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jueves, 11 de abril de 2013

INUNDACIONES: A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del César...


¿Sucesos imprevistos y excepcionales o previsibles y prevenibles?
¿Responsabilidad de la naturaleza o consecuencia de una política de republiqueta?

A Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del César...
Escribe: Horacio Micucci


“¿Qué puede haber imprevisto para el que nada ha previsto?”

“Si no espera lo inesperado no lo encontrará...”

Por mucho tiempo hemos aceptado el viejo refrán que dice que “prevenir es mejor que curar” ...Ojalá que [las] preguntas diarias cambien de ¨¿cuál es el tratamiento?”  a “¿cuáles son las causas?”, y “¿si es evitable, entonces, porqué no ha sido evitada?”
John A. Ryle. El desafío de la epidemiología. OPS. 1989.



1º) avisar a aquellos que estaban en zona de riesgo estadístico, que compraban o iban a vivir allí (cosa que no se hizo en La Plata ni en ningún lado, sino bajaría el valor de la propiedad, cosa que ya automáticamente habrá ocurrido en este momento) y 2º) se debió tener listo un Fondo de reserva para paliar con reposición (no con crédito blando sino como hizo Hugo Chávez en Venezuela en diciembre de 2010) a los que sufrieran pérdidas por las inundaciones.

Existe otra concepción de la seguridad. Aquella que dice que el accidente es producto de condiciones que se deterioran primero lentamente, luego más rápidamente, para desembocar en un accidente con lesiones físicas y psíquicas. Y aquí aparecen causas a veces alejadas del hecho y responsables mediatos e inmediatos.
Estará claro para el lector que el sistema de entrega y sumisión nacional imperante en nuestro país suscribe rápidamente a la primera visión. Con ello se evita toda responsabilidad del “establishment” beneficiario, del Estado que lo representa y de los funcionarios gerentes de nuestra dependencia.
Un proyecto de Argentina Independiente, donde el pueblo sea protagonista de la efectivización de sus derechos, compartirá la segunda visión.

Lo ocurrido en La Plata, Buenos Aires y Conurbano no fue un desastre natural, fue la expresión social de un fenómeno natural, resultado de una política en beneficio de unos pocos, a expensas del Pueblo y la Nación, aplicada durante años. Un evento no deseado que ocurre y produce un desastre y, una vez ocurrido, no aparecen planes ante la contingencia y se presentan insuficientes acciones reparatorias, de rehabilitación y prevención sanitaria, pone en evidencia las prioridades de un proyecto de país. El que se corresponde, más allá de banderías, a una Argentina oprimida por la expoliación de potencias imperiales y sus aliados internos.
No hubo ausencia del Estado. Ése es el Estado que se corresponde a la sumisión nacional.

En todo plan de seguridad pública ante accidentes hay, primero, hipótesis de desastres posibles; de la misma manera que en el plano militar hay hipótesis de conflicto. Estas hipótesis se tejen analizando la probabilidad de que un hecho se produzca y la gravedad de sus consecuencias. Es lo que se llama “Análisis de Riesgo”.
¿El sistema de prevención nacional, provincial y local no tenía como hipótesis que algo así ocurriera?. Esto indicaría, al menos, ineptitud por parte de las autoridades. Pero no es así. No es impericia. Es defensa de los intereses de los sectores privilegiados que llevaron a Argentina al lugar y la situación en que se encuentra.
Como se dijo más arriba, una vez que se han analizado las catástrofes posibles, deben existir tres fases a planificar:
1.       Fase de prevención. Destinada a evitar que el siniestro ocurra.
2.       Fase de acción en la emergencia. Destinada a actuar si, a pesar de lo anterior, el siniestro ocurre, para que las consecuencias sean lo menos graves posibles. Tiene el objetivo de disminuir el número de víctimas actuando con rapidez, con un plan previo, y con el personal y los medios técnicos médicos y no médicos necesarios.
3.       Fase paliativa. Destinada a paliar  los daños morales y materiales en las víctimas. Incluye la reconstrucción y la rehabilitación.
Y así como hay un concepto restringido de la defensa nacional que la limita a los medios militares y un concepto amplio que incluye elementos y personal bélico y no bélico, integrando al personal profesional militar, las milicias, en una guerra partisana, y cada hombre y mujer de un pueblo en armas en defensa de la Nación agredida, hay Acción frente a siniestros, ampliada, que debe integrar al personal profesional (desde los bomberos hasta el personal sanitario), la defensa civil organizada y la acción en el lugar de la población, que actúa solidaria y “espontáneamente” (pero con un cierto “entrenamiento previo”).
Establecido un siniestro como hipótesis ya se saben muchas de las consecuencias del mismo, si ocurre. No hay excusa para la imprevisión. Se sabe que tanto en un terremoto como en un descarrilamiento de trenes va a haber un alto número de traumas y contusiones y que en una inundación habrá un menor porcentaje de los mismos, y esto será tenido en cuenta para prever la fase de acción en la emergencia. Asimismo tanto en un terremoto como en una inundación debe preverse, en la fase paliativa, que habrá numerosas personas que se quedarán sin vivienda y este problema se debe resolver con rapidez. Lo mismo respecto a las posibles epidemias posteriores.
Todo esto fue inadecuado en el caso de que nos ocupamos. Y sigue siendo inadecuado para los intereses del Pueblo y de la Patria.
Porque resulta de un Estado y gobernantes que no están a la servicio del Pueblo y de la Patria.

