Opinión:
LA
DUDOSA MUERTE DEL FISCAL NISMAN Y EL VERDADERO ROSTRO DE LA MAQUINARIA ESTATAL
ARGENTINA
Por
Eduardo Lualdi
Lo que emerge con la dudosa
muerte del fiscal federal Alberto Nisman es la quintaesencia del Estado
Argentino, una gran cloaca maloliente que desnuda el verdadero rostro de la
maquinaria estatal argentina.
Zuleta Pouceiro dijo, en un
programa de televisión, que el caso Nisman ponía en evidencia la existencia de
un “sotto governo”, (que en realidad es el gobierno de los “amigos” y muchas
veces el verdadero gobierno). Dijo que la democracia presenta ese submundo de
intereses y ambiciones.
La palabra “sotto governo” significa
algo así como ‘el gobierno detrás del gobierno’; o sea, un gobierno contra el
pueblo, un gobierno invisible, una especie de Mafia legalizada, un Estado que
solo es órgano ejecutivo de gentes que se esconden en la penumbra, lejos de
todo control y que expresan el verdadero interés de los que dominan el Estado,
más allá del gobierno de turno. En esa situación los “gobiernos” son los
gerentes o administradores de esos intereses.
A veces, la pugna en el seno
de ese submundo se expresa en el mundo “visible” en pugnas políticas entre los
que se disputan el papel de “gerentes”. Otras veces esa pugna se expresa en
crímenes, muertes dudosas, suicidios extraños, etc.. El periodismo ha hecho un
recuento de antecedentes, en estos días.
En un país disputado y
rapiñado por distintos imperios, como es la Argentina, es imposible que eso no
se exprese en el “sotto governo”.
Parte fundamental de ese
“sotto governo” al que hizo referencia el publicista, es el sistema de
inteligencia en la Argentina que se perfeccionó a lo largo del siglo XX hasta
transformarse en la siniestra maquinaria criminal de la dictadura militar.
Ese aparato nunca fue tocado
y mucho menos desmontado.
Alfonsín lo recibió de la
dictadura y lo engordó.
Menem lo heredó de Alfonsín y lo multiplicó.
Arribó
mediante De la Rúa y cinco presidentes surgidos de la crisis del 2001, al
gobierno K, al gobierno de los Dres. Néstor y Cristina Kirchner. Estos se
ocuparon de usarlo, multiplicarlo y perfeccionarlo.
Stiuso fue el jefe real de la
SIE (ex SIDE) durante estos once años. Hasta ahora eso no había sido motivo de
refunfuños ni malestares gastrointestinales, ni para el Dr. Kirchner ni para la
Dra. Fernández de Kirchner.
Solo por evocar algunos
eventos que motivaron la sorpresa ciudadana, recordamos cuando el Dr. Néstor
Kirchner le revoleó a Juanjo Álvarez el legajo donde figura su condición de
personal de planta permanente de esa institución del Estado, la SIE. La propia
presidente de la Nación reivindicó sin mosquearse, como modelo de sindicalista, a
Gerardo Martínez, de la UOCRA, a pesar de que este hombrecito, que nunca usó
una cuchara de albañil, figura como integrante del Batallón 601 de Inteligencia
del Ejército Argentino.
¿No está a cargo de la
Secretaría de Seguridad de la Nación un coronel de inteligencia militar que
supo espiar a los obreros de Río Turbio bajo la gobernación del Dr. Kirchner en
Santa Cruz?
¿No fue la Dra. Nilda Garré,
mujer inteligente si la hay, la que pergeñó los “Proyectos X” para espiar y
perseguir a ciudadanos argentinos?
¿No impuso la Dra. Fernández
de Kirchner al Tte. Gral. Milani, oficial de inteligencia vinculado al aparato
de inteligencia de la dictadura militar, como el jefe del Ejército Argentino,
otro hecho inédito en la historia nacional?
¿No ha erigido a este militar
en su máximo referente para organizar una central de inteligencia al servicio
de los intereses del gobierno nacional y provisto de frondosas partidas
presupuestarias para ello?
