UN
CUENTO CHINO.
Dr. CESAR AUGUSTO LERENA
Los sucesivos gobiernos nos tienen acostumbrados a negociar
en una debilidad extrema con las Grandes Potencias. El ex Canciller Caputo
promovió los llamados “Acuerdo Marco” que permitían el ingreso de 18 buques
pesqueros al Atlántico Sur y pescaron 200 buques mellizos rusos porque la
Argentina carecía de todo control. Cavallo con el apoyo de Felipe Solá ratificó
esos acuerdos y promovió los Acuerdos con la Unión Europea que habría de significar
la mayor depredación de la historia pesquera. Con ello, se inauguró en la
Argentina, el desempleo y el subsidio al ex ocupado pesquero, al que se le
agregarían los millones de desempleados subsidiados.
El 16 de noviembre de 2004, Néstor Kirchner y
Hu Jintao firmaron convenios, en una supuesta sociedad estratégica, que permitiría a nuestro
país recibir inversiones por unos 20.000 millones de dólares en los próximos 10
años; miles de millones
que no llegaron a la Argentina, sino que, por el contrario, embarcaciones
extranjeras, en su gran mayoría asiáticas, pero también españolas, con o sin
licencias ilegales del invasor británico en Malvinas extraen todos los años 1
millón de toneladas de pescados y calamares del Atlántico Sur, lo que equivale
en el comercio final internacional una suma del orden de los 14 mil millones de
dólares anuales. Mientras esto ocurre la Argentina desembarca 800 mil
toneladas/año y exporta por valor de U$S 1.500 millones/año. La Argentina no
tiene una política de comercialización nacional e internacional del pescado y por
ello cientos de miles argentinos no acceden al empleo.
El 18 de enero de 2010, a poco más de cinco
años de aquella promesa incumplida, el entonces Ministro de Agricultura
argentino Julián Dominguez firmó la Resolución 5/10 que autorizó a suscribir un “Acuerdo de
Cooperación sobre Pesca” con el Ministerio de Agricultura de China.
En
base a ello y a posteriores resoluciones de la Subsecretaría de Pesca -además
de los cientos de barcos que pescan ilegalmente- 20 buques pesqueros chinos
fueron autorizados a pescar en el mar argentino asociados a empresas pesqueras
chinas radicadas en la Argentina; a condición de que procesen en tierra el 10%
de las capturas. Porqué 10% de las capturas y no el 100% de las capturas?
Porque los chinos a las capturas en el mar argentino las consideran chinas y no
pagan ningún arancel de ingreso a China, contrario a lo que ocurre con los
productos argentinos que deben pagar aranceles de importación a China. Un
verdadero negocio chino.
No
hay “intereses comunes con China en el desarrollo
de la pesca, de beneficio recíproco”. El Estado argentino, es el
propietario del recurso, tiene un desarrollo tecnológico excelente en la
investigación, captura, conservación e industrialización pesquera; mientras que
China, sólo importa el 6% de materia prima pesquera Argentina, con un bajísimo
valor agregado (U$S 1.300/tonelada), mientras que los principales importadores
de pescado argentino compran a valores equivalentes a los U$S 2.700 la tonelada
(Brasil), U$S 3.300 (España) o U$S 4.300 (Italia), etc. Un dato elocuente que
demuestra que los chinos vienen por nuestras materias primas, no agregan valor
ni generan empleo.
Estos
Acuerdos se firman en base a supuestos “…principios de igualdad y beneficios
mutuos…”, y en verdad se trata de la entrega de nuestros recursos naturales,
hasta que se hayan agotado y con ello se genere el cierre de las empresas
nacionales, el desempleo, la despoblación de todos los puertos del litoral
marítimo y la desocupación de las áreas estratégicas de la nación, como el
territorio Patagónico, el Atlántico Sur, las Islas Malvinas, el canal del
Beagle y la Antártida Argentina.
China
con 51,5 millones de toneladas anuales es el primer productor y exportador
mundial de productos pesqueros; es decir,
produce 50 veces más que Argentina. Por lo tanto será un mercado menos
de Argentina. Las capturas chinas en el mar argentino no
sólo habrán impactar directamente en lo económico-comercial, sino que éstas
capturas habrán de actuar sobre el equilibro biológico de las especies en el
mar argentino y con ello, este impacto negativo alcanzará sobre estas y otras
especies que capturan las empresas nacionales.
Señores, hay
unos 95.000 buques pesqueros en el mundo, de los cuales 40 mil son Chinos, la mayoría ubicados en
el área austral; deberíamos estar muy preocuparnos por este desequilibrio,
donde la Argentina tiene sólo unos 500 buques pesqueros, que siendo un número
sobredimensionado para el recurso máximo sostenible, no alcanza para ocupar
todo el mar argentino, cuyo control está limitado a tres buques de la
Prefectura Naval.
La política de
este gobierno, instrumentada por el entonces Secretario Moreno, de exigirles a
los importadores que exporten lleva también a concentrar el negocio en unos
pocos, al igual que lo que ocurre en materia de granos y con ello a la pérdida
de rentabilidad del industrial argentino. El gigante asiático está en
condiciones de quedarse con toda la actividad pesquera argentina.
Si
la Argentina tuviese vocación o capacidad de controlar el mar, que no la tiene.
Si la Argentina tuviese una situación política, económica y soberana de
fortaleza, que no la tiene, otro podría ser el escenario, y seguramente no
firmaría este Acuerdo claudicante. Como con los Acuerdos de entonces con la
URSS se acordará el ingreso de algunos buques pesqueros chinos y pescarán
cientos de buques mellizos sin control alguno o con un supuesto control que
encubra la corrupción. Derogar los acuerdos con la URSS, que se prolongaron por
años, fue una difícil batalla política, de intereses económicos y una clara
demostración de la debilidad negociadora de Argentina. Derogar los Acuerdos con
China, en una Argentina soja-dependiente, será un misión imposible, con un país
colonizado, sin empleo argentino y devaluados y depredados sus recursos
naturales. Será mar arrasado.
En un país soberano y
serio no hay excedentes pesqueros para entregar a terceros: toda la proteína la
obtiene racionalmente el Estado Nacional para alimentar bien a su pueblo; y más
aún si en su población hay altos índices de pobreza”. El acceso al recurso
pesquero es un derecho de tercera generación.
Este
no es un Acuerdo Chino. Este es un verdadero cuento chino, donde el pez grande
se come al chico.
Ex Secretario de Estado – Asesor en el Honorable Senado
de la Nación del Senador Fernando Pino Solanas, febrero 24 de 2015
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