Respecto a lo anterior, enorme cantidad de errores e ineficiencia se han visto en la última emergencia, muchas de ellas reiteraciones de lo ocurrido ya en otras (Cromagnon, inundaciones, Once, etc.).No hubo acciones de prevención empezando por el hecho de no tener hipótesis de desastre al respecto.
El Servicio Meteorológico Nacional hizo lo que pudo con lo que tiene. Pocos saben que muchas de sus estaciones meteorológicas estaban en las estaciones de ferrocarril y, al producirse el desguase ferroviario en la década del 90, desaparecieron, disminuyendo su capacidad de predicción.
El Sistema Federal de Emergencias (SIFEM), que hasta 2002 operó bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete, con poder para movilizar a todo el gobierno en caso de catástrofe virtualmente no existe. En 2002, el SIFEM pasó a funcionar en la Secretaría de Seguridad Interior del Ministerio de Justicia. En 2004 pasó a ser una oficina de la Dirección General de Defensa Civil, dependiente de la Subsecretaría de Seguridad y Protección Civil, dependiente de la Secretaría de Seguridad Interior, dependiente del Ministerio del Interior. En el Presupuesto de la Nación, tiene asignada una partida de 206 millones de pesos para “Acciones de Asistencia Civil”. Los fondos están previstos para “resguardar a la población ante la posibilidad de un desastre que cause vastas pérdidas a nivel humano, material o ambiental, suficientes para que la sociedad afectada no pueda salir adelante por sus propios medios”.
Comparemos la cifra anterior con la estimación del valor de las pérdidas calculadas en la inundación de La Plata y se verá lo exiguo de aquella: se estimó que las pérdidas sufridas por la población ascienden a 2.618 millones de pesos. Es decir, el presupuesto anual de SIFEM es un décimo de las pérdidas en una sola catástrofe. La inexistencia de Acción ante Catástrofes fue una decisión muy anterior e intencional.
Otra muestra es la siguiente: el día 3 de abril, apareció publicado en el Boletín Oficial el decreto 309/13, que dispone el pago de los vencimientos de capital y los intereses con los organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial y el BID, con reservas del Banco Central. Son 2.323,7 millones de dólares para vencimientos de este año y 11,3 millones de dólares por un ajuste de 2012, cuando se pagaron 2.190,3 millones de dólares. Casi la misma cifra, pero en dólares, de las pérdidas en La Plata ¡Una patética muestra de cuales son las prioridades del gobierno!.
La magnitud de la catástrofe pone al desnudo la política de estos años del gobierno nacional y de las provincias y municipios involucrados. La extraordinaria solidaridad del pueblo y sus organizaciones, por más grande que sea, no alcanza a suplir lo que debe hacer el Estado. Es el Estado el que debe resolver.
El gobierno nacional ha manifestado más de una vez su adhesión a la política del Presidente venezolano Hugo Chávez, sin embargo, si se observan las medidas tomadas en Venezuela en diciembre de 2010, está centradas en la reparación por parte del Estado y en la condonación total de deudas a bancos públicos y privados, mientras que en la Argentina están pensadas como créditos blandos y financiación para una reparación individual (o un sálvese quien pueda individual).
Es notoria la resistencia estatal para declarar la emergencia hídrica y sanitaria.
La acción en la emergencia y la posterior tienen evidentes deficiencias. Se duda hasta del número de victimas. Más allá de que la cantidad de víctimas sea la que se conoce (aunque es raro que la víctima más joven sea un hombre de 20 años, no registrándose ningún niño) las dudas de la población están demostrando que sospecha de un Estado y gobiernos que falsean las estadísticas, que mienten y que llegan a ridículos como trucar fotos para demostrar que están donde no están. Sin contar que ahora la población sospecha que no se quiere aumentar el número de victimas para no entrar en las condiciones de las leyes 24.959 y 22.913 que obligarían a declarar "zona de desastre" y asumir indemnizaciones por esa circunstancia.

