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miércoles, 3 de octubre de 2012

EL CONFLICTO EN PREFECTURA Y GENDARMERÍA


EL CONFLICTO EN GENDARMERÍA Y PREFECTURA

Tanto en Gendarmería como en Prefectura, estalló un conflicto de características gremiales originado en la sanción del Decreto 1307/12 que tiene su equivalente en las FFAA en el Decreto 1305/12.
Dicho decreto buscó regularizar la situación salarial de la masa de prefectos y gendarmes y resultó, para la gran mayoría, en un brutal recorte que alcanza hasta el 50% en algunos casos. En actividad o en situación de retiro, estos funcionarios públicos han sido directamente arrastrados a una situación salarial insostenible. Sólo para el gobierno nacional se puede comer con seis pesos por día y no es pobre quien gane trece pesos diarios. Para los demás analistas, incluso cercanos al oficialismo, la canasta familiar oscila entre los 7.000 y los 9.000 pesos.
Resulta muy difícil de comprender el comportamiento del Ejecutivo Nacional. Los Decretos fueron el resultado de numerosas gestiones y llevan la firma de todas las autoridades responsables incluida la jefa de Estado, Dra. Fernández de Kirchner. Estaban en cabal conocimiento de las consecuencias que acarrearía su ejecución. Cualquier observador independiente tendría que considerar que fue el propio Ejecutivo Nacional por incapacidad, total impericia o por razones que solo sus funcionarios pueden explicar, el que buscó desencadenar el conflicto.
El gobierno procura identificar la rebelión de Prefectos y Gendarmes con situaciones del pasado vinculadas a intentos de golpes de Estado. Hasta ahora no surge evidencia alguna de esta situación por lo menos en lo que se conoce de sus reclamos (petitorio de siete puntos) todos circunscriptos a la cuestión salarial y otras reivindicaciones. Esto no niega que pueda haber sectores minoritarios que aspiren o propongan alterar el orden constitucional. Pero, reiteramos, hasta ahora no surge evidencia alguna que avale esta posición sustentada por el oficialismo. Asimismo el conflicto abre un conjunto de situaciones cuyas efectivas consecuencias sólo podrán apreciarse en el correr del tiempo. La fractura horizontal que objetivamente produjo la protesta en ambas Fuerzas de Frontera, no es un dato menor y afectará profundamente el desenvolvimiento de ambas instituciones. Se suceden reclamos no solo salariales, sino sobre el derecho a la sindicalización, etc., cuestiones que los sectores patrióticos y democráticos deberán estudiar responsablemente para dar respuesta a estas preocupaciones que debaten los integrantes de las Fuerzas de Frontera.
No está demás recordar a los miembros de las fuerzas hoy protagonistas del reclamo mencionado, que el camino de la segunda y definitiva independencia nacional debe unir a todos los sectores verdaderamente interesados en hacer efectivo el anhelo de los Padres de la Patria de ver la Nación libre de todo dominio extranjero. Esto exige que todas las fuerzas militares sigan el ejemplo de esos próceres: Belgrano, San Martín, Artigas, Brown, Güemes, etc., y de Ramón Gumersindo Acosta, Víctor Samuel Guerrero, Guillermo Nasif, Carlos Misael Pereyra, Ricardo Julio Sánchez, Juan Carlos Treppo, Marciano Verón, y de Benítez, Julio Omar López, Jorge Eduardo, héroes nacionales de Gendarmería y Prefectura respectivamente, muertos en la lucha contra el colonialismo inglés , y usen sus armas para defender la soberanía y proteger al pueblo.
Desde hace ya varios años, durante la gestión del Dr. Néstor Kirchner y la de la Dra. Fernández de Kirchner, se retiró a las Fuerzas de Frontera de sus funciones específicas, es decir, la custodia de la soberanía en las vastas fronteras de la Patria, para utilizarlas de policía en la Capital y el Gran Buenos Aires. Fue su decisión transformar a estas dos fuerzas de frontera en los principales instrumentos represivos contra posibles protestas ciudadanas.
Durante la rebelión agraria, el gobierno nacional dispuso operaciones represivas tanto de la Prefectura (en San Pedro) como de la Gendarmería (Entre Ríos) procurando terminar, por la vía represiva, el reclamo de los productores del campo.
