¿Fuerzas
Armadas para la Defensa Nacional o Guardia Nacional para la represión interna?
Eduardo Mariano
Lualdi
Durante muchos años señalamos que la decisión de
liquidar el sistema de defensa nacional estaba vinculada a la osadía argentina
de recuperar las Malvinas de manos del usurpador inglés y la defender la
reconquista del territorio por las armas. Se trata de transformar a las FFAA
argentinas en una simple Guardia Nacional, con capacidad para la represión
interna pero carente de toda capacidad para defender la soberanía nacional y,
menos aún, de proponerse algún día recuperar la integridad territorial quebrada
por la ocupación colonialista inglesa.
Impuesta la derrota del 14 de junio de 1982, empezó
un metódico desguace de todo el sistema de defensa nacional, desde YPF, la
industria de defensa, el sistema de ciencia y técnica vinculado a la defensa
nacional, y la liquidación del instrumento militar, especialmente de la moral
patriótica que debe tener una fuerza militar cuyo objetivo es enfrentar al
colonialismo y al imperialismo. Es lo que se conoce como política de
desmalvinización.
Así se configuró un sistema de indefensión nacional
frente a la rapiña colonialista e imperialista, un sistema de indefensión que
se desarrolló desde el 14 de junio de 1982 y corona hoy el gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner.
A este procedimiento le siguió el retiro de las
fuerzas de frontera de su verdadera misión de custodia de las fronteras de la
rapiña y voracidad de los grupos vinculados a las potencias extranjeras y
promotoras del narcotráfico, la trata de personas para la esclavitud sexual y
laboral y otros negocios turbios. La Argentina pasó a ser, según el punto de
vista, el segundo o el tercer exportador de droga de Suramérica. Argentina se
transformó en un país de tránsito, consumo y producción de estupefacientes.
Algunos pocos casos publicitados en medios televisivos constituyen verdaderos
escándalos que no le movieron ni un pelo a la inmensa mayoría de la clase
dirigente argentina. Acá ninguno de esos “dirigentes” se calienta por nada.
A las fuerzas de frontera se las transformó en
policía y grupos represivos de elite, con el soporte de los proyectos X, el
sistema SIBIOS, la Ley antiterrorista aplicada por la gobernadora kirchnerista
Fabiana Ríos contra camioneros y docentes por el último conflicto salarial en
Tierra del Fuego, y otras disposiciones represivas contra el movimiento
popular.
La designación del General Milani, quien es un alto
oficial de inteligencia que pese a ser designado Jefe del Estado Mayor del
Ejército Argentino conserva el control del aparato de inteligencia militar,
representó un salto de calidad en el proyecto de liquidación definitiva del
sistema de defensa nacional y en la transformación del Ejército Argentino en
una simple guardia nacional destinada a la represión interna. El objetivo del
gobierno nacional era hacer confluir a ese sector militar con los grupos de
choque de Unidos y Organizados, La Cámpora, etc., con el claro objetivo de
constituir una fuerza cívico-militar de sostén del grupo oligárquico sojero,
megaminero, petrolero, financiero, del juego y negocios turbios que representa
el kirchnerismo.
Las propuestas del Gral. Milani de involucrar al
Ejército en el llamado “Escudo norte” y de destinar 6.000 voluntarios a la
frontera norte para desplegarlos en reemplazo de la Gendarmería nacional que ha
sido removida de las fronteras y redistribuidas en el Gran Buenos Aires,
significan un avance calificado en la transformación del instrumento militar
para la defensa en una simple guardia nacional con capacidades represivas
internas. Como se ve, aquel “dossier” sobre las “nuevas amenazas” que hizo
circular el Gral. Raimúndez, cuando él se proyectaba como uno de los posibles
nuevo Jefe de Estado Mayor del Ejército Argentino en las postrimerías del
gobierno de Duhalde y poco antes de las elección de 2003, ha sido, en
definitiva, llevado a la práctica por el gobierno de la Dra. Fernández de
Kirchner. Es el sueño angloamericano y de otras potencias imperialistas:
indefensión ante las potencias mundiales, el colonialismo y el imperialismo, y
Guardia Pretoriana contra su propia ciudadanías, con el agravante de que, a
diferencia de las doctrinas de Seguridad nacional conocidas en otras épocas,
esta viene profundamente imbricada con el negocio del narcotráfico y la trata
de personas para la esclavitud sexual y laboral.
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