Los actuales acuerdos con
China son altamente lesivos para la soberanía nacional.
Por consecuencia, su
corolario de entrega y sumisión es que se importan de China hasta los durmientes
de los ferrocarriles que se compran y que se admite hasta en envío de personal
chino para los contratos que se firmen (como en la construcción de represas y
del personal técnico para los ferrocarriles comprados).
Eso significará menos ocupación,
trabajo y, por lo tanto, ingresos para los argentinos que, una vez más, serán
extranjeros en su propia tierra.
El gobierno argentino le entregará a China obras,
infraestructura e inmigración sin control, a cambio de que se le garanticen
fondos para el Banco Central que le permitan sostener el mandato hasta su fin.
Estos acuerdos llevarán a la quiebra a la verdadera industria argentina, ya
atacada hasta el delirio en las últimas décadas. De esta manera el Kirchnerismo
continúa una política de entrega, desindustrialización, indefensión nacional y
dependencia que se impuso desde el Proceso hasta la actualidad.
Ya la Sra. de Perón había dicho que el Golpe de Estado de 1976 venía a “destruir las chimeneas”.
No es nada nuevo en la Argentina. El préstamo de la Baring Brothers, el Pacto
Roca-Ruciman o la entrega ferrocarrilera que denunciara Raúl Scalabrini Ortiz
son antecedentes del Contrato secreto con Chevron, o los acuerdos con China
(con cláusulas secretas también).
La misma línea de dependencia. Profundizada.
Con un agravante. Ahora se permite la instalación en territorio
continental de una base de control espacial bajo soberanía china.
Bajo un barniz nacional y popular, es un esquema de dependencia que se va
alineando a las nuevas condiciones de disputas entre los imperios a nivel
internacional. Esto es: China como aliado estratégico como antes lo fueron
otras potencias como Inglaterra.
Argentina es un país disputado por distintas potencias. Esa rapiña se
expresa en todos los niveles: el económico, el político, el militar y, hasta en
los servicios de inteligencia.
A eso asistimos.
EL ACUERDO ROCA-RUNCIMAN
El Pacto Roca-Runciman, firmado entre la República Argentina y el Reino
Unido el 1 de mayo de 1933, fue un acuerdo comercial tendiente a evitar en la
Argentina los efectos de una política comercial británica favorable a los
países de la Commonwealth, a cambio de la disminución de impuestos para
productos importados desde el Reino Unido. Fue firmado por el vicepresidente de
la Argentina, Julio Argentino Roca (hijo) —a instancias del presidente Agustín
Pedro Justo— y el encargado de negocios británico Walter Runciman.
Como producto de la Crisis financiera mundial de 1930, Gran Bretaña,
principal “patrón” económico de la
Argentina durante la década del treinta, tomó medidas tendientes a proteger el
mercado de carnes incipiente en la Commonwealth, es decir, sólo compraría
carnes a sus colonias y ex-colonias, las cuales eran Canadá, Australia y
Sudáfrica entre otras. Para evitar que la política comercial inglesa afectara
la balanza comercial argentina, el Gobierno del Presidente Agustín Pedro Justo,
suscribió este pacto y el Senado luego lo ratificó en Ley 11.693.
El 28 de octubre de 1932 la misión encabezada por el presidente de la
República Argentina, Agustín Pedro Justo, llegó a Londres. Fue recibida por
Eduardo de Windsor, príncipe de Gales y futuro rey.
El 1º de mayo de 1933 se firma el tratado Roca-Runciman, por el cual
Inglaterra se comprometía a continuar comprando carnes argentinas si su precio
fuera menor al de los demás proveedores mundiales. Como contrapartida,
Argentina aceptó la liberación de impuestos para productos ingleses al mismo
tiempo que tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales
nacionales.
Paralelamente se creó el Banco Central de la República Argentina con
competencias para emitir billetes y regular las tasas de interés bajo la
conducción de un directorio con fuerte composición de funcionarios del Imperio
Británico. No obstante todas estas concesiones, se le adjudicó además a
Inglaterra el monopolio de los transportes de Buenos Aires.
Mientras hubiera control de cambios en la Argentina (limite del capital
dispuesto para importaciones), todo lo que Gran Bretaña pagara por compras en
la Argentina, podía volver al país deduciendo un porcentaje para pagos de deuda
externa.
La Argentina mantendría libres de aranceles el carbón y demás mercaderías
que se importaban en ese momento exentas de impuestos, comprometiéndose a
comprar en Gran Bretaña el total del carbón que consumía.
Argentina se comprometía a no aumentar los aranceles aduaneros.
Pero, además, había cláusulas secretas (igual que con China y con
Chevron):
Se creaba el Banco Central en la Argentina con gran predominancia de
funcionarios y capitales británicos.