Pocas semanas atrás, el Teniente Coronel Berni, secretario de Seguridad de la Nación,  oficial en actividad del Ejército Argentino, comandó a 400 gendarmes para reprimir un reclamo de características salariales como el que hoy realizan los propios gendarmes. El Teniente Coronel Berni trasladó a Campo de Mayo a esos compatriotas en calidad de detenidos a los que obligó a permanecer en esa condición dentro de los colectivos escolares en los que efectivizó el traslado, y utilizó, por primera vez en 30 años, dependencias militares para la represión interna, retrotrayéndonos a la época de la doctrina de la seguridad nacional aplicada por la dictadura militar. Se debe recordar también que fue el Poder Ejecutivo y la Dra. Garré quienes instruyeron a la Gendarmería para desarrollar el llamado Proyecto X de espionaje contra dirigentes sociales, sindicales, etc.. Según los organismos de derechos humanos no oficialistas, hay más de 5.000 procesados por el gobierno de la Dra. Fernández de Kirchner por realizar reclamos sociales y/o sindicales.
Al retirar las Fuerzas de Frontera de la custodia de los límites territoriales de la Nación se abrió la Argentina al narcotráfico y la trata de personas, para la esclavitud sexual o laboral, con las penosas consecuencias que sufre la población en su conjunto. Ambos flagelos crecieron de manera exponencial en esta última década. La Argentina es uno de los grandes productores y exportadores de droga a Europa y otras latitudes.
El retiro de las Fuerzas de Frontera de sus funciones específicas, se corresponde con la liquidación del sistema de seguridad de tierras de frontera que ejecutó el menemismo durante la década del 90 y que el actual turno gobernante ha mantenido inalterable. Así, por ejemplo, el magnate Joe Lewis fue autorizado por el gobierno de la Dra. Fernández de Kirchner a adquirir un latifundio de 40.000 ha en zona de frontera sobre el Atlántico Sur, en Puerto Lobos, en Río Negro, en el que construyó y opera un aeropuerto en el que pueden descender aviones de gran porte como los que utiliza la OTAN y a sólo dos horas de la base militar británica de Mount Pleasant en Malvinas.
Y esta política de destrucción del sistema de seguridad en tierras de frontera, se articula con la destrucción de todo el sistema de defensa nacional que incluye las FFAA para la defensa nacional, la producción y la investigación para la defensa nacional, etc.. Ambas políticas de indefención, las aplicadas tanto a Fuerzas de Frontera como FFAA, son la evidencia de la política de Estado de desmalvinización a la que la Argentina fue sometida desde 1982 por imperio de las potencias imperiales.
La crisis salarial desatada en las mencionadas fuerzas de frontera deja en evidencia la profundidad de la crisis económica subestimada por el gobierno nacional. La crisis económica internacional es de una profundidad y alcance desconocidos y sacude a la Argentina con sus consecuencias de empobrecimiento. El gobierno nacional usa la inflación –que ronda entre el 25% y 26%- como sistema de ajuste, pero esto ya no le es suficiente y ha pasado a propiciar formas clásicas de ajuste como los que aplica a través del gobernador Scioli en la Provincia de Buenos Aires, o los que trata de imponer en Santa Cruz (aumento de la edad jubilatoria, recortes de salarios, etc.), o la anulación del 82% móvil como trata de imponer en Córdoba, etc.. Mientras niega mejoras salariales a importantes sectores de la vida productiva argentina o beneficiarios del sistema jubilatorio, ha pagado más de 50.000 millones de dólares en conceptos de deuda externa y alentado la fuga de más de 80.000 millones de dólares. Estos 130.000 millones de dólares podrían haber sido puestos al servicio de los intereses productivos de la Nación.
Vale recordar aquí que cuando Néstor Kirchner accedió a la Presidencia de la Nación se comprometió ante las minorías gobernantes a cumplir con, por lo menos, tres reclamos: 1) reconstruir el Estado resquebrajado por la rebelión popular denominada Argentinazo, especialmente eliminando al reclamo popular de la calle; 2) reconstruir un sistema bipartidista y 3) cumplir con el pago de la deuda externa.
El cacerolazo del 13 de septiembre próximo pasado y esta, hasta ahora, rebelión gremial de las Fuerzas de Frontera, pone en alerta amarillo al conjunto de las minorías gobernantes en cuanto a la capacidad del kirchnerismo de ser garante del orden de la entrega de esta Argentina dependiente y con parte de su territorio ocupado por un potencia militar extranjera.
Una vez más es imprescindible la unidad de los sectores patrióticos y nacionales y los sectores democráticos y populares para que Argentina se ponga de pie como país verdaderamente independiente donde se hagan realidad los derechos del Pueblo.

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