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lunes, 1 de octubre de 2012

La Sra. Presidente y Juan Pablo Feinmann


La diferencia entre un filósofo profundo y un filósofo en la profundidad … de un pozo.
O las razones del tropezón en yanquilandia.

Horacio Micucci



Existe un filósofo cuyo nombre es Juan Pablo Feinmann, asiduo escritor de Página 12, y exponente filosófico del kirchnerismo. Algunos lo han considerado un filósofo enjundioso y aconsejan su lectura. Otros no creemos que sea así.
El texto que sigue, más abajo, relata un monólogo de dicho filósofo en su programa de Radio del Plata. Si lo que sigue y se transcribe no hubiera sido dicho sería necesario, tal vez, desarrollar argumentos cuestionando sus afirmaciones u opiniones.
Pero, dicho lo que ha dicho Feinmann, basta con leerlo y escucharlo para tomar nota de su estatura intelectual y la profundidad de sus argumentos.
Sin embargo, hay detalles en los que se nota su pura cepa de “intelectual `progresista´ que cree que la realidad no existe más allá del relato que se difunda sobre ella”.
Algunos pensamos que lo que nos rodea tiene existencia objetiva. Es decir, existe al margen de mis opiniones o percepciones y “aunque yo no esté”. Y esa realidad material debe ser estudiada para conocer sus causas y efectos y sus leyes. No por el mero deseo de conocer sino para transformarla en determinado sentido. Lo anterior posibilita el conocimiento científico de la realidad.
Poniéndonos “biblicos” diriamos: al principio fue la práctica (fase sensorial del conocimiento). Muchas acciones prácticas generaron ideas, pensamientos, planes, hipótesis, (fase racional del conocimiento) que se comprobarán como ciertas si se verifican nuevamente en la práctica. He allí el criterio de verdad. Si no se verifican en la práctica, no son ciertas. O, dicho en criollo, “en la cancha se ven los pingos”. O, en sentido bíblico, “por sus frutos los conoceréis”.
El gobierno (y sus principales referentes) creen que no es así. Que se debe imponer un “relato”. Que la realidad “se construye”.
Si se dice que no hay inflación, no la habrá… aunque se note en las compras de todos los días. Si se dice que no hay pobres e indigentes, no los habrá… aunque uno los vea o aunque el 70% de los jubilados cobren jubilaciones por debajo del índice de pobreza (y sino, puestos en el brete, se falsean las estadísticas y se dice que se puede comer con 6 pesos y listo).
Si se dice que los caceroleros son señoras del barrio norte que llevan a sus mucamas para que caceroleen por ellas, así será.
Así será aunque el que escribe, por ejemplo, haya visto y vea a los caceroleros de todos los viernes en la ciudad de Lanús, que no parecen del “Barrio Norte”. Que son el carnicero, el verdulero, el pequeño comerciante y muchos asalariados que, preguntados sobre que son, dirán “clase media”. Y que son… parte del pueblo, junto con los obreros de la ciudad, los peones rurales, los productores rurales en sus distintos estamentos, el propietario de una PYME, etc.
La Señora Presidente fue a EEUU con su relato.
Cuando le preguntaron por su patrimonio podría haber dicho que el General Belgrano era rico y sin embargo fue un patriota. Claro que, si hubiera habido repregunta, alguien le hubiera podido recordar que Belgrano era rico al comienzo de la Revolución y murió en la más absoluta pobreza y olvido. No como la Presidente que multiplicó su patrimonio unas 9 veces mientras ejercía distintos cargos públicos.
Preguntada sobre el cepo cambiario podría haber dicho que a ella le preocupaban (como dijo después aquí) aquellos que compran dos millones de dólares al mes sin justificarlos. Claro que, si hubiera habido repregunta, le podrían haber recordado que su esposo compró esos dos millones de dólares en un día, hace algún tiempo. Y el relato hubiera hecho agua.
Y cuando dijo, en tono de “Barrio Norte” “estamos en Harvard”, podría haber dicho que a ella le preocupaban el esfuerzo de los que investigan en la Argentina con escasos medios y fondos y no los que pagan 40.000 dólares por un posgrado en esa Universidad estadounidense. Pero si hubiera habido repregunta le hubieran recordado que su hija pagó una cifra similar por su carrera de directora de cine en EE.UU. (que parece que abandonó) y su “relato” hubiera hecho agua de nuevo.
Podría haber dicho que ella era una defensora de los derechos humanos. Pero una repregunta le hubiera recordado que su cuñada Alicia, fue funcionaria importante del Gobierno de Santa Cruz durante la última dictadura y que hay fotos de su esposo con el  mandamás de turno de esa época, en aquella provincia.
Podría haber dicho que lo que le preocupaba era que las estadísticas oficiales de mediados de 2011 dicen (Secretaría de Política Universitaria de la Nación) que de cada cien alumnos que ingresan a la Universidad sólo se reciben 6. De esos seis muy pocos hacen posgrado y el porcentaje de tesis en maestrías está entre el 20-30% o menos, y menos aún los doctorados. O que lo que le preocupaba era que de cada cien alumnos que ingresan al primario sólo 31 llegan a terminar el secundario obligatorio y que de cada 100 alumnos que ingresan al secundario, sólo 50 lo terminan. Y que todo lo anterior es peor cuando más pobre es el sector social.
Ah! Pero eso no existe. Porque no es parte del “relato” oficial. Eso no pasa.