Tirios y troyanos cumplieron
a rajatabla aquella imposición dictatorial para consumar la salida
constitucional en 1983.
La transferencia del mando
presidencial del General Bignone al Dr. Alfonsín, sin que ese aparato haya sido
tocado en su esencia, mostró esa continuidad histórica que nos alcanza hasta la
actualidad de modo pestilente.
Los aparatos de inteligencia
no se tocan: de eso no se habla, fue consigna y ley.
Las minorías gobernantes,
esas que el Coronel De Guernica llamaba “herodianas”, están ante su
propio retrato, como un decadente y genuflexo Dorian Grey, que ya no
puede sostener una imagen joven y vital que disimule la podredumbre, sino que
deja al descubierto el verdadero rostro podrido de modo irreparable.
La Argentina es una pequeña
nación de los confines del fin del mundo, disputada por todos los grandes
imperios del planeta. Sus riquezas, sus posibilidades, su posición
geoestratégica en el Atlántico Sur, la han hecho desde sus orígenes una perla
codiciada por la voracidad insaciable de los colonialistas y los imperialismos.
Allí estuvo la razón de la ocupación colonialista de enero de 1833, de la
guerra criminal que Inglaterra y EEUU nos impusieron en 1982, etc., etc.
En un mundo convulsionado (mundo
del que el Papa dijo que atraviesa la tercera guerra mundial en fases, por
ahora, y que puede deslizarse a grandes conmociones sin mayores avisos), la
Dra. Fernández de Kirchner viró raudamente hacia la alianza estratégica
integral con China y a la alianza estratégica con Rusia. Pero no satisfecha con
ello, concedió una base militar al imperialismo Chino en el territorio
continental argentino. Nunca, en la historia Argentina, ni cuando Inglaterra
consideraba a la Argentina como una dependencia suya, ocurrió algo semejante.
¿Alguien puede creer que una decisión estratégica de tamaña proyección no
acarreará consecuencia alguna?
Atrás de la voladura de la
embajada del Estado de Israel y el atentado a la AMIA (cuya conexión interna ha
sido sistemáticamente ocultada por los sucesivos gobiernos y constituye un
eslabón clave para la dilucidación del criminal atentado), estuvo la decisión
del Dr. Menem de arrastrar a la Argentina al conflicto de Medio Oriente, cuando
decidió el envío de las fragatas a la guerra colonial contra Irak, en la década
del 90. Introducir a la Argentina en el conflicto de una zona estratégica
mundial y en la que, además, se fusionan política y religión, significó para la
patria un preció demasiado alto de muerte, dolor y sufrimiento.
¿Por qué cree el kirchnerismo
que recogerá un fruto menos amargo que aquel que el menemato le hizo tragar a
la Argentina en aquella oportunidad, con su decisión de introducir
irresponsablemente a la Argentina en el tablero mundial de la disputa entre los
grandes imperios actuales?
Evocó la Dra. De Kirchner al
final de su discurso del 26 de enero próximo pasado, el relato mitológico de
Ariadna y Teseo y la muerte del minotauro, el monstruo que devoraba cada año a
siete jóvenes hombres y siete doncellas.
¿No sabe la Dra. De Kirchner
cómo es el minotauro devorador de carne humana, al que se le tributa anualmente
un vasta cuota de sangre de jóvenes hombres y jóvenes mujeres? ¿No sabe la Dra.
Kirchner cómo es el minotauro tangible, real, que padece la Argentina?.
Seguramente lo sabe, porque contribuye
a la provisión de esos jóvenes hombres y mujeres que lo alimentan: es el Estado
argentino, decadente y nauseabundo.
Recorrer el sinuoso laberinto
que nos lleve a terminar con ese monstruo que solo se satisface en carne
humana, es una necesidad histórica. Deseamos que nuestra voluntad nos permita
recorrer serenos, los caminos sinuosos de esos laberintos que conducen a la
definitiva independencia de todo dominio extranjero y la libertad de la Patria.
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