayor rapidez que ahora pero serían de menos duración. Las aguas no ocasionarían pérdidas de consideración en las planicies elevadas y de poco declive, pero no dejarían de producirlas los desbordes de los ríos y de los canales en los puntos bajos.
Sin embargo, hagamos abstracción de estas objeciones, y admitamos en principio que las obras de desagües reportarían beneficios para los terrenos bajos, anegadizos y expuestos a las inundaciones.

Perjuicios
Es sabido que toda cuestión tiene sus dos lados, el pro y el contra. Entonces veamos ahora también un poco los perjuicios que ocasionaría un desagüe perpetuo de esas mil leguas de terrenos anegadizos.
Desde luego desaguar sin límite los terrenos quiere decir privar a la llanura de la pampa de una cantidad considerable de agua que, bien aplicada, puede constituir una reserva preciosa para atenuar a lo menos en parte los efectos desastrosos de las épocas de grandes secas.
Si se hiciera un cálculo de los millones de pérdida que en los últimos treinta años han producido las inundaciones por una parte, y las secas por la otra, se vería indudablemente que los perjuicios ocasionados por las últimas sobrepasan en una cantidad asombrosa a los que han sido producidos por las primeras.
No es que en la provincia de Buenos Aires no caiga agua suficiente para fertilizar sus campos, sino que ésta se reparte de un modo muy irregular, habiendo meses extraordinariamente secos y otros en que cae un volumen de agua enorme; durante estos últimos se llenan los lagos y lagunas, se desbordan los ríos, se ponen a nado hasta los cañadones que no conservan una gota de agua en el resto del año, y se inundan vastísimas zonas de terrenos bajos o de poco declive. Pocos meses después esas lagunas se encuentran vacías, los ríos con un caudal de agua escaso, los arroyos y riachuelos entrecortan su curso, los cañadones están secos, y cuando las secas se prolongan los campos antes inundados se encuentran desnudos, sin una mata de yerba, cubiertos por un manto de polvo finísimo. Los animales se mueren, por falta de vegetación y de agua, y los estancieros tienen que emprender el ímprobo trabajo de cavar pozos para dar de beber a las haciendas.
El desagüe ilimitado o perpetuo de los campos anegadizos no tan sólo disminuirán los enormes perjuicios que sufren los hacendados en los años de secas, sino que los aumentarán notablemente, haciendo además que algunos de ellos se vuelvan de un carácter permanente.

Causas de las grandes secas
Los períodos de grandes secas son el resultado, por una parte, de la irregularidad de las lluvias, y por otra parte, de que el agua que cae en los períodos de grandes lluvias se evapora con demasiada prontitud, sin penetrar en el subsuelo en la cantidad que sería de desear.
Si sobre ser ya demasiado rápida bajo nuestro clima la evaporación de las aguas que en las épocas lluviosas inundan una parte considerable de la llanura, todavía se les da desagüe completo, es natural suponer que los períodos de grandes secas serán más frecuentes y más prolongados y producirán efectos aún más desastrosos de los que ocasionan hasta ahora. El agua que anega los terrenos, por los canales de desagües, iría al mar en vez de evaporarse e infiltrarse en el suelo como hasta ahora sucede, de modo que, siendo más escasos los vapores acuosos suspendidos en la atmósfera, serían igualmente los vapores acuosos suspendidos en la atmósfera, serían igualmente algo más escasas las lluvias, y sobre todo el rocío, y por consiguiente más largos y sensibles los períodos de grandes secas. Difícil sería entonces contrarrestar los efectos desastrosos de éstas, pues no pasa de una ilusión creer que las capas de agua semisurgentes que cruzan el subsuelo de la provincia sean suficientes para evitarlos. Apenas bastaría para atenuarlos proveyendo el agua necesaria para dar de beber a las haciendas.
Además de la evaporación consiguiente, las aguas que durante una parte del año cubren los terrenos bajos o de poco declive producen otros fenómenos de resultados benéficos, conservan constantemente humedecido el subsuelo en el que se infiltra una cantidad de líquido considerable que forma las vertientes que alimentan las escasas corrientes de agua de la pampa, las cuales con los canales de desagüe disminuirían notablemente de volumen. Las mismas aguas pluviales abandonando la superficie del suelo con demasiada prontitud, penetrarían en el terreno menos que ahora y en menor cantidad, de manera que éste resentiría los efectos de las secas con mayor facilidad y prontitud.
Y no serían estos los únicos males que traería consigo el desagüe de los campos; produciría otros cambios en las superficies de la pampa de resultados no menos desastrosos. Las aguas corriendo con fuerza a los canales de desagües, arroyos y riachuelos, arrastrarían consigo una cantidad considerable de semillas lo que por sí solo bastaría para disminuir sensiblemente la vegetación de la llanura.

