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viernes, 25 de enero de 2013

¿EL FINAL DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA Y EL PACTO DE LA MONCLOA?


¿EL FINAL DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA Y EL PACTO DE LA MONCLOA?
Nos parece de interés difundir este artículo que muestra la situación de profunda crisis que vive España y sus implicancias más allá de la economía, quedando al desnudo el resultado de la transición española y el pacto de la Moncloa que tanto ha sido meneado como solución para nuestros países.

Con esta crisis, España liquida la transición
POR JAVIER FRANZÉ PROFESOR DE TEORÍA POLÍTICA. UNIV. COMPLUTENSE DE MADRID

25/01/13. CLARÍN
La actual crisis española está poniendo en juego el modelo inaugurado con la transición democrática, tan afamada en Latinoamérica. La transición se edificó sobre cuatro pilares: una política cupular, un Estado social, un federalismo asimétrico (sobre todo en lo electoral y, luego, cada vez más, en lo fiscal) y el olvido del pasado dictatorial franquista. Hoy todo ello está en jaque, de ahí que la crisis amenaza con no ser transitoria sino histórica.
La política cupular está amenazada por la notoria e inédita erosión de la confianza ciudadana en la clase política, que alcanza desde los partidos a los sindicatos y la Iglesia, pero también y muy especialmente, por la novedad que significa, a la monarquía.
La corrupción económica es sólo la forma más visible de aquello a lo que ha llevado el monopolio de la política en las cúpulas partidarias y en las elites económicas que consolidó la transición, con la anuencia de la izquierda comunista y socialista, y también de los sindicatos.
Si la corrupción es la apropiación privada de lo público, ésta no se da sólo en lo económico, sino que precisamente comenzó con lo público entendido como “lo político”.
El Estado social está siendo puesto en jaque por la política neoliberal, que amparada en la crisis global, ha presentado ésta como un problema derivado de “gastar más de lo que se ingresa”; como si su origen fuera la deuda pública, cuando en verdad es la deuda privada, socializada ahora por el Estado en tanto es pagada por los sectores más vulnerables de la sociedad.
El federalismo asimétrico, el Estado de las autonomías, ha sido puesto en jaque por la aspiración del nacionalismo catalán de constituirse como Estado soberano en el marco europeo.
La no revisión del pasado es el elemento de estos cuatro pilares del modelo transicional que quizá antes comenzó a resquebrajarse, gracias a la acción de los movimientos pro-Memoria histórica en España y la aprobación de la llamada ley de Memoria histórica durante el gobierno de Zapatero.
Este cuestionamiento no es más que un modo indirecto de mostrar la desidentificación con la clase política que ofertó a la ciudadanía ese pacto transicional.
Los propios límites del consenso transicional son los que están poniendo en juego los avances que éste había logrado. Si lo más avanzado de ese pacto –respecto del pasado dictatorial– fue la construcción de una democracia representativa con Estado social, su límite más notorio fue la política cupular, que es lo que a la larga ha minado ambos elementos, pues ese monopolio de las elites políticas y económicas ha generado una impunidad en el manejo de lo público cuyo resultado es una corrupción que amenaza con corroer tanto el contrato entre representantes y representados, como el contrato social.

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