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martes, 14 de febrero de 2012

MEGAMINERÍA: Hablemos claro, sin careta...


MEGAMINERÍA: Hablemos claro, sin careta…
Horacio Micucci
14-02-2012
Algunos científicos y filósofos argentinos (muchos de ellos que abjuran y maldicen al positivismo liberal y su visión del progreso) de pronto dudan ante el reclamo de los pueblos cordilleranos contra la megaminería saqueadora y contaminante.
Dudan entre defender el derecho de los pueblos y un supuesto progreso doloroso pero necesario… aunque lesione a los pueblos y sus derechos.
Esos científicos y filósofos están llenos de positivismo decimonónico y su versión del progreso. Esa visión le llenó la cabeza, inclusive, a sectores provenientes de la izquierda y de corrientes nacionales y populares.
Es una visión de un progreso abstracto que no se sabe donde reside y en aras del cual todo se justifica.
Ricardo Forster, en referencia a los movimientos como el que estamos asistiendo, contra la Megaminería contaminante y saqueadora, hoy (14-02-2012) en Página 12, dice: “Suelen ser coyunturas que se enraízan en antiguos reclamos y que movilizan a amplios sectores populares que salen en defensa de derechos, historias, tradiciones, identidades, conquistas, sueños y hasta futuro enfrentándose, incluso, a las promesas de progreso y bienestar de quienes son los portadores de las fuerzas del cambio.”
El problema, estimado Forster, es qué clase de cambio proponen estas fuerzas de cambio megamineras, y en beneficio de quien.
Citaré largamente a Ricardo Forster, refiriéndose al movimiento que encabezó Emiliano Zapata en México: “Sospecharon de la palabra “progreso” cuando se dieron cuenta de que ellos tendrían que pagar todo el precio de una promesa de futuro que, en el presente, significaba expulsión y violencia de quienes, por generaciones, habían vivido y trabajado la tierra de modo comunitario y que ahora eran brutalmente desalojados por los nuevos ingenios azucareros que representaban, para la gran prensa de aquellos días, para el poder político y para el paradigma cultural-civilizatorio dominante, la quintaesencia del progreso y de la innovación tecnológica. Aquel tremendo acontecimiento de la historia latinoamericana que produjo uno de los líderes populares más significativos y míticos de nuestro continente, como lo fue Emiliano Zapata, puso en evidencia, una vez más, el conflicto entre los adalides del progreso y el desarrollo, por lo general provenientes de las ciudades y dueños del capital llamado a cambiar las formas económicas ancestrales y apoyados por los gobiernos de turno, y los campesinos que se levantaban contra las fuerzas de una novedad que la veían, quizás sin equivocarse, como las sepultureras de sus tradiciones y modos de vida. Lo que tal vez no pudieron ver ni Zapata ni el otro gran líder campesino, Pancho Villa, era que los vientos de la época soplaban a favor de la magia irradiada por la palabra “progreso” y que su lucha, allí donde no lograba comprender las complejidades de los nuevos tiempos, estaba destinada a la derrota si no lograba, como efectivamente terminó por suceder, encontrar los lenguajes, las fuerzas y las ideas que impidiesen la consumación de la hegeliana “astucia de la razón en la historia”, brutal eufemismo para ocultar la estela de violencia y barbarie que conllevó y sigue conllevando la lógica del “progreso”.
Es decir, si  entendemos a Forster, es que Zapata y Villa no comprendieron las complejidades de los nuevos tiempos. Y entonces fracasaron por no tener alternativas viables.
Ah… me olvidaba Forster, Zapata fue asesinado por un traidor pagado por los monopolios y terratenientes de esa época favorecidos, como usted escribe en su artículo de Página 12, porque “los vientos de la época soplaban a favor de la magia irradiada por la palabra “progreso”.
Zapata y Villa no fracasaron, Forster. Tenían alternativas viables pero fueron derrotados, y se usaron contra ellos traidores y asesinos pagos. Como ahora.
Sugiero leer los Cuatro cantos del Santos Vega de Rafael Obligado. (http://es.wikisource.org/wiki/Santos_Vega_(Rafael_Obligado).
Sobre todo el cuarto, donde se relata como Santos Vega que “cantaba lindo” fue derrotado por el diablo que era el progreso. La descripción del autor la pueden usar los defensores de la Megaminería saqueadora y contaminante. Y la usan, ayudados por conservadores liberales y, también, por progresistas “aggiornados” y amantes del progreso… de los monopolios imperialistas.
No puedo evitar citar dos versos del Cuarto Canto de Rafael Obligado describiendo el canto del diablo Juan Sin Ropa (el progreso) con el que venció a Santos Vega::
“Era el grito poderoso
del progreso dado al viento,
el solemne llamamiento
al combate más glorioso.
Era, en medio del reposo
de la Pampa ayer dormida,
la visión ennoblecida
del trabajo, antes no honrado;
la promesa del arado,
que abre cauces a la vida.