La capa de tierra vegetal
Se formarían en los contornos de los canales de desagüe, lagunas y corrientes de agua, grandes regueras en las que se precipitarían con fuerza las aguas pluviales desnudando la superficie del terreno que escaso de vegetación ofrecería entonces poca resistencia, de manera que la capa de tierra vegetal de las que depende la fertilidad del suelo, y que en provincia de Buenos Aires todos saben no es relativamente muy espesa, iría a parar poco a poco a los canales de desagüe y de allí al océano. Este proceso de denudación, fatal para la vegetación, se verifica actualmente en gran escala.
¿Quién no ha visto esas lomas y laderas de las cuencas de nuestros ríos completamente desnudadas, lavadas por el agua que se ha llevado de la superficie absolutamente todo el terreno vegetal, dejando a la vista el pampeano rojo?
Es necesario observar las aguas turbias y cenagosas que arrastran las corrientes de agua de la pampa en las grandes crecientes, o hacer una visita a la embocadura del Salado o al delta del río Luján, para darse cuenta de la inmensa cantidad de tierra vegetal que los ríos y arroyos de la provincia de Buenos Aires arrastran anualmente al lecho del Plata o al fondo del Atlántico. Si esto sucede actualmente, ¿qué no sucedería dando desagüe absoluto a los terrenos de poco declive, exponiendo así a la denudación vastas superficies de terrenos sobre las cuales las aguas no ejercen ninguna acción de transporte?

Características de nuestra llanura
La llanura argentina es en efecto una de las comarcas que tiene una capa de humus menos espesa, más delgada todavía que la de otras llanuras que datan de épocas geológicas más recientes, y la razón debe buscarse únicamente en la denudación constante que las aguas pluviales ejercen sobre la superficie de los terrenos elevados o de poco declive, pues puede observarse perfectamente que las boyas aisladas en que la denudación es nula, o en el centro de planicies extendidas y sin declive, la capa de tierra vegetal alcanza un espesor considerable.
Si la enorme cantidad de materias terrosas que actualmente cada año arrastran las aguas al océano, quedará a lo menos en parte en la superficie del terreno, aumentaría el espesor de la tierra vegetal y con ella la fertilidad del territorio.
Así debería buscarse el medio de disminuir la denudación de las aguas en la superficie del suelo de una parte considerable de la provincia en vez de tratar de aumentar de una manera asombrosa, llevándola a puntos en que hasta ahora no se había hecho sentir, como indudablemente sucedería si se llevaran a cabo las proyectadas obras de desagües perpetuos e ilimitados.
Los resultados inmediatos de dichas obras serían pues, una probable disminución en la cantidad de lluvia anual, una notable disminución de la humedad del suelo, una mayor irregularidad de las precipitaciones acuosas, secas más intensas a intervalos menos largos, descenso de las vertientes, disminución del caudal de agua de los ríos y riachuelos, disminución de la vegetación a causa de la pérdida anual de una cantidad considerable de semillas que serían arrastradas por las aguas juntamente con la tierra vegetal, lo que convertiría la fértil pampa del sudeste en una planicie seca y estéril en su mayor parte. ¿Y en cambio de qué compensación? De unos cuantos cientos de leguas de terrenos anegadizos que podrán entonces ser aprovechados en los años normales, pero que dejarían de serlo como el resto de la llanura en las épocas de grandes secas.

