La carta de los curas villeros a la Presidenta sobre la despenalización del consumo de droga. (TEXTO COMPLETO)
La misiva fue entregada a Cristina
Kirchner el 1° de septiembre, pero los sacerdotes decidieron hacerla pública
"ante las reiteradas consultas sobre las propuestas del titular de la
Sedronar del pasado domingo"
Vicaría
de curas villeros de la arquidiócesis de Buenos Aires entregó una carta el
pasado primero de septiembre a la presidenta Cristina Kirchner ,
en la que expresaron sus reflexiones acerca de la despenalización de la
tenencia para el uso personal de drogas.
Si bien la carta fue
entregada a la jefa del Estado para agradecer la firma del convenio de los
Centros Barriales de las Parroquias por intermedio de Cáritas Argentina con la
Sedronar, los sacerdotes decidieron hacerla pública "ante las reiteradas
consultas sobre las propuestas del titular de la Sedronar el día domingo".
La polémica se generó cuando
el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la
Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), Juan Carlos Molina , opinó que "habilitaría el consumo de
todo".
De esta manera un
grupo de pastores que trabajan con la drogadependencia en los asentamientos de
emergencia alzaron la voz para opinar sobre el debate por la despenalización y
consideraron que el flagelo de la droga "pone de manifiesto el núcleo duro de la pobreza y la exclusión en
nuestro querido país".
Luego de agradecer
expresamente la ayuda que de distintos modos presta el gobierno nacional,
"en particular con la firma a través de Caritas Argentina del convenio con
la Sedronar", los religiosos organizados en la Pastoral Nacional sobre
Drogadependencia le expresaron a la Presidente su mirada con "un espíritu constructivo"
y la intención de "aportar al bien común de la Nación".
En una carta que le
fue entregada al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el 1 de septiembre (el
contenido recién se conoce hoy), los sacerdotes se apoyan en un mensaje del
papa Francisco que dijo "no a todas las drogas". Y hacen una extensa
reflexión en la que destacan que "el paco ha hecho explotar la marginalidad, y nos la enrostra,
dejando ver un tejido social que se ha roto".
En el mismo consideran
que "desestimar los porcentajes de
adictos temerario, ya que la marginalidad es el mejor caldo de cultivo para los
consumos problemáticos".
"El
eje central de la prevención tiene que pasar por la inclusión social y para
ello se requiere una presencia inteligente del Estado. Al mismo Estado le
cuesta hacer pie en nuestros barrios", señalaron.
SÍNTESIS
"Comenzamos preguntándonos qué mueve a los que postulan la
despenalización de la tenencia para el consumo personal: si dicen lo que dicen,
¿por qué llegan a esa afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que
desencadena ese pedido? Es en esta pregunta en donde puede darse el encuentro.
Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto, derivando el tema
al ámbito de la salud",
argumentaron los curas, para continuar explicando su trabajo diario con "los chicos y
chicas consumidores de paco y otras sustancias", que "han hecho
explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que
se ha roto".
Y continúan: "Por otro lado
nos preguntamos: ¿cómo decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación
de que es legal la tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber
una política de educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y
operativa, se aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que
dañan a las personas. La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de
recuperación y reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de
muchos que han empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso
'recreativo' y de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aún".
"Por eso desde nuestra mirada las drogas no dan libertad
sino que esclavizan. La despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el
imaginario social instalando la idea de que las drogas no hacen tanto
daño", señalaron.
"Antes de discutir la posible sanción de esta ley es
mejor trabajar las representaciones sociales del problema a fin de generar
cambios en la sociedad, y poblar el territorio con los dispositivos
adecuados", argumentaron.