Se fijaban las bases para la creación de la Corporación de Transporte,
que le terminaría por dar a Gran Bretaña el monopolio absoluto de los medios de
transporte argentinos. La misma se crea en 1936 en el Pacto Eden-Malbrán,
firmado luego de que el Pacto Roca-Runciman caducara y con características muy
similares.
DIMES Y DIRETES PARECIDOS
En un banquete ofrecido a la delegación argentina el 10 de febrero de
1933, el Príncipe de Gales dijo: “Es exacto decir que el porvenir de la
Nación Argentina depende de la carne. Ahora bien: el porvenir de la carne argentina
depende quizás enteramente de los mercados del Reino Unido”.
Respondió Julio Roca, firmante del convenio, vicepresidente del General Justo
e hijo del General Roca:
“La
geografía política no siempre logra en nuestros tiempos imponer sus límites
territoriales a la actividad de la economía de las naciones. Así ha podido
decir un publicista de celosa personalidad que la Argentina, por su
interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, una parte
integrante del Imperio Británico.” A
su vez Guillermo Leguizamón, catamarqueño director de una empresa ferroviaria
inglesa en argentina, dijo: “La Argentina es una de las joyas más preciadas
de la corona de su Graciosa Majestad”.
(FUENTE: http://www.lagazeta.com.ar/pactoroca.htm )
(FUENTE: http://www.lagazeta.com.ar/pactoroca.htm )
Eso en 1933.
En 2015, en la página http://www.macrigroup.com/, Franco Macri escribe:
“Por su historia, por su solidez económica, vocación
de progreso y de innovación, China emerge como un referente de estabilidad y
como el socio ideal para América Latina.”
Cabe destacar que, según su propia página
WEB, Franco Macri, padre de Mauricio, es Consejero Senior para las inversiones chinas
en Latinoamérica y declara innumerables
e importantes relaciones comerciales con ese país.
En su Twister personal este empresario escribía,
el 15 de febrero de 2015, opinando que Argentina debía entregar aún más, en los
acuerdos con China:
“Acerqué a China a Latinoamérica, pero en Argentina
no pude contra funcionarios mediocres y empresarios que cuidaban su mercado sin
pensar en el país”
Nada nuevo bajo el sol.
DENUNCIAS Y CRÍMENES: NADA NUEVO BAJO EL SOL
El senador demócrata progresista Lisandro de la Torre denunció el
acuerdo en el Senado Nacional.
“La industria más genuina del suelo
argentino, la ganadería, se encuentra en ruinas por obra de dos factores
principales: la acción extorsiva de un monopolio extranjero y la complicidad de
un gobierno que unas veces la deja hacer y otras la protege directamente.” Así comenzó el senador Lisandro de la Torre su
acusación contra el gobierno y los grupos económicos el 18 de junio de 1935.
Decía de la Torre: "El gobierno
inglés le dice al gobierno argentino ‘no le permito que fomente la organización
de compañías que le hagan competencia a los frigoríficos extranjeros’. En esas
condiciones no podría decirse que la Argentina se haya convertido en un dominio
británico, porque Inglaterra no se toma la libertad de imponer a los dominios
británicos semejantes humillaciones. Los dominios británicos tiene cada uno su
cuota de importación de carnes y la administran ellos. La Argentina es la que
no podrá administrar su cuota. No sé si después de esto podremos seguir
diciendo: ‘al gran pueblo argentino salud’.”
En mayo de 1935, el legislador santafesino acusó por fraude y evasión
impositiva a los frigoríficos Anglo, Armour y Swift. Aportó pruebas que
comprometían directamente a dos ministros de Justo: Pinedo de Economía y Duhau
de Hacienda, en las que se establecía claramente el trato preferencial que
recibían estas empresas que prácticamente no pagaban impuestos y a las que
nunca se las inspeccionaba, mientras que los pequeños y medianos frigoríficos
nacionales eran abrumados por continuas visitas de inspectores impositivos. De
la Torre probó cómo se ocultaba información contable en cajas selladas por el
ministerio de Hacienda y demostró hasta dónde llegaba la impunidad de los
frigoríficos ingleses tras la firma del pacto Roca-Runciman.
El nivel de las discusiones en el Senado y la trascendencia de la denuncia hizo que “alguien”
decidiera hacer callar a De la Torre. Un matón del Partido Conservador, el ex
comisario Ramón Valdez Cora, atentó contra la vida del senador, pero el que
murió fue su amigo y compañero de bancada Enzo Bordabehere. Fuente: www.elhistoriador.com.ar
Pasados muchos años, hoy en 2015, asistimos a una feroz lucha de
facciones en los servicios de inteligencia. A la facción, donde estaría el llamado
Stiusso, se le atribuye responder a la CIA y al MOSAD.
Del otro lado, el periodismo dice que está el General Milani. ¿A quien
responderá?
“Lo dejo a su criterio” diría una reconocida modelo televisiva.
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