Como en mágico espejismo,
al compás de ese concierto
mil ciudades el desierto
levantaba de sí mismo.
Y a la par que en el abismo
una edad se desmorona,
al conjuro en la ancha zona
derramábase la Europa,
pues sin duda Juan Sin Ropa
era la ciencia en persona.”

¡Era el progreso!. Cueste lo que cueste… que se le va a hacer… es lo posible.
Lamentable que usen este tipo de argumentos propios de la oligarquía argentina del siglo XIX los progresistas “aggiornados”  del siglo XXI. Es lo que se hace cuando se habla de éxitos macroeconómicos mientras el 74 % de los jubilados van a cobrar 1.600 pesos, lo que los ubica debajo del índice de pobreza.
Está todo dicho.
Progreso sin personas.
Da pena y vergüenza ajena.
E indignación, por que hay pueblos reprimidos y aplicación contra ellos de la nueva ley antiterrorista “nacional y popular”.
La burguesía monopolista europea de la segunda mitad del siglo XIX logró que la sociedad identificara “su progreso” (el de ella) con el progreso social. Herbert Spencer, positivista y darwinista social inglés (1820-1903) sostenía, según esa ideología, que el progreso era diferenciación. Así, de una conclusión filosófica, saldría un fundamento de la dependencia argentina. Para la oligarquía del 1880 esto justificaba que nosotros fuéramos agroexportadores y los ingleses industriales. Era diferenciación progresista y …complementaria… del opresor y del oprimido.
Algunos la pasarían mal. Pero eso era lo posible, lo “aggiornado”.
Nosotros creemos que progreso no es que a Santos Vega le llegó la hora de morir, vencido por el diablo (la dependencia y la sumisión nacional de los imperialismos disfrazada de progreso).
Queremos que Santos Vega se rebele, se libere y que él usufructúe el progreso real, de carne y hueso.

No queremos decir que haya que volver a la vida salvaje
Algunos defensores de los emprendimientos imperialistas contaminantes nos dicen que muchos de los elementos que usamos en nuestra vida cotidiana proviene de la industria que inevitablemente contamina.
Este argumento es una baratija intelectual. En tecnología hay distintas soluciones para un mismo problema. De allí surge el concepto de tecnología apropiada al que me referiré más adelante.
Pero aquí hay suficientes experiencias que demuestran que no habrá más trabajo, que se destruirán otros que hay ahora y que no quedará riqueza en el país (por que se pagan exiguas regalías y porque lo que sacan se lo llevan para ellos) y que hay un grave riesgo ambiental.
Toda inversión imperialista significa descapitalización para el país donde se asienta.

