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lunes, 2 de febrero de 2015

LA DUDOSA MUERTE DEL FISCAL NISMAN Y EL VERDADERO ROSTRO DE LA MAQUINARIA ESTATAL ARGENTINA

Opinión:
LA DUDOSA MUERTE DEL FISCAL NISMAN Y EL VERDADERO ROSTRO DE LA MAQUINARIA ESTATAL ARGENTINA

Por Eduardo Lualdi

Lo que emerge con la dudosa muerte del fiscal federal Alberto Nisman es la quintaesencia del Estado Argentino, una gran cloaca maloliente que desnuda el verdadero rostro de la maquinaria estatal argentina.
Zuleta Pouceiro dijo, en un programa de televisión, que el caso Nisman ponía en evidencia la existencia de un “sotto governo”, (que en realidad es el gobierno de los “amigos” y muchas veces el verdadero gobierno). Dijo que la democracia presenta ese submundo de intereses y ambiciones.
La palabra “sotto governo” significa algo así como ‘el gobierno detrás del gobierno’; o sea, un gobierno contra el pueblo, un gobierno invisible, una especie de Mafia legalizada, un Estado que solo es órgano ejecutivo de gentes que se esconden en la penumbra, lejos de todo control y que expresan el verdadero interés de los que dominan el Estado, más allá del gobierno de turno. En esa situación los “gobiernos” son los gerentes o administradores de esos intereses.
A veces, la pugna en el seno de ese submundo se expresa en el mundo “visible” en pugnas políticas entre los que se disputan el papel de “gerentes”. Otras veces esa pugna se expresa en crímenes, muertes dudosas, suicidios extraños, etc.. El periodismo ha hecho un recuento de antecedentes, en estos días.
En un país disputado y rapiñado por distintos imperios, como es la Argentina, es imposible que eso no se exprese en el “sotto governo”.
Parte fundamental de ese “sotto governo” al que hizo referencia el publicista, es el sistema de inteligencia en la Argentina que se perfeccionó a lo largo del siglo XX hasta transformarse en la siniestra maquinaria criminal de la dictadura militar.
Ese aparato nunca fue tocado y mucho menos desmontado.
Alfonsín lo recibió de la dictadura y lo engordó. 
Menem lo heredó de Alfonsín y lo multiplicó. 
Arribó mediante De la Rúa y  cinco presidentes surgidos de la crisis del 2001, al gobierno K, al gobierno de los Dres. Néstor y Cristina Kirchner. Estos se ocuparon de usarlo, multiplicarlo y perfeccionarlo.
Stiuso fue el jefe real de la SIE (ex SIDE) durante estos once años. Hasta ahora eso no había sido motivo de refunfuños ni malestares gastrointestinales, ni para el Dr. Kirchner ni para la Dra. Fernández de Kirchner.
Solo por evocar algunos eventos que motivaron la sorpresa ciudadana, recordamos cuando el Dr. Néstor Kirchner le revoleó a Juanjo Álvarez el legajo donde figura su condición de personal de planta permanente de esa institución del Estado, la SIE. La propia presidente de la Nación reivindicó sin mosquearse, como modelo de sindicalista, a Gerardo Martínez, de la UOCRA, a pesar de que este hombrecito, que nunca usó una cuchara de albañil, figura como integrante del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército Argentino.
¿No está a cargo de la Secretaría de Seguridad de la Nación un coronel de inteligencia militar que supo espiar a los obreros de Río Turbio bajo la gobernación del Dr. Kirchner en Santa Cruz?
¿No fue la Dra. Nilda Garré, mujer inteligente si la hay, la que pergeñó los “Proyectos X” para espiar y perseguir a ciudadanos argentinos?
¿No impuso la Dra. Fernández de Kirchner al Tte. Gral. Milani, oficial de inteligencia vinculado al aparato de inteligencia de la dictadura militar, como el jefe del Ejército Argentino, otro hecho inédito en la historia nacional?
¿No ha erigido a este militar en su máximo referente para organizar una central de inteligencia al servicio de los intereses del gobierno nacional y provisto de frondosas partidas presupuestarias para ello?