TEXTO COMPLETO
El
mensaje dirigido a Cristina Kirchner consta de 11 puntos que se reproducen a
continuación:
El desafío de la exclusión y el consumo de drogas…
1. Estas reflexiones sobre la
despenalización no pretenden ocupar el lugar que tiene la palabra de la
Conferencia Episcopal Argentina sobre este tema. Ahora bien, como compartimos
la vida en las Villas de la Ciudad y en algunas del Gran Buenos Aires, tenemos
un recorrido hecho en el trabajo de prevención de adicciones, y del mismo modo
acompañamos diariamente a personas en situación de sufrimiento social a causa
de las drogas, y ante reiteradas consultas, nos parece conveniente hacer un
aporte a la discusión del tema. Lo hacemos con espíritu de aportar al diálogo,
ofreciendo el propio pensamiento y buscando integrar el pensamiento diferente.
2. Dialogar es buscar espacios de
encuentro. Dialogar es comprender la búsqueda del otro. Por eso comenzamos
preguntándonos que mueve a los que postulan la despenalización de la tenencia
para el consumo personal: “si dicen lo que dicen, ¿por qué llegan a esa
afirmación? ¿Cuál es el motivo existencial que desencadena ese pedido?” Es en
este “porqué” en donde puede darse el encuentro. Aunque la conclusión a la que
se ha llegado pueda ser verdadera o errónea, este “porqué” creemos que es
auténtico. Entendemos entonces, que se busca no criminalizar al adicto,
derivando el tema al ámbito de la salud.
4. Como expresábamos en alguna
oportunidad, para nosotros este no es sólo un tema de drogas, el paco ha hecho
explotar la marginalidad, y nos la enrostra, dejando ver un tejido social que
se ha roto. Nos encontramos con chicos y chicas con derechos básicos
vulnerados. Muchos NN, sin estudios primarios, con problemas serios de salud
–tuberculosis, VIH, etc.-, sin posibilidad de trabajo, viviendo en la calle.
Pero si miramos más en profundidad descubrimos una situación de orfandad de
amor, de ruptura o inexistencia de vínculos. Esta es una forma de pobreza que
no se puede registrar en términos de ingreso mínimo por persona. Pero existe,
es real.
6. La población de las Villas es joven.
El eje central de la prevención tiene que pasar por la inclusión social y para
ello se requiere una presencia inteligente del Estado. Al mismo Estado le
cuesta hacer pie en nuestros barrios. Es que muchas veces se choca con el
problema de la no tenencia de las tierras y la consiguiente no propiedad de las
viviendas, por parte de los vecinos y vecinas. Siempre está latente el
prejuicio: “no es su tierra, no pagan todos los impuestos, ni todos los
servicios, por eso no son ciudadanos”. Pareciera que esto hace que se caigan de
hecho, otros derechos humanos. Y obviamente todo esto es muy funcional al
narcotráfico organizado.
7. Por otro lado nos preguntamos: ¿cómo
decodifican los chicos de nuestros barrios la afirmación de que es legal la
tenencia y el consumo personal? Nos parece que al no haber una política de
educación y prevención de adicciones intensa, reiterativa y operativa se
aumenta la posibilidad de inducir al consumo de sustancias que dañan a las personas.
El sistema educativo tiene muchas debilidades. Vemos una importante cantidad de
chicos que dejan la escuela primaria, mucho más la secundaria. ¿No estamos
dejando su educación en manos de los grupos que cantan su apología a la droga y
al delito? La experiencia de acompañar a jóvenes en el camino de recuperación y
reinserción social nos ha permitido escuchar el testimonio de muchos que han
empezado consumiendo un pequeña cantidad de sustancias para uso ‘recreativo’ y
de pronto se encontraron consumiendo drogas más dañinas aun. Por eso desde
nuestra mirada las drogas no dan libertad sino que esclavizan. La
despenalización a nuestro parecer influiría hoy en el imaginario social
instalando la idea de que las drogas no hacen tanto daño.