Estanislao Zeballos
Es tiempo ahora de que me acuerde un poco de los que me han precedido entreviendo la íntima relación que existe entre las secas y las inundaciones, abrazándolas en un solo problema cuya solución debería preservarnos de unas y otras.
De entre estos, quien lo ha hecho con mayor claridad y precisión es el doctor Zeballos, en un capítulo de su “Estudio geológico de la provincia de Buenos Aires” acaso el de mayor trascendencia de los que constituyen dicho trabajo, por referirse a problemas de cuyas soluciones depende el porvenir de toda la parte llana y sin árboles de la República Argentina.
En dicho capítulo, entre otros párrafos se encuentran los siguientes: “La solución del problema de la seca se relaciona con esta otra cuestión muy importante: la transformación conveniente de ciertos accidentes del terreno que permitan utilizar las aguas que hoy día se pierden estérilmente y el medio más eficaz de provocar las lluvias. Tiende a estos fines el sistema universalmente adoptado de la plantación de árboles en gran escala.
Los que como yo hallan cruzado casi en su mayor extensión la provincia de Buenos Aires, han podido notar que en el seno de la pampa abundan los terrenos bajos aunque sin obedecer a un sistema o a una dirección uniforme. Son hoyas aisladas cuyo fin será el levantamiento de su fondo por la acción de los aluviones, que no cesan de continuar su obra. Aquellos bajos sirven de punto de reunión de las aguas llovedizas. Tal es el origen de las lagunas, cañadas, pantanos y arroyitos que abundan en el interior”.
Siendo mayor la infiltración en las tierras con cubierta vegetal, es menor la pérdida de suelo. Lo contrario ocurre en tierras desprovistas de tal cubierta. (del Servicio de Conservación del Suelo de los Estados Unidos de Norteamérica).
“Nótese que esto no es regular para la pampa del sudoeste fuera de los alcances de la población. En ella han señalado algunos viajeros regiones estériles e improductivas en las cuales la uniformidad de la sábana no es interrumpida ni por manantiales ni por lagunas ni por arroyos, aquellas regiones rechazan la vida. En las regiones de sudeste, al contrario, las aguas se depositan en la forma indicada y abundantemente”.
“Me preocupaba al observarlo de la esterilidad absoluta de estas. Ellas no tienen salida de una laguna para otra, ni las cañadas se unen por lo general, ni los arroyitos reciben aquel caudal con que podrían ensancharse y aumentar el de los arroyos y de los ríos de que son afluentes, fertilizando a la vez  las tierras que recorrían; mientras que ahora las zonas fertilizadas por esas aguas paradas no son de importancia”.
“Preocupado con estos fenómenos he llegado a adquirir la convicción de que es necesario un estudio oficial serio y profundo de los hechos que he señalado, para constatar si sería posible y de fácil realización algún trabajo que permitiese aprovechar las aguas estancadas del sudeste que son las ricas y más pobladas, ya dándoles giros para que aumenten el caudal de los ríos, ya destinándolas a la irrigación de los terrenos adyacentes”.
“El problema se puede simplificar y enunciarlo así: aprovechar las aguas que afluyen a las depresiones de la pampa y que se pierden en su seno: problema de solución interesante, sin perjuicio de las medidas generales, que reputo indispensables para combatir las secar y sus efectos”.
Esto escribía el doctor Zeballos en 1876.

Una solución integral
Es ciertamente extraordinario que en un asunto de tal importancia y después de haber sido puesta la cuestión a la orden del día con tanta precisión y claridad, hayan pasado 8 años sin que nadie se ocupe de la verdadera solución del problema, dirigiendo todas sus miradas hacia una sola de sus partes, el desagüe simple e ilimitado de los terrenos que, como acabo de repetirlo, hará más frecuentes, más intensos, más prolongados y más desastrosos, los períodos de grandes secas.
Las observaciones sobre la cantidad de lluvia anual que cae en la provincia de Buenos Aires  son aún muy escasas y localizadas, pero suficientes para demostrar que si bien cae acá un volumen de agua bastante menor que en un gran numero de comarcas del antiguo y nuevo mundo notables por su gran fertilidad, bastaría sin embargo para asegurar la fertilidad de la pampa y las cosechas todos los años y en todas las estaciones, sin las precipitaciones acuosas ya en forma de lluvia, ya en forma de fuertes rocíos, se efectuarán de un modo más regular.
No tenemos agua de sobra, sino tan sólo la bastante si toda ella pudiera ser aprovechable.
Luego dar desagüe ilimitado a las aguas que cubren en ciertas épocas los terrenos de la pampa, sería desperdiciar sin provecho una cantidad enorme de líquido indispensable a la fertilidad del país.
Las inundaciones son sin duda una calamidad, pero las secas desastrosas que de períodos en períodos más o menos largos que azotan la pampa son una calamidad mucho mayor, y deshacerse de la una para ser más intensos los desastres que produce la otra, es buscar un resultado absolutamente negativo.
El verdadero problema a resolver sería entonces tratar de evitar tan sólo las inundaciones excesivas en las épocas anormales de grandes lluvias y evitar las secas, pero esto no se obtendrá por los simples canales de desagües ni aunque se combinen con algunos grandes receptáculos de agua en los puntos bajos.