Tirios y troyanos cumplieron a rajatabla aquella imposición dictatorial para consumar la salida constitucional en 1983.
La transferencia del mando presidencial del General Bignone al Dr. Alfonsín, sin que ese aparato haya sido tocado en su esencia, mostró esa continuidad histórica que nos alcanza hasta la actualidad de modo pestilente.
Los aparatos de inteligencia no se tocan: de eso no se habla, fue consigna y ley.
Las minorías gobernantes, esas que el Coronel De Guernica llamaba “herodianas”, están ante su propio retrato, como un decadente y genuflexo Dorian Grey, que ya no puede sostener una imagen joven y vital que disimule la podredumbre, sino que deja al descubierto el verdadero rostro podrido de modo irreparable.
La Argentina es una pequeña nación de los confines del fin del mundo, disputada por todos los grandes imperios del planeta. Sus riquezas, sus posibilidades, su posición geoestratégica en el Atlántico Sur, la han hecho desde sus orígenes una perla codiciada por la voracidad insaciable de los colonialistas y los imperialismos. Allí estuvo la razón de la ocupación colonialista de enero de 1833, de la guerra criminal que Inglaterra y EEUU nos impusieron en 1982, etc., etc.
En un mundo convulsionado (mundo del que el Papa dijo que atraviesa la tercera guerra mundial en fases, por ahora, y que puede deslizarse a grandes conmociones sin mayores avisos), la Dra. Fernández de Kirchner viró raudamente hacia la alianza estratégica integral con China y a la alianza estratégica con Rusia. Pero no satisfecha con ello, concedió una base militar al imperialismo Chino en el territorio continental argentino. Nunca, en la historia Argentina, ni cuando Inglaterra consideraba a la Argentina como una dependencia suya, ocurrió algo semejante. ¿Alguien puede creer que una decisión estratégica de tamaña proyección no acarreará consecuencia alguna?
Atrás de la voladura de la embajada del Estado de Israel y el atentado a la AMIA (cuya conexión interna ha sido sistemáticamente ocultada por los sucesivos gobiernos y constituye un eslabón clave para la dilucidación del criminal atentado), estuvo la decisión del Dr. Menem de arrastrar a la Argentina al conflicto de Medio Oriente, cuando decidió el envío de las fragatas a la guerra colonial contra Irak, en la década del 90. Introducir a la Argentina en el conflicto de una zona estratégica mundial y en la que, además, se fusionan política y religión, significó para la patria un preció demasiado alto de muerte, dolor y sufrimiento.
¿Por qué cree el kirchnerismo que recogerá un fruto menos amargo que aquel que el menemato le hizo tragar a la Argentina en aquella oportunidad, con su decisión de introducir irresponsablemente a la Argentina en el tablero mundial de la disputa entre los grandes imperios actuales?
Evocó la Dra. De Kirchner al final de su discurso del 26 de enero próximo pasado, el relato mitológico de Ariadna y Teseo y la muerte del minotauro, el monstruo que devoraba cada año a siete jóvenes hombres y siete doncellas.
¿No sabe la Dra. De Kirchner cómo es el minotauro devorador de carne humana, al que se le tributa anualmente un vasta cuota de sangre de jóvenes hombres y jóvenes mujeres? ¿No sabe la Dra. Kirchner cómo es el minotauro tangible, real, que padece la Argentina?.
Seguramente lo sabe, porque contribuye a la provisión de esos jóvenes hombres y mujeres que lo alimentan: es el Estado argentino, decadente y nauseabundo.
Recorrer el sinuoso laberinto que nos lleve a terminar con ese monstruo que solo se satisface en carne humana, es una necesidad histórica. Deseamos que nuestra voluntad nos permita recorrer serenos, los caminos sinuosos de esos laberintos que conducen a la definitiva independencia de todo dominio extranjero y la libertad de la Patria.

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