He allí la razón de fondo por la cual la Presidente no acepta preguntas. Porque teme que derrumben el “relato”. Por eso teme más aún a las repreguntas, que la dejan “haciendo agua”.
Y por eso se irrita.
Efectivamente es una gran oradora. Domina la técnica de la oratoria. Es una hábil monologuista. Lo que no quiere decir que lo que diga sea cierto. Se puede decir muy bien una ficción. Tato Bores era un hábil monologuista (y bien informado). Pinti también.
Eso no los convierte ni en “próceres”, ni en patriotas revolucionarios, ni en buenos gobernantes.
La oratoria es la forma. Importa el contenido.
No está mal que a uno lo silben en Harvard. Puede ser bueno que las potencias que nos oprimen (yanquis, rusos, chinos, ingleses u otros europeos) nos silben… si nos silban por defender la independencia nacional y los derechos del pueblo. Pero a juzgar por lo que, parece ser, la búsqueda del mejor postor imperial para explotar nuestro petróleo, o las concesiones a la minería imperial contaminante, o que los salarios suban por la escalera y los precios por el ascensor, o que la renta financiera esté exenta de impuestos, no es éste el caso.
Puede ser bueno hablar en Harvard defendiendo los derechos de los pueblos, países y naciones oprimidas del mundo. Al fin de cuentas el Che Guevara habló en las sesiones de la Alianza para el Progreso. Lo que pasa es que “parece” que el Che despreciaba el mundo y los gustos de los imperios y “parece” que la Presidente gusta de los gustos de los poderosos y sus caras costumbres a costa de la sangre y sudor de los pueblos y las naciones oprimidas. Y “parece” (a juzgar por donde la Presidente mandó a estudiar a su hija) que ella considera inferior a La Matanza respecto a Harvard. Y eso es lo que ofende.
Es decir “el relato” no resiste preguntas y menos repreguntas. Y mucho menos el estudio minucioso y científico de la realidad, para transformarla en beneficio del pueblo y de la Patria independiente. Con adecuadas estrategias y tácticas. Como lo hizo Belgrano. El General. No sólo el Doctor.
Por un lado se falsea la realidad. Por el otro, se gusta de los gustos de los poderosos. Y más allá de la tilinguería, esto es malo, porque un ejército sin cultura propia no puede vencer. A lo sumo puede reemplazar una opresión vieja por otra nueva.
Y muchos vamos queriendo sacarnos de encima a viejos y nuevos opresores.
Pero volvamos a Juan Pablo Feinmanan, el filósofo oficial en el país. Porque en el exterior lo tenemos a Laclau y Señora. El de la “dialéctica amigo enemigo”, no la real con los enemigos verdaderos sino los que se inventan para comodidad del relato. No buscando la contradicción real en las cosas sino “metiéndolas desde afuera”, a como quede cómodo.
Veamos lo que dijo el inefable Juan Pablo.
Ya no sólo inventa la realidad con un relato. Ahora inventa un adversario con débiles argumentos, casi un idiota despreciable.
Y lo destruye con “sólidos argumentos”.
Lo que sigue es kirchnerismo “en bruto”. Transcribo, de los diarios, su monólogo:
“El filósofo dijo que las mujeres no la toleran porque la envidian y los hombres, porque no pueden estar con ella. Les da bronca porque "no es una viejita, no está fulera".
 “Sé que me va a costar lo que estoy diciendo, pero cuando uno llega a convencerse de algo, lo tiene que decir pero tratando de fundamentarlo”, soltó el filósofo José Pablo Feinmann durante su programa de radio, mientras hacía una defensa rabiosa de la presidenta Cristina Kirchner. “Las mujeres la odian porque son mediocres, porque la envidian y los hombres porque no pueden estar con ella”, es el resumen de sus ideas.
"Usted, Señora, que no la tolera, que no la puede ver más, que no la aguanta más: usted no la tolera porque usted no sabe si robó o no robó, porque realmente ese patrimonio... Ella podría demostrar muy fácilmente que hay otros patrimonios en la República Argentina que se han multiplicado muchísimo más y que bastaría darse una vuelta por la Sociedad Rural para ver cómo se han multiplicado esos patrimonios”, comenzó Feinmann por radio a defender a Cristina.
“Pero lo del patrimonio es una excusa: usted la odia. Yo creo que la odia porque encuentra en ella cosas de las que usted carece y en lugar de admirarla, porque cuando una persona tiene cosas de las que uno carece, uno puede hacer dos cosas: o llenarse de odio, de envidia y de resentimiento y odiar a esa persona, porque su mera existencia demuestra mi mediocridad, porque su mera existencia es la muestra palpable de mi mediocridad, entonces la odio. O puede admirarla. Caramba”.
Tras poner como ejemplo a los fantásticos pianistas asiáticos (“yo quise ser pianista”) Feinmann agregó: “Si en los demás hay valores los reconozco”.
“Yo creo que usted que odia tanto, señora, a Cristina Fernández, es porque posiblemente no esté contenta con su vida, posiblemente no haya hecho la carrera que quiso hacer, posiblemente se dé cuenta de que no tiene la inteligencia que ella tiene, ni podría hablar en las Naciones Unidas como hace ella sin leer un solo papelito e hilando de un modo realmente deslumbrante”, dijo en referencia al último discurso de la Presidenta ante la Asamblea General en septiembre pasado.