Debería pues plantearse el problema de este modo:
“Establecer los medios para poder dar desagüe en los casos urgentes a aquellos terrenos anegadizos expuestos al peligro de una inundación completa durante una época de excesivas lluvias, pero impedir este desagüe en las estaciones de lluvias menos intensas, y sobre todo en regiones expuestas a inundaciones parciales o limitadas y aprovechar las aguas que sobran en tales épocas para fertilizar los campos en las estaciones de secas, ejecutando trabajos que impidan que esas aguas inunden los terrenos bajos sin necesidad de darles desagües a los grandes ríos ni al océano.

Islotes testigos
Dadas las condiciones físicas presentes y pasadas del territorio argentino, es permitido suponer que desde épocas geológicas pasadas, quizá desde los tiempos terciarios, las lluvias en nuestro territorio fueran ya irregulares.
Sin embargo, razones distintas harían creer también que nunca lo fueron tanto como en estos últimos dos siglos y que las grandes lluvias nunca ejercieron con más fuerza su acción desnudadora sobre el suelo.
En los partidos de Luján, Mercedes, Pilar, Capilla del Señor, etc., conozco kilómetros cuadrados de terrenos completamente denudados por las aguas pluviales que se han llevado la tierra negra dejando a descubierto el pampeano rojo.
Sin embargo, en medio de esas planicies sin vegetación y cubiertas de toscas rodadas arrancadas al terreno subyacente, se ven acá y allá, como islotes en el océano, pequeños montecillos de tierra vegetal de 30 a 0 cm de espesor que las aguas han respetado conteniendo en su interior vestigios de la industria india mezclados a veces con huesos de caballo.
Luego es evidente que esos islotes o montecillos formaban parte de una capa de terreno vegetal continuada de un espesor de 30 a 40 cm que se presenta aún intacta en los primeros tiempos de la conquista, datando de entonces la enorme denudación que ha arrastrado a la tierra negra, dejando tan sólo acá y allá pequeños manchones que después de 200 años debían servir de testimonio de la acción desnudadora de las aguas.

Destrucción de pajonales
La causa que después de la conquista ha acelerado la denudación del terreno vegetal superficial y ha hecho sin duda que las precipitaciones acuosas sean más irregulares, es la destrucción de los inmensos pajonales, que en otros tiempos cubrían una parte considerable de la provincia. Esos pajonales anulaban casi por completo la acción desnudadoras de las aguas sobre la superficie del suelo, retenían en él una parte considerable de las aguas pluviales y por consiguiente un grado de humedad considerable aún en los estíos más calurosos, lo que sin duda daba a las precipitaciones acuosas una cierta regularidad de que ahora carecen.
Aunque se haya exagerado la influencia que ejercen las arboledas sobre el clima y la lluvia, no por eso podría negarse que su cooperación sea nula. Desde unos 20 años a esta parte las arboledas se han multiplicado notablemente en las llanuras de Buenos Aires antes desnudas, aunque no todavía en la proporción que sería de desear. Sin embargo, es de suponer que esas arboledas ejerzan ya una cierta influencia sobre el clima y las lluvias y que a ellas se deba quizás en parte que en el período citado hayan ido disminuyendo gradualmente los años de grandes secas y aumentando en la misma proporción los años lluviosos.
Si este resultado se ha obtenido, casi podría decirse inconscientemente plantando árboles al acaso según las conveniencias personales de cada uno, indudablemente aumentando las plantaciones en gran escala combinada con otros trabajos, como ser canales de desagües y de navegación, represas en las corrientes de agua que cruzan los terrenos elevados, estanques y lagunas artificiales, según un cierto plan que se trazara de antemano, se llegaría a modificar por completo las condiciones climáticas de la pampa del sudeste. Los inviernos serían entonces más húmedos aunque menos fríos, y los veranos no tan calurosos, menos secos y con fuertes rocíos contribuirían poderosamente a fertilizar las tierras. Entonces no habría secas y por consiguiente tampoco habría peligro en abrir un pequeño número de canales de desagües suplementarios a los ríos actuales, por lo que en caso de lluvias verdaderamente extraordinarias se pudiera conducir al océano el excedente de las aguas, evitando así los desastres de una inundación.
Pero esos canales deberían estar construidos de manera que sólo den desagüe a los campos inundados en los casos excepcionales aludidos, evitando el desagüe en todo el resto del año para conjurar los peligros de las secas y la esterilidad de los campos que resultarían de un desagüe ilimitado y perfecto.
En las épocas de grandes lluvias que se suceden a menudo después de secas prolongadas, el agua se precipita de los puntos elevados a los puntos bajos corriendo sobre la superficie del terreno y penetrando en el tan sólo una pequeña cantidad, de modo que el subsuelo queda casi tan seco y tan ávido de humedad como antes de la lluvia. El agua se acumula en los puntos bajos y de poco declive, en donde forma charcos y pantanos o cubre el suelo con una capa de agua poco profunda. El fondo de estos charcos está generalmente constituido por una capa de lodo negro, arcilloso e impermeable que impide generalmente la infiltración de las aguas en el subsuelo, teniendo así éstas que permanecer allí desaguándose lentamente en los ríos y arroyos cuyos cauces son entonces muy estrechos para llevar al océano el considerable caudal de agua que reciben de los campos vecinos.

