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jueves, 12 de febrero de 2015

CONTENIDOS: COLONIALISMO CHINO EN ÁFRICA. EXPORTACIÓN DE CAPITALES. Extractos de INTERNET

El presidente chino, Xi Jinping, calificó las relaciones entre su país y África como una "cooperación entre ganadores" en ocasión de su reciente gira por el continente, dirigida a reforzar las alianzas geopolíticas y financieras entre las dos zonas.
La mayoría de los analistas occidentales, sin embargo, considera que en este idilio Pekín es el único beneficiado.
Lamido Sanusi, el gobernador del banco central nigeriano, hace unas semanas se unió a estas críticas en un artículo en el Financial Times, y acusó a China de explotar los recursos naturales africanos e incrementar la exportación de sus productos, sin crear oportunidades de trabajo para la mano de obra local, ni transferir competencias y tecnologías.
China empezó a penetrar en el continente al final de los años 80, mientras muchas potencias occidentales se dirigían hacia el Este europeo. Hoy día, pese a que el coste del trabajo no difiera mucho entre las dos zonas, África se ha convertido en un destino muy apetecible para los inversores chinos, gracias a iniciativas como la 'tarifa cero', que excluye a algunos bienes de aranceles. Sus flujos comerciales se han multiplicado por veinte en apenas 12 años, hasta rozar los 156.000 millones de euros en el pasado ejercicio.
Las inversiones chinas en África (12.480 millones de euros acumulados en 2012) se centran sobre todo en el sector primario y a menudo incluyen empresas estatales, como la petrolera CNOOC. 

Una carretera a cambio de petróleo
Suráfrica es el mayor receptor de la zona, seguido por Sudán, Nigeria, Zambia y Argelia, donde Pekín se atribuye el 80% de los contratos de infraestructura firmados en los últimos años. Los acuerdos millonarios más recientes datan de finales de marzo, cuando Xi se comprometió a la construcción de una carretera de más de 500 kilómetros en el Congo a cambio de petróleo y a erigir un complejo industrial y un puerto en Tanzania. La sombra de China se extiende hasta Zimbabue y Sierra Leona, dos países considerados de riesgo por Europa.
El gigante asiático es, además, el país que ofrece más créditos a los países africanos en desarrollo, con un compromiso de 15.477 millones de euros para los próximos tres años. Sus préstamos son baratos, al mismo tiempo que no interfiere con los asuntos nacionales, ni impone condiciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, haciendo la vista gorda respecto a las violaciones de derechos humanos o la protección del medioambiente.
Los casos se cuentan por decenas. La ONG Human Rights Watch, por ejemplo, denuncia la vulneración de los derechos de los mineros empleados en Zambia por cuatro filiales de la china CNMC, una empresa de propiedad estatal. Pese a que en el último año las condiciones de los trabajadores han mejorado en cuanto a horarios (con la eliminación de los turnos de doce horas) o al derecho de asociación, los mineros siguen actuando en un entorno peligroso y se ven amenazados por sus superiores al reclamar sus derechos.
Peter Brosshard, director de políticas de la ONG, dice: "Muchos proyectos chinos en África han tenido un impacto medioambiental muy grave por una serie de razones. Las compañías de este país operan en sectores como la minería o las infraestructuras hidrológicas, de alto riesgo desde este punto de vista. Se han sumado tarde al juego y por eso han tenido que embarcarse en proyectos en regiones remotas o especialmente peligrosas. Estas empresas, además, consideran que la tutela del medioambiente incumbe exclusivamente a los gobiernos locales", explica.


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