“Otra cosa que les da mucha bronca (a las mujeres) es que (Cristina Kirchner) no es una viejita, no está fulera, no es un bagayo. Es una señora de 58 años, pero usted también vio fotos de cuando era jovencita, una morocha argentina muy linda, y hoy todavía sigue siendo una mujer atractiva”, dijo el filósofo.
“Es decir, más precisamente que una mujer atractiva, es una mujer. Porque hay mujeres que no son mujeres, son políticas. Si usted la ve a la alemana (Angela) Merkel, yo no le veo mucha femineidad, qué quiere que le diga. Veo a una alemana decidida a llevar a su país otra vez al poder sobre la pobre Europa”, comparó.
“En cambio, Cristina Fernández tiene una base tan atractiva que hasta puede ser tapa erótica de revista diagramada por, no digo enfermos mentales, pero bueno, onanistas compulsivos, digamos, que se excitan mucho con ella y la idealizan, como salió en esa tapa”, en referencia a uno de los últimos números de la revista Noticias. “Con usted no creo que pudieran hacer esa tapa, seguramente no, porque pocas mujeres tienen la base de belleza como para que se haga con ellas una tapa excitante”, aventuró.
Según Feinmann, otro de los motivos por los que las mujeres le tienen “mucha bronca” es por el lugar al que llegó Cristina. “¿Qué hace esta mujer en la Presidencia de la República? Eso siempre fue cosa de hombres, las mujeres tienen que estar en el hogar, llevar los chicos a la escuela, atender al marido ¿Y esto qué es? Es una intrusión”, dijo.
Luego, Feinmann arremetió contra los hombres: “¿Y qué le pasa a un tipo?”. “Al tipo peor, mucho peor, el tipo tiene un odio tremendo porque sabe que esa mujer es imposible para él. Por ejemplo, para usted, digamos, eso que José Ingenieros llamó alguna vez “el hombre mediocre”, veamos mujeres imposibles para usted: Charlize Theron, Scarlett Johansson, Marta Argerich, Hiromi Uehara, esa belleza japonesa, la chica esta que hizo (la película) el Cisne (negro), Natalie Portman y Cristina Fernández, mi querido amigo, es imposible para usted”.
“Para usted es tan imposible Charlize Theron o, si viviera, Marilyn Monroe, como Cristina Fernández. Está totalmente alejada de sus posibilidades. Y no sólo eso, usted sabe que está totalmente alejada de sus posibilidades porque es brillante, porque hizo una carrera política brillante, hizo una carrera más brillante que la mayoría y que todos los políticos que están en acción en este momento”, subrayó el filósofo.
“Sé que me va a costar lo que estoy diciendo, pero cuando uno llega a convencerse de algo, ahora lo tiene que decir pero tratando de fundamentarlo. Si uno da los fundamentos racionales por los cuales dice algo, usted me tiene que respetar”, se atajó Feinmann anticipando una ola de críticas por sus dichos.
“Esta lejanía absoluta de la Presidenta de la Nación a usted lo pone mal. Porque usted cree que todas las minas tendrían que tirarse a sus pies. Y sabe que ésta no se va a tirar nunca a sus pies, ni, sabemos, no creemos que se tire a los pies de ningún hombre porque se auto-sostiene y éste es el segundo punto: ¡Qué indignación! Que una mujer sea sustantiva en sí misma. ¿Desde cuándo las mujeres se valen por sí mismas, qué significa esto?”, ironizó.
“Es una alteración total del desarrollo universal de las relaciones entre hombres y mujeres. Las mujeres dependen de los hombres y tienen que seguir así; en cambio, esta yegua nos grita, nos levanta el dedo, nos señala, no puede ser, hay que terminar con esto, tiene que irse”, parafraseó.
“Esto a usted lo pone muy mal. Lo pone muy mal que una mujer más inteligente que usted, que la mayoría de las mujeres, que la mayoría de los tipos que andan por ahí, de esos machos que se reúnen y que están acostumbrados a hablar de las mujeres entre insultos y bajeza, de pronto tiene una a la cual van a poder insultar todo lo que quieran pero no la van a tocar, no le van a llegar. Se van a quedar permanentemente insatisfechos. Es una de las más grandes insatisfacciones la de saber que por más que uno insulte a alguien no lo va a poder ni rozar”, aseguró el filósofo.
“Entonces eso lo llena de odio y no quiere ser gobernado por una mujer. Menos por una mujer que es una mina, que es inteligente, que es brillante y que usted sabe en algún punto donde la verdad ya no la puede ocultar, que es superior a usted. No por casta social ni por nada, no, no, intelectualmente. No todos somos iguales intelectualmente ni afectuosamente o afectivamente. Los seres humanos tienen muchas diferencias entre sí. Todos podemos ser (el nazi Henrich) Himmler, pero la mayoría no lo somos”, dijo.
“El hombre está capacitado para ser cualquier cosa que cualquier coyuntura le exija. Hay muchos hombres que huyen de determinada coyuntura que no quieren correr el peligro de convertirse en lo que no quieren ser”, insistió y agregó: “Ahora, lo que usted quería era ser superior a las mujeres durante todo el transcurso de su vida. Sentirse superior a las mujeres y para eso se casó con la que tiene al lado”, dijo fulminante.
“De pronto aparece esta señora y siente que las cosas han tomado un camino malo”, les dijo a sus oyentes hombres.
“Esta mujer debería irse y que venga un tarado. Mejor si es un tarado”, siguió con su monólogo. “Un tipo que las tenga bien puestas. Y usted va a adherir a un macho como Videla. Esos eran machos. Sabían poner orden. Algunos piensan que esta es la única salida al proyecto que encabeza Cristina Fernández” dijo Feinmann por radio.”