Rápida evaporación
Esas capas de aguas profundas reciben directamente los rayos solares a los que presentan una vasta superficie lo que hace que se evaporen con un a prontitud asombrosa. De esos vapores acuosos sólo una muy pequeña cantidad vuelve a condensarse en lluvias y rocíos en la misma comarca; la mayor parte es transportada por los vientos a regiones distantes, perdiéndose así para la provincia esa cantidad de líquido que ha de necesitar algunos meses después. Las aguas estancadas que no encuentran desagüe y que sólo disminuyen por la evaporación pronto se calientan, las materias vegetales que se encuentran en el fondo se descomponen, se forman charcos de agua pútrida y pantanosa que poco tiempo después se secan a su vez, y pasados unos cuantos meses esos campos poco antes inundados se encuentran sin una gota de agua, sufriendo a veces secas espantosas, y mostrando la superficie del suelo surcada por grietas entreabiertas producidas por la contracción del barro arcilloso al perder la humedad evaporada por los rayos solares.
Para evitar estos desastrosos defectos que tantos millones de pérdida ocasionan todos los años es preciso tratar de impedir tanto cuanto sea posible el desagüe de los campos a los ríos y al océano dando tan sólo desagüe inmediato a estos terrenos sumamente bajos que quedan completamente sumergidos en las épocas de grandes lluvias y que no sea posible preservarlos de las inundaciones de otro modo; es preciso buscar el medio de aprovechar las aguas que caen en esos aguaceros torrenciales de modo que sean benéficos todo el año; es preciso evitar la evaporación rápida de esas mismas aguas y reducirlas de manera que ocupen la menor extensión posible; es necesario tratar de aumentar la permeabilidad del terreno para que se infiltren en él; y es por último necesario evitar que las aguas de los puntos altos se precipiten de los bajos inundándolos, buscando los medios de retener la mayor cantidad posible en los terrenos elevados en donde serán de mayor utilidad que en los puntos bajos.
Pero todo esto formaría un conjunto de obras que sería preciso llevar a cabo según cierto plan, cuya ejecución requeriría indudablemente un espacio de tiempo considerable y durante él sería una verdadera imprudencia quedar completamente desarmados ante el peligro de las inundaciones que adquieren de día mayores proporciones.

Los trabajos indispensables
Debería pues empezarse por los trabajos absolutamente indispensables para reducir dentro de estrechos límites los desbordes de los ríos y arroyos que cruzan los puntos más bajos del territorio en dirección al Atlántico, y ellos no serían de difícil ejecución ni de muy elevado costo.
Hay obstáculos naturales fáciles de remover que impiden el pronto desagüe del caudal de agua que arrastran el Salado, el Samborombón y otros arroyos y riachuelos que entran al Plata y al Atlántico. Son las barras de arena que la lucha constante durante siglos de las aguas de esas corrientes con las del Plata y del Atlántico ha formado en la embocadura del Salado, y otros arroyos de consideración. Empiécese por remover esos obstáculos y el desagüe natural se efectuará inmediatamente con mayor facilidad y rapidez.
Otra parte de la zona baja de terreno adyacente al Salado, se inunda por recibir todo el caudal de agua que arrastran numerosos arroyos que descienden desde las alturas de las sierras vecinas e interrumpen luego su curso perdiéndose en la llanura. Cuando sobrevienen lluvias torrenciales llevan un volumen de agua enorme que, no pudiendo ser absorbido en el terreno en que se pierde, se extiende sobre su superficie sumergiendo la comarca, fenómeno que se puede evitar fácilmente llevando a cabo en poco tiempo lo que aún no pudo hacer la naturaleza en miles de años: completar el curso de esos arroyos cuando sus cauces y prolongándolos siguiendo los declives naturales del terreno hasta llevar el caudal de sus aguas al Salado o al Atlántico.