Progresismo aggiornado de vieja data...
De pronto me acordé de los cientificistas de izquierda de los 70 que justificaban la limitación en la universidad diciendo que la ciencia tenía dificultades y no todos estaban capacitados para ella, por eso quedaban afuera del sistema. Y hoy, con los mismos argumentos, justifican que sólo se reciban un 6% de los que ingresan a la universidad. ¡Es que el progreso de la ciencia la hace cada vez más compleja!. ¡No es para todos!.
¡Vaya progresistas elitistas!
Olvidan que no hay una sola respuesta tecnológica a un problema.
Sesudos progresistas: ¿olvidaron el concepto de Tecnología Apropiada postulado por la OMS, OIT y ONU definida como “científicamente válida, técnicamente eficaz y socialmente aceptable”?. Socialmente aceptable quiere decir que signifique independencia nacional y bienestar de los pueblos.
¿Olvidaron el "principio o enfoque precautorio" (reconocido internacionalmente)?
Este enfoque surge de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992) que consagró, en su "Declaración de Río", una serie de principios esenciales al desarrollo sostenible. Este Principio postula que, frente a una eventual obra o actividad con posibles impactos negativos en el medio ambiente, permite que la decisión política que no da lugar a su realización, se base exclusivamente en indicios del posible daño sin necesidad de requerir la certeza científica absoluta. Es decir, en este caso, existe inversión de la carga de la prueba. No son los afectados los que deben demostrar la contaminación, sino la empresa debe demostrar que no contamina ni contaminará. Aquí se considera todo elemento nuevo, analizando sus efectos económicos, pero incluyendo los impactos sociales y ambientales, a largo plazo. Es lo que se denomina sustentabilidad económica, ambiental y social.
En lo económico se considera no sólo la ecuación de ganancias de la empresa sino lo que se aporta en trabajo y mejora de la calidad de vida de la población
En vez de preguntar ¿qué nivel de daño es aceptable?, un enfoque precautorio pregunta:
1.- ¿es realmente necesaria esta actividad? ¿qué beneficios y perjuicios implica?
2.- ¿cuáles son las alternativas para este producto o actividad?¿cuáles son más convenientes?
3.- ¿cuánta contaminación puede evitarse?.
Se dice que el progreso no se puede detener. Los perjuicios serían como “los daños colaterales” que los países imperialistas producen en sus campañas militares contra los países oprimidos. ¿Que diferencia entre estos argumentos y lo que dijo alguna vez Cavallo, sobre que había diez provincias inviables y 200.000 campesinos “inviables”?.
¡Mire usted!. Todos con su versión positivista del progreso. Nada científica ni moderna. Decimonónica. Ese mismo positivismo que produjo las teorías de Lombroso en sicología (criminal con aspecto de criminal, cara de criminal). De paso, bárbaro para perseguir pobres con ese aspecto tan... “criminal”.

Y de paso algunas dudas:
¿Por qué el Parlamento Europeo, el 5 de mayo de 2010, aconsejó prohibir la minería contaminante (y eliminar cualquier apoyo directo o indirecto a proyectos mineros que supongan el uso de cianuro) por 488 votos a favor y 48 en contra con 57 abstenciones (RC-B70240/2010)?. Se nos dice que la Comisión Europea no aceptó el consejo, pero ya se sabe a quien representa esa Comisión. ¿Y porqué Alemania prohibió la megaminería contaminante con cianuro en el año 2002?.
Y dado esos antecedentes proveniente de regiones tan “progresistas”: ¿No habrá que discutir más el asunto?.
La participación protagónica de los pueblos es imprescindible para una política ambiental de independencia nacional.
Esto ha sido defendido como una propuesta en la ONU. En efecto, el Principio 10 de Rio 92 establece que “El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los ciudadanos interesados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes”.
No nos parece que la represión que hemos visto en los pueblos cordilleranos se base en esta propuesta que propone la participación ciudadana.
Es preciso que los sectores verdaderamente patrióticos, democráticos y progresistas hagan suya la causa de los pueblos en lucha contra la contaminación ambiental. Esto significa, hoy, solidaridad en la lucha de los pueblos contra la Megaminería contaminante y saquedora.
Reafirmamos todo lo que sostuvimos en el artículo “Todos somos Famatina, todos somos Gualeguaychú, todos somos la Cuenca Reconquista-Matanza-Riachuelo…” y a él nos remitimos.

Lo encontrarán más abajo en este mismo blog.

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