2 comentarios:

  1. Un maestro este Juan Pablo, saben que me caia un poco mal pensaba que era demasiado peronista, y tal lo sea pero tiene sentido comun ha logrado un lenjuage jugado y sincero, que llega a la gente o el pueblo, como prefieran, la izquierda esa dura izquierda, la vanguardia moral de este pais se esta derrumbando por oxidacion no han logrado entender aun hoy lo que es, fue y sera el peronismo y creo en la envidia, este gobierno no es la panaceea socialista le falta mucho, lo se, pero avanzamos y me duele que hoy esa derecha reaccionaria tenga el mismo discurso que la izquierda,se han encerrado en ese circulo intelectual donde el pueblo su pueblo no tiene cabida por que ela voto, entonces ellos los otros estan equuivocados, caen en un iluminismo esteril, necesitamos una izquierda, atenta e inteligente, dinamica, heterodoxa que se mueva en la historia, que no espere el resultado si no que sea protagonista en esta nuestra historia.Y no se molesten con Juan Pablo, argumenten, no con sus dichos o escritos si no con los suyos, el escribe haganlo uds y veremos que argumenracion tiene una base mas solida, si se quiere, pero parafrasear lo que dijo alguien para usarlo en su contra esta medio flojo.

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    1. El señor Ferreyra dice " no se molesten con Juan Pablo, argumenten, no con sus dichos o escritos si no con los suyos, el escribe haganlo uds y veremos que argumenracion tiene una base mas solida..." Su exhortación es sensata, pero inútil. Antes de citar o parafrasear a Feimann, Micucci argumenta y argumenta clara y filosóficamente. Feimann queda reducido a lo que es, otro producto del "relato". Cito: "Algunos pensamos que lo que nos rodea tiene existencia objetiva. Es decir, existe al margen de mis opiniones o percepciones y “aunque yo no esté”. Y esa realidad material debe ser estudiada para conocer sus causas y efectos y sus leyes. No por el mero deseo de conocer sino para transformarla en determinado sentido. Lo anterior posibilita el conocimiento científico de la realidad", afirma Micucci, y yo coincido. Eso es un argumento sólido y eso es lo que deben refutar los que defienden al modelo. Pero no pueden hacerlo porque quedan enredados en sus propias limitaciones ideológicas.
      Alguien que afirma dogmáticamente (después de todo el marxismo es una religión) que la izquierda dura es la "vanguardia moral de este país" (para la derecha liberal la "reserva moral" eran los militares) no hay argumentación racional posible. Un marxista no deja de serlo porque se convenza de su error, porque parte del supuesto de que su doctrina es perfecta. Al marxista no se lo convence. A lo sumo, se lo convierte.

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