Grandes cañadones
Por fin, existen en esos mismos puntos de largas fajas de terrenos bajos, ya anegadizos durante una parte considerable de años, especie de grandes cañadones en los que las aguas aún no han conseguido trazarse un cauce bien delimitado.
Preséntanse secos en algunas épocas, pero en los períodos de lluvias ocupan una vasta superficie porque el territorio falto de declive y cubierto por juncos y otros vegetales acuáticos no puede desaguarse con prontitud, ni existe un cauce bastante profundo que pueda recibir el sobrante de las aguas. En estos casos deberá cavarse el cauce que todavía no consiguieron formar, haciéndolo igualmente seguir por los declives naturales del terreno hasta el río o depósito de agua más cercana.
Practicados estos primeros trabajos, estaríamos ya a salvo de las inundaciones extraordinarias y podría emprenderse sin peligro inminente la larga y ardua tarea de modificar la constitución física de la llanura bonaerense, de modo que no sufra en los sucesivo los efectos devastadores de las inundaciones periódicas, ni queden ya expuestas a los efectos desastrosos de las secas.
Hemos visto que las inundaciones son el resultado de las aguas que de los puntos altos se precipitan en los bajos y que las secas provienen de que las aguas abandonan los terrenos elevados con demasiada prontitud sin tener tiempo de infiltrarse en el suelo en cantidad suficiente para conservarlo humedecido en el estío. Es entonces evidente que las inundaciones se evitarían haciendo de modo que las aguas de los puntos altos no se precipiten en los bajos conservándolas en los puntos elevados. Así se evitarían las secas, si en lugar de dejar correr esas aguas de los puntos altos a las hondonadas, se les diera dirección hacia estanques artificiales situados sobre las laderas de los terrenos elevados, en donde se conservarían, fertilizando la comarca con sus infiltraciones continuas y los vapores acuosos que de ellos se elevarían en la atmósfera en todas las épocas del año.
No se anegarían los terrenos bajos ni aún en las épocas de más grandes lluvias y serían mucho más reducidos esos desbordes de os ríos que tanto perjuicio ocasionan.
Con la apertura y prolongación de los cauces de los arroyos sin desagüe que se pierden en la llanura se habría formado un desagüe continuo que privaría a esas regiones del agua que se infiltra en el suelo en los puntos en donde se pierde el curso de la mencionada corriente.

Construcción de represas
Habría pues que construir en los canales artificiales represas con compuertas que pudieran abrirse en las épocas de lluvias y grandes crecientes, pero que impidieran el desagüe en épocas normales.
Se extenderán luego estos trabajos al curso superior correntoso de los mismos arroyos, formando una serie de estanque que se sucedieran de distancia en distancia, ya en forma de esclusas que permitieran a la navegación ya en forma de simples represas construidas de manera de que se pudiera aprovechar el agua como fuerza motriz para la instalación de molinos u otras industrias, y con compuertas para poder hacerse otro tanto con las demás corrientes de agua en toda la provincia, siempre que lo permita un suficiente declive de terreno.
Esos estanques conservarían en los terrenos elevados una gran parte de las aguas pluviales, que, no pudiendo ir a aumentar las inundaciones en los bajos se evaporaría allí lentamente y se infiltraría en el terreno aumentando la fertilidad de los campos vecinos.
En otros puntos del territorio bonaerense, como por ejemplo los bajos donde se pierden hasta ahora los arroyos sin desagüe, o esas hoyas, aisladas de la pampa que no tienen salida hacia ningún río o arroyo, deberíanse aprovechar los accidentes naturales del terreno para formar en ellos grandes depósitos de agua con canales de desagüe y compuertas que sólo se abrirían en casos de peligro de desbordes e inundaciones por causa de excesiva abundancia de agua.
En los demás puntos de la provincia en donde no hay lagunas y que las corrientes de agua son escasas, deberían formarse lagunas artificiales que recogieran el sobrante de las aguas pluviales de los terrenos circunvecinos. Esos estanques deberían tener una profundidad igual a aquella a la que se encuentra el agua en el estío en los mismos puntos, para que no se secaran en ninguna estación.
Cavados en el terreno pampeano, permeable en sumo grado, aunque por efecto de fuertes lluvias se llenaran completamente de agua, no permanecerían llenas largo tiempo, la infiltración a través de las barrancas laterales pronto la haría desaparecer, conservando tan sólo agua en su fondo, siempre que la profundidad del estanque alcanzara hasta las napas de aguas subterráneas, más superficiales y los hacendados tendrían así en sus campos aguadas permanentes durante todo el año, aún en las épocas de mayor sequía.