La indefensión nacional mata
Más de una vez hemos hecho referencia a la indefensión nacional. Para muchos la indefensión nacional y la Defensa Nacional parecen un tema de militares. Pero no es así: una Nación que aspire a ser independiente y soberana debe poder defenderse. Un proyecto Nacional y Popular debe poder defenderse. Muchos, erróneamente, creen que esa indefensión evitará que los militares den golpes de estado, pero no es así. Esta indefensión no es la idea de demócratas y patriotas. Es fruto del cumplimiento minucioso de los Acuerdos de Londres y Madrid que decretan nuestra derrota y nuestra sumisión a toda rapiña, para que cumplamos con políticas contrarias al Pueblo y la Patria. La indefensión es una orden de las potencias internacionales y éstas últimas son el origen de todas las tropelías y madres de todos los golpes de estado.
Fruto de ese desarme argentino es que el ejército pudo aportar al desastre en días feriados con solo 131 hombres, dado que por el ajuste presupuestario son enviados a sus casas a comer.
Lo mismo pasó que los escasos camiones que las Fuerzas Armadas pudieron aportar. El transporte es parte de la logística.
Uno de los mejores expertos en logística, a mi criterio, me definió la logística de esta manera: “Es la ciencia y el oficio (para conocer causalidad y llevar a cabo medidas) para poner los insumos necesarios en
a) el lugar indicado
b) en el momento indicado
c) en las condiciones indicadas
d) al menor costo económico y social.”

El insumo puede ser una bala, un tanque, un medicamento, un alimento, agua, etc. Es decir la Defensa Nacional y la Defensa Civil están integradas. Si no hay la una, no hay la otra.
La Defensa Civil es parte de la Defensa Nacional. Desarmada la primera, la segunda también se desguaza. Así es que, indirectamente, muchas personas fueron víctimas, en esta emergencia, de la indefensión nacional.

Hipótesis de conflicto y acción ante desastres tienen el mismo esquema.
No tenemos hipótesis de conflicto en un país con una parte de su área territorial terrestre y marítima ocupada por el colonialismo británico. Tampoco hipótesis de catástrofes en un país con accidentes de todo tipo, inundaciones, contaminación ambiental, etc.
El esquema de Defensa Nacional y de Defensa Civil ante catástrofes es el mismo.

1º. Detectar un evento no deseado
2º. Que el evento no ocurra (fase preventiva). Tomar medidas para ello.
3º. Si ocurre, reducirlo a su mínima expresión (fase de acción ante el desastre)
4º. Ocurrido el evento y terminado, paliar las consecuencias (fase de rehabilitación)

Hay políticas de Estado en Argentina. Son las que se aplican desde 1976 en gobiernos de todos los colores.
Todos los que hablan de ajustes se refieren a ajustar el gasto destinado al Pueblo y su defensa. Nunca se tocan los intereses de los que lucran con las distintas variantes de “modelo” que se unifican el lo esencial.
La carencia de Defensa Civil es parte de eso. La corrupción y la falta de servicios adecuados de salud y educación son parte de eso. La miseria es parte de eso. Las enfermedades y catástrofes evitables  también.
Desde la Patria contratista del Proceso y Alfonsín hasta los Cirigliano y Cristóbal López de hoy.
Algunos como Bulgheroni de sorprendente permanencia.

Otro Estado para una Argentina Independiente
Hemos visto y seguimos viendo todo tipo de políticas antinacionales y antipopulares. Hasta las disfrazadas de nacionales y populares. También sufrimos sus consecuencias.
Es hora de decir basta.
Es necesario abrir una nueva huella argentina y encontrarse en ella.
“Caminante no hay caminos, se hace camino al andar” dijo el poeta.
Comencemos a caminar y hagamos la nueva senda.

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