¿EL FINAL DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA
Y EL PACTO DE LA MONCLOA?
Nos parece de interés difundir este artículo que muestra la
situación de profunda crisis que vive España y sus implicancias más allá de la
economía, quedando al desnudo el resultado de la transición española y el pacto
de la Moncloa que tanto ha sido meneado como solución para nuestros países.
Con esta crisis, España liquida la transición
POR JAVIER FRANZÉ PROFESOR DE TEORÍA POLÍTICA. UNIV.
COMPLUTENSE DE MADRID
25/01/13. CLARÍN
La actual crisis española está poniendo en juego el modelo inaugurado
con la transición democrática, tan afamada en Latinoamérica. La transición se
edificó sobre cuatro pilares: una política cupular, un Estado social, un
federalismo asimétrico (sobre todo en lo electoral y, luego, cada vez más, en
lo fiscal) y el olvido del pasado dictatorial franquista. Hoy todo ello está en
jaque, de ahí que la crisis amenaza con no ser transitoria sino histórica.
La política cupular está amenazada por
la notoria e inédita erosión de la confianza ciudadana en la clase política,
que alcanza desde los partidos a los sindicatos y la Iglesia, pero también y
muy especialmente, por la novedad que significa, a la monarquía.
La corrupción económica es sólo la forma más visible de aquello a lo que
ha llevado el monopolio de la política en las cúpulas partidarias y en las
elites económicas que consolidó la transición, con la anuencia de la izquierda
comunista y socialista, y también de los sindicatos.
Si la corrupción es la apropiación privada de lo público, ésta no se da
sólo en lo económico, sino que precisamente comenzó con lo público entendido
como “lo político”.
El Estado social está siendo puesto en
jaque por la política neoliberal, que amparada en la crisis global, ha presentado
ésta como un problema derivado de “gastar más de lo que se ingresa”; como si su
origen fuera la deuda pública, cuando en verdad es la deuda privada,
socializada ahora por el Estado en tanto es pagada por los sectores más
vulnerables de la sociedad.
El federalismo asimétrico, el Estado de las autonomías, ha sido puesto
en jaque por la aspiración del nacionalismo catalán de constituirse como Estado
soberano en el marco europeo.
La no revisión del pasado es el elemento de estos cuatro pilares del
modelo transicional que quizá antes comenzó a resquebrajarse, gracias a la
acción de los movimientos pro-Memoria histórica en España y la aprobación de la
llamada ley de Memoria histórica durante el gobierno de Zapatero.
Este cuestionamiento no es más que un modo
indirecto de mostrar la desidentificación con la clase política que ofertó a la
ciudadanía ese pacto transicional.
Los propios límites del consenso transicional son los que están poniendo
en juego los avances que éste había logrado. Si lo más avanzado de ese pacto
–respecto del pasado dictatorial– fue la construcción de una democracia
representativa con Estado social, su límite más notorio fue la política
cupular, que es lo que a la larga ha minado ambos elementos, pues ese monopolio
de las elites políticas y económicas ha generado una impunidad en el manejo de
lo público cuyo resultado es una corrupción que amenaza con corroer tanto el
contrato entre representantes y representados, como el contrato social.
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