Multiplicar las lagunas artificiales
Tales obras para que dieran el resultado buscado, que sería modificar las condiciones físicas y climatológicas de la llanura deberían extenderse a todo el territorio de la provincia, multiplicando las lagunas artificiales por millares, sobre todo la parte de la llanura que carece de lagunas, y de preferencia en todos los terrenos elevados y de poco declive en los que se entraran aguas estancadas.
En todos los puntos en donde hay un bañado o un pantano, en vez de darle desagüe desecando por completo el área que ocupa, debería tratar de reducir su superficie aumentando la profundidad, es decir, haciendo un estanque o laguna artificial.
Es sabido que las lagunas actuales tienden evidentemente a secarse y desaparecer con una prontitud de la que sólo puede darse cuenta quien las haya observado de cerca durante un cierto número de años. Esta desecación de las lagunas es el resultado de causas complejas que sería ahora demasiado largo explicar, pero entre las que puedo mencionar como desempeñando un rol preponderante, la denudación que las aguas pluviales ejercen sobre los terrenos adyacentes de los que lavan la superficie transportando la tierra al fondo de las lagunas, y el desmoronamiento de las barrancas producido por las olas que atacan su base.
Las lagunas que tienden a desaparecer por las materias ferrosas que las aguas trasportan a ellas desde los terrenos circunvecinos desaparecen, disminuyendo gradualmente su perímetro y profundidad. Las que por el contrario tienden a desaparecer principalmente por el desmoronamiento de las barrancas que las dominan atacadas en su base por las olas, disminuyen igualmente de profundidad pero aumentan de perímetro.
En ambos casos, el resultado final e inevitable de este proceso es la desaparición de la laguna. Y si se piensa que este fenómeno de rellenamiento y desecación se halla en pleno proceso de actividad en todas las lagunas de la pampa, uno no puede menos que hacer tristes reflexiones sobre el porvenir de la llanura argentina el día en que hubieran desaparecido los estanques naturales de que está sembrada buena parte de su superficie.
Felizmente, debemos suponer que la inteligencia, la actividad y la constancia de sus hijos, sabrá encontrar los medios de conjurar este peligro del futuro convirtiéndola al contrario en una tierra de promisión.
Las lagunas artificiales que se hicieran en la llanura bonaerense se verían inmediatamente expuestas a los mismos efectos y resultado que las actuales, y como éstas estarían destinadas a desaparecer en un futuro no muy lejano.
Es necesario buscar el medio de contrarrestar ese proceso de rellenamiento, no tan sólo sobre los estanques artificiales a crearse, sino también sobre las lagunas actuales, pues se vuelve ya de urgente necesidad impedir que continúe su rellenamiento y desecación. Y eso sólo podrá obtenerse combinando todos los trabajos mencionados con la plantación de arboleda en grande escala que impida la denudación del terreno y desmoronamiento de las barrancas y cuya benéfica influencia sobre la vegetación y aún sobre el clima es innegable.