9. Al visitar los penales nos damos
cuenta que quienes asocian la droga con el delito, fácilmente discriminan y
estigmatizan a los usuarios de drogas, cerrándoles las puertas y haciéndoles
mucho más difícil el camino de la inclusión social. No obstante, sabemos que
los penales están llenos de personas que tienen problemas con la droga. ¿No
habría que pensar este tema antes de despenalizar la tenencia? No les damos
oportunidades, naturalizamos el consumo, pero si el consumo se les volvió
problemático y los llevó por el camino del delito les caemos con todo el peso
de la ley. ¿No es poner toda la responsabilidad en la persona -que no tiene
oportunidades: hospital, trabajo, educación, etc.- sin hacerse cargo desde el
Estado? Hay tantos chicos y chicas que casi no tuvieron oportunidades, y a
quienes el consumo se les hizo demasiado problemático. ¿Descriminalizar a los
usuarios, no es también darles oportunidades a tiempo? ¿No habría que hacer eso
antes de despenalizar la tenencia? ¿No habría también que revisar el código
penal y las prácticas judiciales antes?
10. Recordando una imagen que ya
utilizamos, podríamos decir que la discusión sobre la despenalización
corresponde a los últimos capítulos del libro y no a los primeros. Nos dicen
que ahora hay que despenalizar, y nosotros nos preguntamos quién arma la agenda
de prioridades. Porque si uno pregunta en los barrios, lo urgente es la
creación de dispositivos preventivos y asistenciales. Las preocupaciones de la
mayoría de la gente de nuestros barrios son: “¿qué hago con mi hijo que se me
está yendo de las manos?”, “¿cómo hago, porque se puso rebelde y ya no quiere
ir al colegio?”, “¿Quien le puede hablar, está todo el día en la esquina con
mala junta y tengo miedo que me lo traigan en un cajón?”, “¿como hacemos con la
bandita de la esquina, que le roban a la gente que se está yendo a trabajar?”,
“¿cómo hago con mi marido que no puede parar de tomar, y encima se pone
violento?”, “mi mujer se va al bingo y se pasa todo el día, estoy preocupado” y
tantas otras. La agenda política debe responder a las necesidades de la gente.
11. Frente a este tipo de situaciones
tenemos que responder cada uno desde el lugar que nos toca, con una presencia
que acompañe, con una historia de bien que se una a toda historia de sufrimiento
para abrir en ella un resquicio de luz. Ahora bien, en una sociedad donde
muchas veces los excluidos no son ‘explotados’, sino desechos ‘sobrantes’,
nosotros tenemos la experiencia bíblica de que: “La piedra que los
constructores rechazaron ahora ha llegado a ser la piedra angular.” (Mt. 21,
42). Con alegría podemos decir que muchos de los chicos y chicas que
acompañamos, se han puesto de pie y hoy son los verdaderos protagonistas del
camino de inclusión, que empiezan a transitar otros chicos y chicas, que están
en la situación que ellos estaban. Son ellos los que ahora tienden la mano,
siendo portadores de esperanza.
12. Mirando a los niños y jóvenes de
nuestros barrios apostamos a la esperanza, y nos comprometemos a seguir
trabajando por la inclusión social, de lo contrario se pierde mucho. Se
pierden, ante todo, a las personas que no pueden con su vida. Se pierden
hombres y mujeres, que por falta de igualdad de posibilidades se quedan a mitad
de camino; y así se desvanecen sueños, proyectos, talentos, valores, dones,
ideales y horizontes, tan necesarios para construir una sociedad más justa,
solidaria y verdadera. Se pierden insospechables riquezas personales, como
intelectos lúcidos, manos hábiles y virtuosas para el trabajo, el arte y la
ciencia, para hacer más promisorio y posible el futuro en la Argentina.
Perdemos corazones buenos y nobles, que aportarían dando seriedad a las cosas,
respeto al semejante y pasión para construir una patria de hermanos. En fin,
con los jóvenes que se quedan atrapados por las redes de las drogas, perdemos
todos, porque “la humanidad es una”, decía Bartolomé De Las Casas.
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