Dragado y plantación de árboles
Debería dragarse el fondo de las grandes agunas actuales para sacar todo el lodo que en ellas se ha depositado, y luego tanto éstas como las que se hicieran artificiales, deberían rodearse de grandes arboledas, que impidieran el desmoronamiento de las barrancas y contrarrestaran la fuerza desnudadora de las aguas pluviales sobre la comarca adyacente. Para abrevar las haciendas se dejarían entradas que dieran acceso a la laguna por medio de un plano inclinado de pendiente suave cortado en la barranca de modo que los animales no pudieran echar a perder las riberas y sólo pudieran internarse en la laguna lo suficiente para beber.
Las arboledas deberían además disponerse de manera que formaran rodeo todo alrededor de los estanques y lagunas: así después cuando los árboles ya fueran algo crecidos se podrían tener las haciendas y las majadas al abrigo de las intemperies de una llanura desnuda, y se dispondría de cuadros magníficos para cultivos de hortalizas al abrigo de todos los vientos.
Cubrir la llanura bonaerense de represas, estanques y lagunas artificiales combinadas con canales y plantaciones de arboledas en gran escala sería indudablemente una obra más colosal que la proyectada  de desagüe simple e ilimitado, pero de resultados benéficos que permitirían un enorme desarrollo de la ganadería y la agricultura que no estarían ya expuestas a los azares de las inundaciones y las secas, y aumentarían de un modo extraordinario el valor de las tierras en beneficio de cada uno y de la comunidad; mientras que le proyecto de desagüe simple e ilimitado no tan sólo no reportaría tales ventajas sino que por razones que hace un instante acabo de manifestar, creo daría resultados desastrosos.
El proyecto de mejoramiento de la pampa que no he hecho más que exponer en sus grandes líneas, no sería sin duda una obra que pudiera ejecutarse en unos cuantos años; pero sí, cada propietario de grandes áreas de campo en vez de dejar llevar a las peonadas durante una parte considerable del año, una vida de holgazanes, los obligara a reducir a reducir dentro de estrechos límites los bañados de sus campos cavando estanques artificiales, con plantaciones de árboles en derredor y con la tierra que removiesen hiciera nivelar y levantar el resto de los bañados; si por otra parte los gobiernos ayudaran esos trabajos estimulando a los propietarios que más se distinguieran en ello, y dedicando a esas obras recursos especiales, es seguro que al cabo de 20 años habríanse modificado por completo las condiciones físico-climatológicas de la llanura.

Terrenos aprovechables
Vastas zonas de terrenos anegadizos serían entonces aprovechables: los terrenos altos expuestos ahora a las grandes secas estarían sembrados de numerosas lagunas de agua permanente de modo que nunca se sintiera su escasez; las aguas de los puntos elevados en vez de precipitarse en los bajos se reunirían en depósitos artificiales de donde se infiltrarían en el terreno poco a poco fertilizando los campos circunvecinos en vez de desaparecer tan rápidamente como ahora sucede, y por medio de canales de irrigación podrían ser aprovechables para la agricultura; la mayor infiltración de las aguas y su constancia durante todo el año haría subir las vertientes que serían igualmente más caudalosas de modo que los ríos y los arroyos en vez de disminuir el caudal de sus aguas como ahora sucede, lo aumentarían notablemente; la grandísima cantidad de agua reunida en estos estanques no presentaría una superficie bastante extensa para producir una evaporación extraordinaria en un corto espacio de tiempo, pero ello sería más regular durante todo el año, lo que juntamente con las arboledas haría que las precipitaciones acuosas, particularmente en forma de rocío, fueran más regulares como no lo son ahora, evitándose así tanto los períodos de intensa seca, como las inundaciones periódicas que actualmente son el azote de una parte considerable de la provincia.
Señores: he tratado de presentaros la solución del problema antes formado, puede ser que esté en error, pero en todo caso me daría por muy satisfecho si con lo dicho pudiera llamar la atención de los interesados que son los propietarios de las grandes áreas de terreno que sufren las inundaciones, amenazados a mi entender con otra calamidad mayor, que sería la seca y la esterilidad de los campos, hacia las proyectadas obras de desagüe simple e ilimitado.
Meditad sobre las consideraciones expuestas que podría ampliar y extender con numerosos datos en caso de que fuera necesario, y si no queréis imponeros a resultados imprevistos, antes de que se suspendan las proyectadas obras de desagüe reclamad del gobierno el nombramiento de una comisión de ingenieros, geólogos y profesores de física, para que informe sobre los cambios geológicos, físicos y climatéricos, que un desagüe ilimitado y continuo de los campos anegadizos puede producir en la provincia de Buenos Aires, y sobre los medios que podrían emplearse para evitar las secas y las inundaciones.

Por mi parte me había propuesto juzgar la cuestión bajo el punto de vista puramente geológico, único de mi competencia; pero el problema está tan íntimamente ligado a hechos físico-meteorológicos que he tenido a menudo que salir de mi terreno. Os pido por ello disculpas, rogándoos queráis creer que sólo me ha guiado el deseo de ver fértiles, ricas, prósperas y pobladas estas bellas llanuras porteñas en que me he criado recorriéndolas y a cuyo estudio geológico he consagrado la mayor parte de mi vida.

Se puede obtener una versión completa de su obra: 
LAS SECAS E INUNDACIONES EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES en: 
http://www.efn.unc.edu.ar/otros/bibliocentro/index_archivos/62-Ameghino.pdf